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Tambores de guerra
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Al cabo de la calle

Tambores de guerra

Actualizado 23/03/2024 21:17
Francisco Aguadero

Los tambores de guerra empezaron a sonar el martes 12 de marzo del corriente 2024 en la Asamblea Nacional Francesa, cuando aquella dio su visto bueno a una “ayuda ilimitada” a Ucrania que, en última instancia, hasta podría incluir el envío de tropas a ese país. La invasión de Ucrania por parte de Rusia generó una guerra, en suelo europeo, que ya dura dos años y que no se sabe ni cuándo ni cómo va a terminar, pero pinta muy mal. Europa está tomando conciencia de que tiene que implicarse más, para evitar que Putin gane esa guerra.

Los mismos tambores de guerra sonaron el jueves 14 en Bruselas cuando el secretario general de la Alianza Atlántica (OTAN), Jens Stoltenberg, hacía una llamada a acelerar el envío de armamento a Ucrania y el Gobierno danés anunció un plan de refuerzo de la defensa del país que, entre otras cosas, incluye el hecho de que las mujeres también tendrán que acudir al servicio militar obligatorio, algo no solo novedoso, sino impensable hasta hace no mucho. Al día siguiente, el viernes, en Berlín, los dirigentes de Alemania, Francia y Polonia, integrantes del llamado Triángulo de Weimar, acordaron acelerar ese envío de armamento.

La idea de un rearme europeo es algo ya asumido por la mayoría de los líderes políticos de Europa y, al respecto, la ministra de Defensa del Gobierno de España, Margarita Robles, ha hecho una llamada de atención a los españoles sobre la amenaza de una guerra «total y absoluta» por parte de Rusia a la Unión Europea, precisando que “…, un misil balístico puede llegar perfectamente desde Rusia a España». Afirmaciones que hace tomando en consideración las recientes declaraciones de Putin, en las que pone de manifiesto esas posibles agresiones nucleares y una tragedia en suelo europeo de dimensiones colosales.

Tambores de guerra salidos de la 60ª Conferencia de Seguridad de Munich, conocida como el “Davos de la defensa”, celebrada a mediados de febrero y en la que se analizaron los aspectos estratégicos militares desde el punto de vista de Occidente. La tesis barajada en la Conferencia es que, si Rusia logra avanzar en Ucrania, podría extender sus tentáculos a otros países como Moldavia y Estonia sin encontrar una contención convencional suficiente por parte de la OTAN. Y eso, según algunas fuentes, podría ocurrir en el 2026.

De ahí los discursos que venimos oyendo desde hace semanas por parte de dirigentes políticos de la Unión Europea (UE), sobre la posibilidad de una guerra a gran escala en suelo europeo, ante la cual Europa debe rearmarse para ser capaz, por sí misma, de dar respuestas convencionales y contener al expansionismo de Rusia. Estamos en un ambiente prebélico tan preocupante que, fácilmente, aparece el fantasma de una tercera guerra mundial en la que el recurso y posible uso del arma nuclear, podría poner en peligro la seguridad mundial y de la humanidad.

Tambores lejanos, pero también con sones de guerra, son los que se escuchan en el frente opuesto. Para calentar el ambiente prebélico a gran escala, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha redoblado los tambores sacando a relucir la amenaza de la guerra nuclear. Una amenaza que no es ninguna broma ligera.

Tras su reciente victoria en las urnas mediante el simulacro de elecciones, Putin se siente envalentonado para enrolarse en nuevas aventuras y ha dado un paso significativo en la escalada bélica. A la invasión de Ucrania, que antes llamaba “operación militar especial”, ahora ya admite que “estamos en un estado de guerra”. Evidencia tal afirmación la anunciada creación durante el 2024 de dos nuevos cuerpos de ejércitos, reclutando a medio millón de soldados más, con destino a Ucrania y a las nuevas fronteras en el norte con la OTAN. La financiación de la guerra a gran escala contra la Alianza Atlántica Putin piensa pedírsela a los oligarcas rusos.

Tomando en consideración esta sospecha de una gran guerra, los países europeos se han lanzado a un mayor gasto en armamento. Incluso Suiza, secularmente neutral, ha decidido aumentar en un 19% su presupuesto de defensa durante los próximos cuatro años. Pero no será fácil convencer a los ciudadanos europeos, especialmente aquellos que estén más alejados de las posibles zonas de combate, de que hay una necesidad de gastar más dinero en armamento, si esto conlleva sacrificios sociales.

Para mucha gente existe la sospecha de que los discursos belicistas buscan fomentar consensos para incrementar el gasto en defensa que siempre repercute en detrimento de los servicios sociales. Lamentablemente, la ambición expansionista de Putin está haciendo realidad aquel adagio latino: si vis pacem, para bellum (si quieres paz, prepárate para la guerra) que tan antipático nos resulta a algunos.

La situación internacional es complicada, tomando como referencia Ucrania, Oriente Próximo y el Sahel, así como otros escenarios con intensos conflictos armados que no hay que olvidar. Pero no es menos complicada la situación geopolítica, siquiera que sea por la incertidumbre que genera el hecho de que, durante el presente año, la mitad de la población mundial irá a las urnas y se prevé un avance significativo de la marea de extrema derecha que con su nacionalpopulismo jalee y favorezca el crecimiento e intensidad de ese ambiente belicoso que tanto sufrimiento y desastres ha traído a lo largo de la historia. El posible regreso de Donald Trump en noviembre a la Casa Blanca con un programa aislacionista para Estados Unidos vendría a complicar la situación.

Ante esta amenaza de Rusia, el presidente del Consejo, Charles Michel, cree necesario lanzar el debate sobre un "verdadero cambio de paradigma" de la UE en relación con la seguridad y defensa en Europa, llevando a cabo “medidas radicales y concretas". En esa línea, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE debaten en Bruselas el cómo financiar el rearme que se cree necesario. Entre las posibles vías de financiación está el cumplimiento del 2% del PIB de cada país para la defensa, comprometido con la OTAN; la emisión de eurobonos y la participación de la iniciativa privada. Cosa que haría realidad el cambio de paradigma citado: la Unión Europea, creada para la paz, se ve en la obligación de reforzar la política de defensa.

El fantasma de la guerra se está haciendo cada vez más presente y, ante tal situación, bien harían los políticos españoles en rebajar el tono, evitar la bronca permanente y ponerse de acuerdo en las cosas que son importantes para el país y para los ciudadanos. Tendremos que guardarnos de los idus de marzo que, a partir del año 44 a.C. en que se produjo el más importante magnicidio de la historia antigua con el asesinato de Julio César, tienen la connotación de advertir sobre una posible fatalidad que debemos tratar de sortear.

En el pórtico de la Semana de Pasión, escuchemos el Réquiem de Mozart - Lacrimosa:

https://www.youtube.com/watch?v=G-kJVmEWWV8

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© Francisco Aguadero Fernández, 22 de marzo de 2024

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