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Cómo se abordan las adicciones a sustancias y las adicciones psicológicas
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Tratamiento de adicción

Cómo se abordan las adicciones a sustancias y las adicciones psicológicas

Actualizado 21/03/2024 11:32
Adrián Martín

Tanto en las adicciones psicológicas como en las adicciones de drogas, es imprescindible la aceptación y la colaboración de la familia y del entorno cercano

El tratamiento de las adicciones a sustancias y de las adicciones psicológicas difiere, aunque ambos procedimientos terapéuticos tengan puntos en común, como veremos más adelante. Por cortesía de Luis Perez Adicciones, un centro de desintoxicación cuyo psicólogo titular ha sufrido en sus propias carnes (y superado) un problema de adicción, describimos en qué consisten básicamente ambos tipos de tratamiento.

Tratamiento de las adicciones a sustancias psicoactivas o al alcohol

Aunque las adicciones estrictamente psicológicas son complicadas de tratar, la dificultad suele ser mayor en el caso de las adicciones a sustancias. Y es que la dependencia del adicto es doble: física y psicológica. Las fases de un proceso terapéutico de desenganche de drogas, incluyendo el alcohol, son las que siguen:

1. Desintoxicación física

Dependiendo de la gravedad de la adicción y del tipo de sustancia, esta fase puede efectuarse de forma ambulatoria o en régimen de internado en un centro de desintoxicación. El período de eliminación orgánica de la sustancia puede ser de solo unos días o prolongarse durante varias semanas.

En algunos casos, será necesario emplear medicamentos, e incluso drogas de menor potencial adictivo, para reducir y eliminar los síntomas del síndrome de abstinencia física.

2. Tratamiento psicológico

El siguiente paso es el tratamiento psicológico, que es imprescindible. Y es que, además de la adicción psicológica, no es nada raro que el paciente presente patologías mentales asociadas, bien preexistentes o derivadas del consumo de la droga.

Dado que el tratamiento psicológico es similar al que se emplea en el abordaje de las adicciones puramente psicológicas, lo describiremos con precisión en el apartado dedicado a estas.

3. Reinserción social

Una vez recuperado el paciente, es fundamental reintegrarlo en la sociedad. De lo contrario, la probabilidad de que sufra una recaída se eleva notablemente.

Las estrategias de reinserción incluyen acciones de capacitación laboral y la ayuda de profesionales especializados en búsqueda de empleo activa. Digna de mención es la existencia de empresas que disponen de una política social que incluye la contratación de personas que han superado alguna adicción.

4. Control y prevención de recaídas

Este es un periodo especialmente importante. Puede ser necesario controlar médicamente al enfermo, a fin de comprobar fehacientemente que no está consumiendo de nuevo.

Tratamiento de las adicciones psicológicas

El tratamiento de una adicción en la que no interviene una droga corresponde exclusivamente al psicólogo y se basa en la TCC (terapia cognitivo-conductual), cuyas finalidades son:

  • Descubrir cuáles son los patrones de pensamiento y comportamiento disfuncional o negativo y que están relacionados con la adicción.

    Promover cambios en esas conductas y pensamientos, sustituyéndolos por comportamiento y pensamientos positivos.

  • Ayudar a los individuos a desarrollar estrategias para afrontar las situaciones desencadenantes de la adicción.
  • Controlar la ansiedad sin necesidad de recurrir al comportamiento adictivo o a la sustancia adictiva.
  • Identificar las señales que apuntan a una recaída y desarrollar estrategias para evitar esa posible recaída.
  • Conocer las alternativas positivas que sustituyen eficazmente a los comportamientos adictivos.

También es muy útil la TM (terapia motivacional), mediante la que:

  • Con la ayuda del psicólogo, el paciente establece metas vitales alcanzables y realistas.
  • Se le motiva y ayuda para que alcance esas metas u objetivos.

Finalmente, tanto en las adicciones psicológicas como en las adicciones de drogas, es imprescindible la aceptación y la colaboración de la familia y del entorno cercano. En este sentido, nunca debe olvidarse que la persona afectada no es más que un enfermo en proceso de recuperación.