Los políticos, cuando dan lo que no procede, piden votos, y todos los gobiernos lo han hecho cuando empiezan a sentir miedo de perder votantes.
Regalos para los jóvenes
El primer regalo que el Gobierno hizo a los jóvenes por cumplir dieciocho años fue el llamado Cheque Cultural: cuatrocientos euros para que los gastaran en cultura. No sé de ninguno que los invirtiera en libros o se los diera a sus padres para ayudarles a hacer frente a sus gastos durante el curso. La mayoría aseguraban aprovecharlos para asistir a un concierto o para hacer un pequeño viaje, que es cultura, pero para que se la paguen ellos cuando trabajen, que es lo que hemos hecho los demás. Después, para tener un detalle con los que tenían algunos años más, les brindaron la oportunidad de viajar en tren poco menos que gratis, y no sé las veces que algunos fueron a Madrid a ver las luces de Navidad o a darse una vuelta por El Corte Inglés, mientras que los ciudadanos que tenían que desplazarse para gestiones importantes tenían problemas para conseguir billetes. Ahora, la nueva Ministra de Sanidad, promete regalar a los jóvenes, incluyendo a las niñas de catorce años, que son niñas aunque ejerzan de mujeres, preservativos con el pretexto de evitar enfermedades. Pero tengan catorce años, dieciocho o veinte, que eso no viene ahora al caso, no es razón para que los ciudadanos tengamos que pagarles estas cosas: este tipo de relaciones sexuales surgen en fiestas que empiezan con alcohol y terminan con drogas, en macrobotellones y en orgías entre desconocidos que se convocan a través de las redes sociales, y no creo que comprarse unos preservativos les cueste más que copear a lo loco.
Ayudas que no llegan y recortes injustos
Estos días, los enfermos de ELA, sacando fuerzas de flaqueza, han salido a reclamar ayudas que siempre acaban en promesas. Tampoco hay dinero para la investigación de las mal llamadas enfermedades raras, y lo que se hace para intentar buscar soluciones, es, generalmente, gracias a las asociaciones y familiares de las víctimas. Las personas que perciben las ayudas de la Ley de Dependencia se quejan de que cada vez cobran menos y tardan más en cobrar.
Ventajas que acaban en desventajas
Posiblemente, esta costumbre tan repetida como desafortunada, les reporte algunas ventajas electorales a corto plazo. Todavía quedan demasiados ciudadanos que cuando les hablan de dar, ponen la mano aunque se trate de un disgusto. Pero en este caso lo que sin duda conseguirán es que buena parte de nuestros jóvenes se acostumbren a las juergas desenfrenadas, a los placeres sin conocimiento, a no distinguir la libertad del libertinaje, a preferir las fiestas desordenadas a las diversiones responsables, a exigir en lugar de a colaborar, a creerse merecedores de todo sin esfuerzo alguno… y estas malas mañas, antes o después, pasarán facturas que tendrán que pagar ellos mismos, sus familias, los jóvenes que no siguieron sus pasos, los políticos de turno y la sociedad entera. Y los ciudadanos no merecemos que los políticos nos hagan esto por conseguir unos votos que a lo sumo solo les salva una legislatura.
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