Además de las adicciones al alcohol, cocaína, cannabis… tratan las relacionadas con las compras, internet, los juegos online o las apuestas
Un cumpleaños siempre invita a una feliz celebración, pero el de Proyecto Hombre en Salamanca es mucho más, ya que se trata de una ONG que alcanza su 20º aniversario o, lo que os lo mismo, 20 años salvando vidas. Sí, sí, como le leen y les aseguro que no exagero, aunque Mañuel Muiños, el máximo responsable de esta organización, matiza que “hay mucha gente que ha salvado la vida con su esfuerzo, nosotros la hemos acompañado facilitando las herramientas y enseñado a utilizarlas, pero ellos son los protagonistas de la historia. Y esa es la parte buena porque también hay personas que se quedan en el camino”.
Este gallego afincado en Salamanca, que fue nombrado por el Ayuntamiento Hijo Adoptivo de la ciudad, es párroco en tres pueblos (Encinas de Abajo, Cilloruelo y Cordovilla), además acude a dar misa a las franciscas, a las esclavas y es el capellán de la Facultad de Comunicación, por lo que duerme entre cinco y seis horas diarias, aunque asegura que su médico lo tiene controlado.
“Somos una organización que trabaja en la prevención, el tratamiento y la reinserción de las personas con problemas de adicción. Y lo hacemos en tres ámbitos, por un lado, la prevención con menores y jóvenes, algunos que ya están comenzando sus estudios en la universidad o su trayectoria en el mundo laboral, para evitar que acaben teniendo un problema de adicción, es decir, que como mucho haya un uso de sustancias pero no haya ni un abuso, ni una adicción. Por otra parte, atendemos a las personas que empiezan a tener problemas o que ya los tienen por la adicción, en este caso desarrollamos un tratamiento tras valorar su situación en las primeras entrevistas, y a partir de ahí determinamos el programa más adecuado, que puede ser residencial o ambulatorio. Y no podemos olvidar la reinserción socio-laboral, que es una labor vital para completar el proceso de recuperación”, explica el presidente de Proyecto Hombre Salamanca, que también ejerce ese cargo en Proyecto Hombre a nivel nacional.
Pero, ¿de qué adicciones estamos hablando? “Principalmente sustancias, es decir, alcohol, cocaína, cannabis… pero es verdad que últimamente empiezan a llegar personas con adicciones comportamentales relacionadas con las compras, internet, los juegos online, las apuestas…”, detalla Ana Rodrigo, directora técnica de Proyecto Hombre Salamanca.
En este aspecto, Muiños añade que las adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías “terminarán por estallar de una forma importante”. Y es que “están apareciendo ya casos de jugadores y compradores compulsivos online, algo que la pandemia propicio bastante”.
En este sentido, se ha pasado del “ludópata puro que jugaba exclusivamente con las tragaperras” a “la disponibilidad que tienes del juego, de las apuestas, en un teléfono, que te engancha todo el día y te aísla de tu entorno, no quieres salir de la habitación y genera unos conflictos familiares importantes, porque el que juega pierde su carácter cambia y empieza a tener una violencia que va a más por su frustración”.
Rodrigo, por su parte, reflexiona en este punto sobre el papel de las familias: “Yo creo que es un problema de educación muy grande, pero no de educación de conocimiento, sino de crecimiento personal, cómo me relaciono, cómo me conozco e interactúo con el otro. Además, la tecnología nos ha desbordado y es verdad que somos una generación que, por primera vez, se encuentra con algo que nuestros hijos conocen, porque ya ‘nacen’ con el móvil, y que nosotros no sabemos manejar. Nos hemos olvidado de la educación digital y ni somos modelos de referencia, ni estamos educando digitalmente a nuestros hijos para que tengan normas y límites en la red, para que sean respetuosos, para que sepan cómo comportarse dentro de otro mundo diferente al real, que es el digital”,
En su opinión, la clave para las madres y padres es “ser modelos de referencia para nuestros hijos y educar al igual que educamos en el resto de situaciones, porque a los menores ciertos temas les sobrepasan, normalizan la violencia o el sexo que ven en los móviles, y no saben gestionar esos contenidos de una manera adecuada”.
Del mismo modo, nos cuenta que es indispensable que los usuarios acudan a Proyecto Hombre voluntariamente, aunque es habitual que la familia les presione para que lo hagan. “El 99% viene motivado, animado o empujado para que afronten una nueva etapa en su vida, “tenemos que hacerles ver las consecuencias de su situación de adicción, que repercute a nivel familiar, con los amigos que están perdiendo e incluso en algunos casos en el ámbito judicial, en el económico… de hecho, suelen llegar rodeados de un entorno complejo”.
En otros tiempos, como nos detalla Muiños, había un perfil definido del usuario de Proyecto Hombre, sin embargo, ahora “tiene muchas caras el perfil de los distintos consumidores y de hecho ya no hablamos de toxicomanías, sino de adicciones”.
El abordaje de estos problemas se basa en el método educativo y terapéutico de esta ONG, pero adaptado con las nuevas terapias al tipo de adicción. “Vemos las consecuencias pero también las causas para poder hacer un cambio de vida”, aclara.
Proyecto Hombre Salamanca cuenta con 16 trabajadores, 90 voluntarios y más de 60 usuarios: 32 en el centro residencia que se encuentra en la carretera de Alba de Tormes Km2, 21 en el centro de día o ambulatorio, que está en Huertas de la Trinidad Nº2 bajo, y 10 en la fase de reinserción, para la que cuentan con un piso de apoyo a la Reinserción.
No obstante, “hay que añadir unas 20 personas que están en la fase previa, con las primeras entrevistas antes de que ingresen en los programas, aunque está cifra va variando. Y luego están todos los que atendemos en programas de prevención pero eso es muy difícil de contabilizar”, apostilla Manuel Muiños.
Por lo tanto, hay recursos adaptados a las distintas demandas e incluso se hacen intervenciones a domicilio. “Sí, tenemos el programa Trashoguero para dar respuesta a las personas que viven en el medio rural, tienen una adicción y por diversos motivos no pueden acudir a la ciudad a un centro en el que se les pueda ayudar. Nos desplazamos a trabajar allí con ellos en su entorno”.
Y es que, el mundo de las adicciones se puede complicar más aún en el ámbito rural porque “para empezar hay gente que no tienen disponibilidad para viajar a Salamanca, hay pueblos que no tienen autobús en toda la semana o tienen uno a la semana, entonces no pueden venir a hacer un tratamiento, por ejemplo ambulatorio, en el caso de que lo necesiten y luego es verdad que las alternativas de ocio saludable en determinadas poblaciones muy pequeñitas se reducen al bar”, comenta Ana Rodrigo.
De esta manera, Proyecto Hombre se ha adaptado a la demanda social y tiene capacidad para afrontar todo tipo de situaciones relacionadas con este problema de las adicciones. “Cada persona es un mundo, depende del tiempo de consumo, de su situación, de la implicación que tenga en el programa, en el método. Hay gente que va más lenta, otra avanza más deprisa, hay gente que se implica más, frente a otras personas que ponen más barreras, aunque es verdad que nosotros trabajamos para motivar y avanzar en ese proceso, no puedes dejar que la persona se estanque”.
En cuanto a las recaídas, no suelen darse durante el tiempo que los usuarios están haciendo el programa, pero se dan, en algunos casos, una vez que terminan, aunque son poco habituales.
Las reacciones de las personas que logran su recuperación varían. La mayoría suele seguir en contacto con Proyecto Hombre. “Hay gente que llama, que nos felicita, nos valora o que incluso se hace voluntaria y hay otra que hace borrón y cuenta nueva, que quiere olvidarse de esa etapa de su vida porque para ellos ha sido muy dura”.
Por otro lado, esta entidad desarrolla programas de prevención, por ejemplo en el ámbito laboral con empresas a través de charlas de sensibilización y formación a los mandos intermedios, “para que las personas que tengan un problema de adicción puedan salir a hacer tratamiento y eso no conlleve tener una pérdida en su trabajo, Y luego a nivel más escolar trabajamos desde escuelas de madres y padres en la prevención de todo tipo de prevención de adicciones, con la colaboración de colegios, del equipo de orientación que nos llama, de la Diputación en diferentes municipios, de la Junta, los CEAS, las AMPAS…
La ingente labor de Proyecto Hombre en Salamanca, según nos cuenta su presidente, es también compleja por la logística para mantener tres casas, las comidas, los gastos, la plantilla de profesionales… Todo eso “se afronta con la ayuda de las instituciones públicas y con las ayudas privadas de colaboradores y personas que voluntariamente creen y confían en nuestro método y ponen de su parte, además, organizamos algún evento, para intentar sacar fondos. Vivimos un poco de todo eso, más la divina providencia porque hay mucha gente que hace donaciones materiales, el Banco Alimentos colabora mucho con nosotros, algunas panaderías o distintas empresas que con sus productos colaboran. La solidaridad está muy presente en esta casa”.
Y es que “aportar a proyecto hombre no es un gasto, sino una inversión, porque lo devolvemos a la sociedad multiplicado por cinco como mínimo y no es solo material, es esa paz, esa capacidad de que esa persona que antes generaba un conflicto, una situación tensa en su familia, en su entorno, en sí mismo, cambie a una forma de vida totalmente distinta”.
Contactos de Proyecto Hombre Salamanca: 923 202 412, 923 219 980