Cuestión de nivel

Ayer escuchaba las noticias y los medios de comunicación calificaban el cruce de acusaciones, que no debate, que tuvo lugar en el Parlamento entre el Presidente de Gobierno y el Jefe de la Oposición de ‘broco’. No lo entendí que ya que dicho adjetivo, según la Real Academia de la Lengua Española, se refiere a las reses con los cuernos enroscados. Yo lo calificaría de groseros y chabacano que, según dicho organismo, es carecer de educación, ser barriobajero e insolente, adjetivos mas apropiados al caso escasa oratoria de que hicieron gala y la reducida altura política de los dos personajes.

Estos enfrentamientos se hacen ya aburrido, tanto que terminamos por aceptarlos con algo normal cuando debieran ser, en todo caso, la excepción. El socorrido argumento del victimismo está ya muy manoseado, el de ‘y tú más’ ya cansa, las acusaciones sin pruebas están a la orden del día y los juicios mediáticos saturan los platós, los estudios y las redes social. Poca creatividad y cero propuestas, sólo acusaciones, insultos y protestas.

La política se hace contra el otro, no en favor de TODOS los ciudadanos de cuyos intereses reales nuestros representantes están cada vez mas lejos. Tal vez por eso el actor de origen ruso Boris Marshalov decía: ¡El Congreso es tan extraño! Un hombre se pone a hablar y no dice nada. Nadie le escucha…y después todo el mundo está en desacuerdo. En ocasiones tiran de ironía o de sarcasmo, pero hay que reconocer que con muy poca gracias. Tanta que casi se echa de menos el gracejo gallego del expresidente Rajoy: Haré todo lo que pueda y un poco más de lo que pueda si es que eso es posible, y haré todo lo posible e incluso lo imposible si también lo imposible es posible. Deberían aprender de sus mayores y por eso terminará con un ejemplo

Es conocida la antipatía entre el que fuera Primer Ministro inglés Winston Churchill y el famoso dramaturgo y crítico irlandés, George Bernard Shaw. Pues se cuenta que en cierta ocasión con motivo del estreno de una de sus obras teatrales, Shaw escribió a Churchill: Le reservo dos entradas para mi estreno. Venga y traiga a un amigo, si lo tiene. A lo que este le respondió con una nota que decía Imposible estar presente en la primera representación. Asistiré a la segunda, si la hay. ¡Ya no se da este nivel!