“Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”, lamenta
José Javier Román Capillas es el decano del Colegio de Abogados de Salamanca desde hace más de tres años. De todo este tiempo hace balance, analizando como se encuentra el sector en la actualidad y sus principales demandas, en la siguiente entrevista.
Lleva varios años como Decano del Colegio, ¿Qué balance hace de este tiempo?
Algo más de tres años. Sin duda ha sido un período complicado, puesto que empezamos con las limitacioens derivadas de la pandemia (de aforos en los actos, de acceso a los Juzgados, celebraciones de juicios, citas previas…) y cuando volvimos a la presencialidad comenzamos con la lucha por el turno de oficio, empezaron los problemas de las huelgas de los funcionarios y la ralentización de la justicia. Pero afortunadamente empezamos a ver algo de luz al final del túnel.
Familia y Mercantil, el Servicio de Orientación a la Mediación (SOM), o el Canal de Denuncias, entre otros muchos objetivos, como la firma con la UPSA de los Convenios para la Especialización Práctica en Mediación Familiar y Convenio para el Curso de Especialista en Mediación Familiar. También se han firmado convenios de colaboración para facilitar nuestro trabajo ante otras Administraciones autonómicas, distintas de Castilla y León.
Por último, resaltar las excelentes relaciones institucionales del Colegio con las Administraciones públicas, autoridades civiles, militares y con el resto de los Colegios profesionales, con los que se mantene una magnífica relación.
¿En qué punto se encuentra el sector de la abogacía en Salamanca?
En una fase de vuelta a la normalidad en nuestro trabajo, intentando superar las complicaciones generadas por las huelgas y el colapso judicial por la falta de medios tanto personales como materiales en los Juzgados, y adaptánose a diario a los nuevos retos, tanto legislativos como tecnológicos, entre otros, mediante formación continua que se recibe en los numerosos cursos organizados por el Colegio, y por los Consejos de la Abogacía.
¿Cuáles son los principales problemas que sufre el sector?
El principal problema ahora mismo es la falta de medios en Justicia que provoca retrasos importantes y desconfianza en el ciudadano (que al final es el mayor perjudicado por la situación). Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía. Es más difícil que el ciudadano quiera ejercer sus derechos ante los tribunales si se tiene una mala imagen de los mismos.
Además la ralentización conlleva problemas económicos, retrasos en los pagos, no solo a los abogados sino especialmente a los clientes que también quieren cobrar, y a veces el dinero está en las cuentas de los Juzgados paralizado a la espera de la resolución.. Hay retrasos importantes en la tramitación de los procedimientos judiciales, desde la presentación de una demanda, hasta la celebración del juicio pasan meses…
Otro problema es la continua adaptación a los cambios que casi diariamente nos encontramos en nuestro trabajo, desde continuas reformas legistlativas, pasando por la adaptación a las nuevas tecnologías, o las cambiantes demandas de la sociedad, por ejemplo.
¿Sigue el turno de oficio en la complicada situación de hace unos meses?
Hay avances importantes, puesto que prácticamente todas las semanas hay reuniones institucionales entre los representantes del Consejo General de la Abogacía y el Ministerio (incluso ha habido alguna reunión entre el Ministro y nuestra Presidenta, drectamente). Hay buena voluntad política, pero es un problema presupuestario y a día de hoy no están aprobados los presupuestos.
También se están acercando posturas, y llegando a algún acuerdo en otras cuestiones tales como criterios iguales en todas las Comisiones Provinciales para la concesión del beneficio de justicia gratuita, o la reducción de las cargas burocráticas para los letrados y Colegios profesionales, instrumentos que protejan la calidad en el trato a los profesionales… no solo es un problema económico.
Las reivindicaciones de contenido económico, es decir, una retribución digna, subida de baremos y actualización automática, pago de todas las actuaciones realizadas, desplazamientos de los letrados a partidos judiciales (que los abonan de su bolsillo en muchas ocasiones), la cesión de espacios y medios necesarios para desarrollar su trabajo, en los partidos judiciales… implican un coste económico condicionado por los presupuestos.
Las pensiones y la jubilación también es un tema que preocupa y ha llevado a concentraciones por parte de los letrados…
Efectivamente, aunque es un problema en el que la Mutualidad, con el apoyo del Consejo General, está trabajando con el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social para buscar alguna solución que permita la integración en el RETA de todos aquellos ejercientes que lo soliciten, pero que no afecte al resto de los integrantes de la abogacía que no quieran integrarse en el sistema público.
¿Cuáles son las principales demandas del Colegio de Abogados?
Al Ministerio de Justicia más medios personales y materiales. En Salamanca, la creación de un nuevo Juzgado civil, pues el volumen de asuntos que se tramitan es muy elevado lo que provoca retrasos en los procedimientos, como antes he explicado. A las aministraciones públicas, en general, una mayor colaboración con los profesionales y simplificar los trámites, menos escribir y más trato directo para solvertar los problemas, en beneficio de los ciudadanos. A éstas alturas, que siga existiendo la cita previa no tiene sentido, y es un ejemplo.
Hay muchos más letrados y pleitos que hace años. ¿Es más fácil o difícil ser abogado ahora?
Sin duda es mucho más difícil. Hace años, todos nos conocíamos y nos respetabamos, los acuerdos entre compañeros siempre se cuplían sin necesidad e firmar ningún documento. Actualmente eso se va perdiendo. La masificación implica una mayor desconfianza entre compañeros pues a muchos ni tan siquiera los conoces. Asimismo la globalización de la profesión, con la celebración de juicios telemáticos, hace que se pierda el trato humano.
Por último, unas palabras para la sociedad.
Pedir mayor confianza en la Justicia y, sobre todo, en los abogados, que estamos para ayudar y solventar problemas. También, mayor empatía y comprensión con nuestro trabajo, que entiendan que la solución a la mayoría de los problemas no depende solamente del abogado, que hace lo imposible por solventarlos, pero que hay otros factores que no dependen de nosotros, como antes he dicho. Y que no olviden que, junto con otros operadores jurídicos, somos esenciales en la defensa de la independencia del poder judicial, fundamental para garantizar el estado de derecho.