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Paco de Lucía entre dos aguas
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Al cabo de la calle

Paco de Lucía entre dos aguas

Actualizado 24/02/2024 07:54
Francisco Aguadero

El espíritu de Paco de Lucía, que sigue presente en todas partes, nuevamente se adueña de Nueva York, en el décimo aniversario de la muerte del genio. La presencia de este gran músico se palpaba el pasado día 20 en la Gran Manzana, cuando la ciudad de los rascacielos se vestía de flamenco, para hacer un homenaje al compositor universal. El guitarrista genial no solo creó piezas musicales, también construyó un lenguaje musical propio.

Paco de Lucía, el genio del flamenco, nació el 21 de diciembre de 1947 en Algeciras, España, y falleció el 25 de febrero de 2014 (66 años) en Playa del Carmen, Quintana Roo, México, debido a un infarto agudo de miocardio. En el flamenco lo fue todo, entre otras cosas, dominó a la perfección la técnica y el encanto de la guitarra española, llevó la improvisación al flamenco como nadie, convirtió la fusión con otras músicas en una de sus señas de identidad, arriesgó al máximo hasta crear el lenguaje flamenco que conocemos hoy día, descubrió el cajón peruano y lo incorporó como cajón flamenco. “El sentido del perfeccionismo que tengo me da más sufrimiento que satisfacciones”, una de sus frases que define la intensidad de su entrega.

Francisco Sánchez Gómez, más conocido como Paco de Lucía (porque Lucía era el nombre de su madre) fue un músico universal. El mayor guitarrista de toda la historia y el mejor compositor español de los últimos tiempos. Él refundó el toque flamenco y lo elevó a las cumbres artísticas más altas, evolucionándolo y haciéndolo crecer, mezclándolo y fusionándolo con otros tipos de música de raíz, como el jazz o el blues y la bossa nova. “No hay dudas: el flamenco necesita del corazón”, decía convencido. Quizás por eso, dicen los entendidos y compartimos los admiradores, que Paco siempre está en la cima.

La búsqueda y la creación de un lenguaje musical propio, fue la labor más dura y perseguida de Paco de Lucía a lo largo de muchos años. Pero el espíritu y la impronta de su toque ya se puso de manifiesto en la niñez, cuando a los siete años empezó a tocar la guitarra y a los catorce grabó su primer disco, junto a su hermano Pepe, cantaor, dándose a conocer como el dúo “Los chiquitos de Algeciras”. Y que enseguida, ambos, primero Pepe y luego Paco, se marcharon como dos niños chicos a Nueva York, donde entraron en contacto con el gran guitarrista español Agustín Castellón Campos, con nombre artístico “Sabicas” que con su arte había conquistado aquella ciudad. En aquel contexto y tras escuchar los entendidos las notas de Paco de Lucía le dijeron algo así como: “muchacho tienes potencial para la creación, más allá de la interpretación, ve a por ella”.

Tal capacidad e ingenio de Paco de Lucía para la creación y la composición, quedó puesta de manifiesto en su primer disco en solitario de larga duración: “La Fabulosa Guitarra de Paco de Lucía” (1967), cuando estaba a punto de cumplir los veinte años. Con un apabullante dominio técnico, la presentación de acordes desconocidos hasta entonces, una pulsación firme y vibrante y un destacado sentido rítmico, algo que siempre le apasionó, el ritmo, de ahí su interés por la música afrocubana. Y todo ello, sin perder ninguna de las raíces flamencas ni el sentido respeto a una tradición artística que siguió renovando, refrescando e integrando con otros tipos de música en un claro mestizaje musical.

Era Paco de Lucía un cantaor frustrado, que solo se lanzó al cante en determinadas ocasiones, como en la celebración de un cumpleaños de su madre. Nunca dejó de ser el músico de pueblo que comenzó en su niñez. No tuvo estudios formales, porque viene de una familia andaluza humilde, así que, de forma autodidáctica aprendió en casa a tocar la guitarra, con la ayuda de su padre que era guitarrista aficionado y que le ilusionaba el que sus hijos progresaran en el flamenco.

Quienes le conocieron de cerca, dicen que este genio tenía una personalidad muy definida. Hombre de pocas palabras, pero de gran camaradería, con mucho humor, muy humanista. Algo que él mismo confirma: “La guitarra me ha ofrecido la capacidad de poder expresarme sin utilizar la palabra”. Su producción discográfica es ilustrativa de su carácter: virtuosismo, silencios, timidez y vergonzoso palpable. Manifestaba sin pudor que cuando tenía que dar un concierto “iba cagado de miedo”.

No resulta fácil destacar algo de los genios, porque no se puede abarcar todo, máxime cuando hay un límite de espacio. Corres el riesgo de dejarte fuera algo importante y de máximo valor para el propio genio, para sus admiradores o para sus críticos. En el caso de Paco de Lucia, nos atrevemos a destacar cuatro aportes significativos al flamenco y a la música en general: nuevos acordes, la guitarra flamenca como solista, la fusión con otros tipos de música y la incorporación del cajón como instrumento vital para el flamenco.

La rumba más universal de Paco de Lucia es “Entre dos aguas”, esa que pasó a ser leyenda porque, con ella y entre otras cosas, el compositor catapultó el flamenco a escala universal, gracias a la fusión con otros ritmos y tipos de música. Su origen fue fruto de la creación básica y de la improvisación. En 1973 Paco de Lucía tenía 26 años, llevaba meses trabajando en la producción del vinilo “Fuente y caudal” para el que le faltaban unos minutos de grabación, pero no era cosa de esperar. Sacó un registro del archivo, al que no le había dado más importancia y en el mismo estudio de grabación improvisó los arreglos oportunos, como complemento para que el disco pudiera salir. Eso que parecía tan insignificante, cambió el curso de su vida y el devenir del flamenco.

Pero el éxito de esa rumba flamenca instrumental de seis minutos se hizo esperar. “Fuente y caudal” fue un disco sin pena ni gloria, que no vendió más de 300 copias y, consecuentemente, enseguida quedó descatalogado. De pronto apareció el poder de la comunicación y las relaciones para el éxito, de la mano del periodista Jesús Quintero, aquel que muchos le conocíamos por su programa radiofónico de “El loco de la colina”. Quintero, representante o manager de Paco de Lucía en aquella época, creía en las posibilidades de “Entre dos aguas” y decidió que tomara vida propia con la edición de un single que, en 1974, se difundió por las emisoras de radio y de Televisión Española (TVE). En el mismo año se vendieron 300.000 copias, se situó en los primeros puestos de ventas y en 1976, fue single de oro.

La presencia de Paco de Lucía en los escenarios iluminaba el espíritu de los presentes. Esa fue mi sensación cuando en 1991 le vi y escuché en el Teatro Bulevar de Torrelodones, donde grabó e interpretó por primera vez su versión del Concierto de Aranjuez. Nosotros tenemos que dejarlo aquí, pero el legado de este gran genio tiene cada vez más vida y, a buen seguro, tuvo mucho que ver en que la UNESCO incluyera al Flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 16 de noviembre de 2010.

Les dejo con Paco de Lucia y Entre dos aguas:

https://www.youtube.com/watch?v=2oyhlad64-s

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© Francisco Aguadero Fernández, 23 de febrero de 2024

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