La hija de Luis Miguel Dominguín y de Lucía Bosé ha hablado de su infancia y de la muerte de su hija.
Lucía Dominguín ha participado esta semana en el programa de entrevistas 'No le mientas a Pinocchio' junto a Silvia Tarragona y Ana Alós, y se ha sincerado como pocas veces. Desde su infancia, sus padres y hasta su hermano, Miguel Bosé, no se ha dejado nada en el tintero y ha hablado como pocas veces antes ha hecho.
"Mi madre era una mujer muy generosa, demasiado, lo decíamos todos, lo dicen hasta mis hijos, tenía unos agujeros en las manos, todo lo que podía te lo daba" aseguraba Lucía, quien también habló de lo mal que lo ha pasado toda su familia a lo largo de su vida con historias que nunca desvelará públicamente por una cuestión de "dignidad".
En cuanto a su padre, le recuerda como un ser "cachondo, con un sentido del humor impresionante" algo que ha heredado de él, al igual que sus hijos, quienes han sacado ese carácter jocoso de su abuelo. Además, destaca que su madre siempre fue más estricta que su padre: "Ha sido muy dura como madre, pero eso es bueno, así soy yo. Vivió en una época muy dura, la posguerra y la posguerra española".
Eso sí, la empresaria no tiene dudas de que sus padres, Lucía y Luis Miguel Dominguín "eran una pareja espectacular y curiosa" y, con esa forma de hablar que siempre le ha caracterizado, bromeaba con que "lo raro es que yo haya podido nacer en una pareja así, con un torero y una actriz".
La pintora también aseguraba que "todas las pérdidas son duras, ninguna es natural, que se haya muerto mi madre, que la echo mucho de menos, mi hija, que la echo muchísimo de menos ni mi padre. Este año ha sido muy duro para mí" confesaba, metiéndose de lleno en un tema que nunca ha querido tratar públicamente: la muerte de su hija.
"A mi hija le agradezco lo que me ha enseñado, el valor que me ha dado y la demostración de amor que me ha dado en el momento de irse. Es muy fuerte, cómo te levantas por la mañana, pensar que uno de tus hijos se va, te mueres por dentro en todos los sentidos. Pero no puedes, tienes que seguir para adelante, tengo otros hijos, ahora tengo un nieto nuevo que es divino, no me lo quiero perder. Hay que superar esa parte porque hay seres que te quieren y tienes que luchar por ellos. En España no sabemos vivir con la muerte" confirmaba.
Lo que Lucía tiene claro es que a sus hijos les ha dado todo el amor de su interios: "Mis hijas dicen que han sido las niñas más contentas en su infancia, nunca nos han visto pelearnos y es verdad, nunca nos hemos peleado delante de ellas". Nada que ver con lo que le tocó a ella vivir: "La relación que tenían mi padre y mi madre ha sido dura, yo no me he enterado de la mitad de las cosas, pero si ha pasado algo tan duro como Miguel cuenta, es que él era el elegido, el primogénito, al que le contaban las cosas, mi madre se apoyaba en él".
Y que para la empresaria "mi hermana y yo vivimos lo mismo que él, pero cada uno lo vivimos de una forma, no es que lo suyo sea mentira o lo mío, cada uno pilla la situación de una manera".
Por último, Lucía nos habló de su hermano y de los proyectos laborales que ha hecho en los últimos años, asegurando que "me gusta más el documental este que ha hecho, más que la serie, porque la serie no la puedo ver, lo reconozco" ya que "veo a mi madre representada por una persona que no es mi madre, con unos vestidos que no se ponía mi madre. Veo a mi padre tan déspota y tan machista, yo no lo he vivido así, ni la casa".
Bastate crítica, Lucía dejaba claro que la serie que muestra la vida de su hermano "está contando una vida, pero no es la mía, y yo no quiero. Tengo mis recuerdos y son bonitos".
Eso sí, valora la memoria que tiene su hermano a la hora de recordar detalles tan concisos del pasado: "La cultura de mi hermano es alucinante, o sea yo me he perdido en mi vida y de la vida de mis padres la mitad, él la ha vivido y tiene una memoria histórica alucinante".