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Telas aéreas, la acrobacia de moda entre los salmantinos
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Telas aéreas, la acrobacia de moda entre los salmantinos

Actualizado 16/02/2024 14:50
Redacción

Esta disciplina circense gana discípulas que quieren aprender a volar a la vez que mejoran su fuerza y flexibilidad.

Hasta un año en lista de espera. Cada vez más personas quieren aprender telas aéreas en Salamanca, una disciplina deportiva y artística que consiste en desarrollar coreografías y acrobacias en el aire con largas telas como único soporte.

Detrás de Telas Aéreas Salamanca está María Martín Fernández, la profesora de este taller que se imparte en Al Margen. Lleva desde abril de 2021 enseñando la técnica en el espacio autogestionado; actualmente tiene 45 alumnos, de los cuales solo cuatro son hombres, cifra a la que hay que sumar las personas que se apuntan a los talleres puntuales de fin de semana. También forma a niños en colegios de Salamanca y Béjar. La demanda no para de crecer por parte de los salmantinos, cautivados por la fuerza expresiva de la danza a varios metros de altura. María Martín enumera alumnos de los beneficios de esta disciplina: “La tela tiene una parte de propiocepción (percepción inconsciente de los movimientos y de la posición del cuerpo, independiente de la visión), de, conciencia corporal, de ser consciente de dónde está tu cuerpo cuando estás boca abajo… Es muy completo y muy complejo. Cualquier otro deporte tiene solo una parte de coordinación motriz o de lateralidad”.

Rocío Marcos, profesora en Aerial Fit, explica que las telas no son deportes de impacto y se trabaja intensamente desde el core. "Por ello vamos a lograr fortalecer nuestra musculatura, proteger así nuestras articulaciones y todo esto nos va a permitir seguir entrenando a lo largo de los años. Además, se trabaja la flexibilidad. Esto nos ayuda a ampliar nuestro rango de movimiento, a mejorar nuestra postura y, en definitiva, a reforzar nuestra salud articular".

¿Es necesario estar en forma para empezar a practicar telas aéreas? María tiene clara la respuesta: “Yo cuando empecé no había hecho deporte en mi vida”. Aunque reconoce que la fuerza y la flexibilidad previas ayudan. El perfil de alumnas es muy dispar. Tengo de 50-55 años y de 17. Tengo estudiantes que se apuntan mientras estudian su carrera y mucha gente de entre 30 y 35 años que están asentadas en Salamanca. Es una manera de ocio para salir de la rutina”.

Las alumnas de Aerial Fit también son de todas las edades: de 6 a 60 años. "Los beneficios para los niños que empiezan pronto son muchos. Mejoran y desarrollan su coordinación, atención y concentración. Ambas modalidades hacen que sean muy conscientes de su cuerpo en todo momento, trabajando desde la memoria y potenciando estos tres campos tan importantes".

Cristina González tiene 23 años y es una de las alumnas de María. Después de practicar distintos estilos de danza a lo largo de toda su vida, hace tres meses se atrevió a probar las telas. "Antes de entrar tenía muchas inseguridades con respecto a lo que era capaz de hacer con mi cuerpo, me lesioné hace un par de años practicando otro deporte y, desde entonces, he tenido mucho miedo de hacerme daño otra vez por cualquier cosa. Gracias a las telas y, sobre todo, gracias a mi profe María y al clima que crea entre las compañeras y su forma de enseñar he vuelto a confiar en mi cuerpo y en lo que soy capaz de hacer".

Medio centenar de alumnas suben hasta cinco metros y medio de altura, la distancia que permite el techo de Al Margen. María aclara que practicar telas aéreas no es peligroso. “La persona que enseña tiene que saber a qué nivel está cada alumno y proponer ejercicios para cuidar y evitar que pueda caer. La tela tiene una evolución muy larga, se trabaja con seguridad la mayor parte del tiempo al principio. Según vas avanzando, tu fuerza es mucho mayor y tu dominio técnico también, trabajas cosas más libres que tienen más riesgo. Es más peligroso que un deporte corriente, pero utilizamos colchonetas y en iniciación trabajamos a baja altura”.

Cristina recuerda que el primer día estaba asustadísima y no sabía si iba a ser capaz ni de subirse a la tela, pero poco a poco le ha ido perdiendo el miedo. "Yo hacía años que no hacía un puente o que me preparaba para abrirme en Split, que son cosas que entrenaba y hacía de pequeña y pensaba que nunca iba a poder recuperarlo. Hay días que las cosas no salen o bien porque estás más cansada físicamente o porque ese día tu cabeza dice 'no'. Pero entrenar con las compañeras y con la profe la verdad que ayuda mucho a no frustrarse. Gracias a las telas estoy reconectando mi cuerpo con mi cabeza, recuperando la seguridad en mí misma. Las telas me han ayudado mucho en mi proceso de empoderamiento".