Quien dejó los mejores momentos de la tarde, los más artísticos, de empaque y de los de mayor sabor, fue el sevillano Pablo Aguado. Aguado, sin que la faena de capa tuviera unidad, dejó por momentos detalles de gusto y armonía; así como una media que pedirá pintores
Con excelente ambiente y plaza abarrotada el Carnaval de Ciudad Rodrigo dijo adiós al último de sus festejos serios. Festejo muy esperado por el renombre de los toreros y también por las reses de la familia ‘Capea’ que han triunfado tantas veces en este ruedo.
Se esperaba con suma expectación la presencia de Juan Ortega, sobre todo después de una decisión personal tomada en los últimos meses de no presentarse en el altar a la que en un principio se había comprometido en tierras jerezanas. El morbo mediático rosa acompañó a los medios de comunicación locales y provinciales que compartían espacio en el efímero coso taurino.
Abría la tarde Pedro Gutiérrez ‘El Capea' que además era el ganadero de las reses lidiadas esa misma tarde; mostrando en todo momento su buen oficio, su disposición y sus ganas de agradar al público mirobrigense. El diestro salmantino dejó muy buenos momentos, pero, aun así, como también ha sido la tónica de la tarde, la gente se mostró un tanto fría con su hacer.
Juan Ortega, ‘el esperado’, que hoy era una de las grandes atracciones de un cartel que llevó a Ciudad Rodrigo a gente de la grandeza de ‘El Juli’ (que estuvo disfrutando de espectador) no pudo terminar de lucirse con su astado por su falta de raza y poca fuerza. No obstante, dejo aroma en varios momentos de muleta, matando bien, con lo cual el presidente lo premió generosamente con dos orejas.
Quien dejó los mejores momentos de la tarde, los más artísticos, de empaque y de los de mayor sabor, fue el sevillano Pablo Aguado. Aguado, sin que la faena de capa tuviera unidad, dejó por momentos detalles de gusto y armonía; así como una media que pedirá pintores.
Con la muleta toreó con rebajo, con gusto, de manera muy espaciosa y con elegancia, recibiendo todos los detalles. Lo más importante fue la serie al natural, quedó su sello; la pena fue que con la espada se mostró deficiente.
Muy bullicioso y animoso se mostró el triunfador del Bolsín taurino, Diego Mateos, que se hizo jalear por su disposición, por sus formas y ganas, que en definitiva es lo que se le pide a un joven que se inicia en esta profesión. Al respetable le gustó su labor, al final todos tan contentos.
Ciudad Rodrigo cerró su edición de Carnaval quedando para el recuerdo un montón de detalles. El 25 ya está aquí, comenzó la cuenta atrás para la próxima cita.
Plaza llena con tarde de buena temperatura.
Ganadería de "El Capea"
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