El competidor salmantino lo ha logrado en la modalidad de Full Contact y es el primer español en hacerlo casi 40 años después
Jaime Lizana es el hombre de moda dentro del panorama local, dado que se ha proclamado campeón del mundo de Kickboxing en la modalidad de Full Contact y es el primer español en lograrlo casi 40 años después. Por ello, el competidor charro ha compartido sus impresiones con SALAMANCArtv AL DÍA: “Estoy arrancando la nueva temporada porque me tomé un descanso largo y sigo asimilando todo lo que ha pasado. Me ha cambiado un poco la cabeza en los objetivos y mi futuro tras conseguir el reto más grande que tenía. Quiero mejorar cosas. Esto era algo impensable, creía en ello… pero es una verdadera pasada y la cabeza siempre quiere más. Siento que he cerrado un hito en mi carrera y eso va a quedar para la historia, he pasado a otro nivel de competición y se abre una nueva etapa”.
Por otro lado, el atleta salmantino ha incidido en que “es muy guay poder repetir lo que hizo el seleccionador nacional hace 36 años y es un orgullo para mí por todo lo que he trabajado. Hace poco he estado con él y ha habido mucha gente que ha visto todo el proceso, en el que las derrotas han ocurrido y esto es un logro conjunto de todos los que estamos en el mundillo”. Asimismo, el luchador ha añadido que “la temporada 2024 va a ser parecida a las otras, pero si me salen retos como algún título del mundo sí que se puede mirar. Me ha cambiado la forma de plantearlo porque ahora mismo soy el top 1, el rival a batir y debo mantenerme. Tengo que dejar claro al resto que ganar el Mundial no ha sido casualidad”.
Además, Jaime Lizana va a vivir en sus propias carnes el sueño americano dentro de muy poco: “Voy a ir a Estados Unidos para pelear en K1 durante una velada en Las Vegas y será un gran reto. Tengo que meter nuevas reglas a mi manera de pelear y me vendrá bien como experiencia. Iré con el equipo de Estados Unidos y es una oportunidad bonita más allá de no ser en Full Contact, estaré en desventaja… pero me va a abrir la mente. Todo esto será del 13 al 23 marzo”.
Sin embargo, el sueño olímpico, al menos de momento, tendrá que esperar y el salmantino ha indicado que “tenía muchas esperanzas puestas y te llevas el chasco, ya que estar en unos Juegos es algo que queda para siempre. Tampoco hay que olvidar el tema económico porque ayuda un montón y esos años me habría dedicado exclusivamente a entrenar y pelear. No hay aspiración olímpica, aunque puedo hacer más peleas profesionales y mejorar en lo económico por otro lado”.
Hablando del dinero, Jaime Lizana ha comentado que “eso ha ido aumentando conforme he ido logrando cosas, pero tras ganar el Mundial sí que hay más compensaciones económicas si me conceden premios. Las medallas tienen una cantidad estipulada, aunque tardamos un año en recibirla y hasta finales de este año no lo recibiré. A nivel de sponsors sí que tengo que contar con más publicidad porque habrá más patrocinadores y es algo que abre camino”. Mientras, el kickboxer se ha querido acordar de los suyos: “Mis padres, hermanos y amigos cercanos han visto toda la parte negativa, los cortes de peso, que te pueden llegar a crear hasta un trastorno alimenticio porque nos pesamos cada día que peleamos. No es como en la UFC, por ejemplo. Eso es lo más jodido que hay en todo el mundillo y no solo lo pienso yo. Te deshidratas, lo pasas mal, no puedes comer y es duro. He llegado a perder 10-11 kilos en un año. Mi gente se ha alegrado mucho y raro es el día que alguien no me felicita por lo que he hecho cuando salgo a la calle. Eso es algo que me llena un montón y dicen que soy una inspiración”.
Por otro lado, Jaime Lizana compagina el deporte de contacto con el estar en el Ejército en Salamanca: “Tengo suerte de que hay un convenio y los que estamos en la lista del Consejo Superior de Deportes contamos con una serie de facilidades. Yo voy a trabajar, pero tengo permiso para las competiciones o entrenamientos y puedo solicitar ciertas cosas. Es complicado estar yéndote 20 días de obra y luego a un Mundial. Hay otra gente que curra en una fábrica y debe pedir vacaciones, recuperar horas… y eso hace que se desmotiven antes. Me tienen muy valorado en el Ejército porque llevo la bandera del Regimiento a los campeonatos, me dan ayudas del Ministerio de Defensa y no tengo queja alguna”.
Con respecto al futuro, el charro ha mostrado su hambre al decir que “hasta los 37 años quiero alargarlo. Son 10 años más. Han sido 10 años para crear al deportista y quedan otros 10 para forjar a la leyenda. Quiero hacer algo que no haya hecho nadie y que sea mi legado. Si estoy en condiciones, seguro que todo esto se prolonga”.