Experta en economía social, Purificación Morgado Panadero, profesora titular del departamento de Derecho del Trabajo y Trabajo Social y decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la USAL, explica los pormenores de este tipo de entidades, de las que en Salamanca destacan las de servicios, las agrarias y las de trabajo
Solidaridad, igualdad y democracia interna son algunos de los principios básicos del cooperativismo, entidades sin ánimo de lucro en las que los trabajadores son sus propios empresarios y todos los socios tienen el mismo poder. En Salamanca, tanto en la capital como en la provincia, existen muchas cooperativas de distintos tipos, sobre todo de servicios, agrarias y de trabajo. Funcionan “bien”, son unas entidades que “en la línea de lo que son las políticas sociales son el modelo a seguir” y en principio en el futuro “habrá más”. Así lo asegura Purificación Morgado Panadero, profesora titular del departamento de Derecho del Trabajo y Trabajo Social de la USAL y decana de la Facultad de Ciencias Sociales.
Experta en economía social, dentro de la que se encuadran las cooperativas, Morgado explica que las cooperativas son unas entidades sin ánimo de lucro, que surgen inicialmente basadas en los principios cooperativos. Principios elaborados por primera vez por los llamados pioneros de Rochdale, que eran unos tejedores de franela. “Lo que pretendían era eliminar intermediarios, de tal forma que los productores fueran los propios trabajadores, que no hubiera un empresario, si no que fueran los propios trabajadores los empresarios”. Esos principios cooperativos que ellos iniciaron, que son principios fundamentalmente de solidaridad, de igualdad, de democracia interna, finalmente fueron adaptados por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) -máximo organismo en materia de cooperativa- y se aplican a todas las cooperativas, son los principios de su funcionamiento interno: adhesión voluntaria y abierta; gestión democrática por parte de los asociados, participación económica de los asociados; autonomía e independencia; educación, formación e información; cooperación entre cooperativas y preocupación por la comunidad.
“Las cooperativas se basan en esa idea, que los propios trabajadores son sus propios empresarios, de tal forma que entre ellos hay una igualdad, uno de los principios democráticos más importantes es el de un socio un voto; por lo tanto, a diferencia de lo que sucede en las sociedades de capital, donde la gente toma las decisiones en función del número de acciones que tiene, es decir, en función del capital que tiene, aquí no, aquí se hace en función del trabajo que realiza, de tal forma que todos tienen el mismo poder, por decirlo así, la misma capacidad de decisión”, explica Purificación Morgado.
Otro de los principios que tienen es el de puertas abiertas; “cualquier persona que reúna los requisitos puede entrar a formar parte de la cooperativa y también en principio podría salirse, aunque que las normativas establecen ciertos límites para que no se pueda ir cuando quiera, son obligaciones”.
Estas son las características más generales que tienen las cooperativas, aunque “actualmente, el desarrollo de la economía de mercado ha hecho que las cooperativas sean entidades muy parecidas a empresas de capital, pero sí es cierto que su funcionamiento interno tiene que estar gestionado por esa vía”.
Otra de las características que tienen, por ejemplo, es que los socios son los que conforman los órganos de gobierno de la cooperativa. Concretamente, el órgano de gobierno es el consejo rector, que está integrado por socios de la cooperativa. “De tal forma que es un derecho y una obligación, es decir, todos los socios son electores y elegibles, nadie puede negarse a formar parte del consejo rector si lo eligen".
La cooperativa también puede tener trabajadores asalariados, “no solamente son los socios los que realizan el trabajo, sino que las cooperativas también pueden actuar como empresarios, contratando a trabajadores y en ese sentido tienen una serie de derechos que no tienen trabajadores en otras empresas, ya que reciben una parte de beneficios de la cooperativa y también pueden ser parte del consejo rector”.
En Salamanca hay muchas cooperativas, principalmente a nivel local, pero también en la provincia, “son principalmente de servicios y cooperativas agrarias. También de las denominadas cooperativas de trabajo hay bastantes”. Las de trabajo “son las más parecidas a cualquier empresa, podríamos decir, de carácter capitalista, porque son cooperativas que realizan bienes y servicios para ponerlos en el mercado. A veces, desde fuera no se aprecia que es una cooperativa, pero lo son”.
Las cooperativas “funcionan bien”. Morgado destaca que, dentro de lo que son las políticas de fomento de empleo, desde las instituciones públicas, tanto a nivel nacional, a través del Ministerio del Trabajo y Economía Social, y también a través de las propias consejerías de la Junta, se establecen muchas ayudas para la creación de cooperativas. “Hay muchas subvenciones para poder crear una cooperativa. De hecho, una de las medidas que se utiliza es la capitalización por desempleo, la posibilidad de que una persona desempleada pueda solicitar el desempleo de una sola vez y pueda entrar a formar parte de una cooperativa”, explica.
Existen ayudas en ese ámbito y “también, desde el punto de vista de lo que sería a efectos fiscales, tienen muchas bonificaciones y en el proceso de constitución, todo lo que son gastos notariales e inscripción en los registros y demás, también tienen bonificaciones en los tributos”. Todo esto hace que “lógicamente lo que es la constitución de una cooperativa sea mucho más barata que la constitución de otra empresa, por todas esas ayudas públicas que se pueden obtener”.
Y luego, está el funcionamiento; “funcionan realmente desde fuera en igualdad de condiciones que una empresa capitalista, lo que pasa es que tiene esas peculiaridades en cuanto a los principios cooperativos que rigen en lo que sería la actividad interna”.
Para los socios, evidentemente, también tiene ventajas, porque “tienen una serie de beneficios económicos y sociales”. Y es que las cooperativas "funcionan también como un mecanismo de desarrollo en entornos rurales y en los entornos en los que están, porque no solamente crean empleo, sino que también benefician el entorno, que es otro de los principios cooperativos: la necesidad de repercutir sobre el entorno, de dedicar parte de su beneficio a desarrollar el entorno en el que se encuentra. Eso también beneficia a la sociedad y al socio en general”.
En cuanto a la legislación, hay dos leyes: la nacional (ley 27/99) y la propia de Castilla y León (la ley 4/02). “Lo característico de las cooperativas es que tenemos una ley estatal y leyes autonómicas". Las autonómicas regulan las cooperativas que se constituyen en una comunidad autónoma y que desarrollan la mayoría de sus actividades en esa comunidad, pero si el desarrollo tiene un importante porcentaje de actividad fuera, deben regularse por la ley estatal. “Es algo llamativo porque normalmente cuando hay leyes autonómicas no hay leyes estatales. No se tiene muy claro si la ley de cooperativas es legislación laboral o mercantil. Siempre se ha pensado que es una legislación aparte de la laboral y de la mercantil, que son competencias del Estado. Y el hecho de que haya leyes autonómicas es porque el Tribunal Constitucional determinó en una sentencia que no eran legislación ni laboral ni mercantil, que era una legislación especial y por eso las comunidades autónomas han podido legislar", explica Morgado.
La vertebración principal de la ley de cooperativas estatal y de las autonómicas es similar, "no hay grandes diferencias. El problema estuvo en cuando se determinó cómo iban a coexistir, cuándo se aplica una u otra, pero con ese criterio de que la mayoría de la actividad se desarrolla en una comunidad, con la ley autonómica, si la actividad es superior o cuandose constituyen por socios que están en distintas comunidades autónomas, aplicamos la estatal. Pero en principio no hay mucha diferencia entre una y otra”.
Las cooperativas tienen futuro, al menos así lo cree Morgado. “En el entorno en el que nos estamos moviendo, creo que las cooperativas cada vez tienen un mayor desarrollo”. En este sentido, señala que la idea que se tiene de las cooperativas como entidades pequeñas “no es cierto. En España tenemos la mayor cooperativa del mundo, que es Mondragón, que engloba un montón de cooperativas de distintas características, es una unión de cooperativas podríamos decir”.
“La idea de las cooperativas en entornos pequeños de desarrollo rural como mecanismo de fomento de empleo, por ejemplo para personas que tienen problemas de inserción en el mercado, como pueden ser mujeres, personas en zonas rurales, en zonas donde no hay muchas posibilidades de empleo, está ahí”. Pero sí que es cierto que “las cooperativas cada vez más desarrollan actividades que son muy interesantes desde el punto de vista, por ejemplo, de la justicia climática, del trabajo decente, todos esos principios subyacen en las cooperativas ya, es decir, en la línea en la que van ahora todas las políticas de transición justa, de justicia climática, de trabajo sostenible, de trabajo decente”.
Todos esos principios son principios cooperativos, “están en su base, por lo que las cooperativas ya tienen asimiladas todas esas líneas de políticas públicas en las que se están avanzando ahora mismo tanto a nivel internacional como a nivel nacional. Todas las directrices de cómo deben ser los trabajos y demás, que marca ahora la OIT o la UE, están en la base de lo que son las cooperativas”. Por este motivo, “evidentemente tienen un camino más andado que otro tipo de instituciones, porque las cooperativas son ahora un pilar fundamental en el empleo. Habrá más cooperativas en un futuro”.
La tendencia también es la unión de cooperativas. Además, destaca, que “hay mucho movimiento ahora también con todos los temas de los PERTES de la Unión Europea; los hay específicos en materia de economía social, en materia de cooperativas, es decir, la Unión Europea va a destinar importantes cantidades de dinero a todas estas cuestiones de la economía social y de las cooperativas".
Además la cooperativa “actúa muchas veces también como mecanismo en aquellos casos en los hay problemas para insertarse en el mercado laboral, para ser un trabajador por cuenta ajena, y la gente decide formar una cooperativa y crear su propio puesto de trabajo de forma que eres empresario y trabajador al mismo tiempo, o sea, una alternativa al trabajo por cuenta ajena, que a veces no permite dar cabida a todas las personas que están demandando empleo”. El desarrollo del autoempleo, no solamente es de un trabajador autónomo, sino también a través de las figuras societarias como son las cooperativas.
Por todo ello, Purificación Morgado quiere destacar que “las oportunidades que representa para los socios el formar parte de una cooperativa tiene una serie de beneficios, una serie de derechos que a lo mejor en otro tipo de entidades no tienen, sobre todo esos valores de igualdad, de democracia que existe dentro de la cooperativa y que, en la línea de lo que serían las políticas sociales de empleo más utópicas, evidentemente la cooperativa sería el modelo a seguir con en esa igualdad que propugnan y que llevan a cabo”.