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¿Cuándo recibió Béjar el título de ciudad?
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Béjar

¿Cuándo recibió Béjar el título de ciudad?

Actualizado 03/02/2024 09:40
Redacción

La localidad al sur de la provincia utilizó sus influentes personajes para conseguir la concesión de esta distinción de la reina Isabel II.

Si buscamos en la Real Academia de la Lengua la definición de ciudad nos encontramos esta como primera acepción: Conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas. Pero si descendemos hasta la quinta, vemos que la RAE acepta que ciudad se refiere al título de algunas poblaciones que gozaban de mayores preeminencias que las villas. Y en esta es donde podemos englobar a Béjar.

Desde el año 1850, el municipio textil cuenta con el título de ciudad, concedido por la propia reina Isabel II, pero ¿cómo se logró? Y sobre todo ¿Cómo fue posible en un plazo de unos pocos meses? La historiadora bejarana Carmen Cascón nos ayuda a encontrar respuesta a estas preguntas gracias a sus investigaciones sobre este tema.

La Béjar de 1850

Según nos detalla Carmen, 1850 fue un año marcado por grandes noticias. La villa se encontraba inmersa en la industrialización, contaba con una población de 4.393 personas y “se pagaban impuestos al estado por valor de 170.000 reales, el negocio fabril marchaba a buen ritmo y no dábamos abasto para alojar a inmigrantes en busca una vida mejor”. La burguesía bejarana, que empezaba a proliferar, quería dar un aire moderno a la villa y además “para defender sus intereses industriales en Madrid, Béjar contaba con un diputado en el Congreso, bien progresista, bien conservador, según los vaivenes políticos”, que como explica Carmen Cascón, era una muestra evidente del poder e importancia de la ciudad.

Dos expedientes, un mismo fin

Cascón nos sitúa en 1849. “Es entonces, cuando el filósofo Nicomedes Martín Mateos redactó un informe para demostrar la abolición de los señoríos y demostrara la independencia de la población y de su industria”, indica esta historiada, que pone en liza otro personaje clave, José Sánchez-Ocaña: “Este hombre había nacido en Béjar en 1798 y fue diputado en varias ocasiones por el partido moderado. De su lealtad a la corona daban buena cuenta las cruces de Carlos III e Isabel la Católica que lucían en su pecho, y sus cargos de Director de Contribuciones Directas y Director General del Tesoro”. Según indica Carmen, en un acta del ayuntamiento de 1850 Sánchez Ocaña ofreció “la probabilidad de conseguir de S.M. la real gracia de que esta noble, leal y antigua Villa reciba el dictado de Ciudad que merece su población y el renombre de su industria fabril de lanas” y la corporación aprueba la puesta en marcha del proyecto. Según los cauces oficiales se debía redactar un expediente para el gobierno civil y la Comisión nombrada al efecto, liderada por el bejarano Ezequiel Illán, en un proceso largo y costoso. Este primer informe llegó en abril a la Diputación Provincial siguiendo el cauce establecido por la administración. Esta institución debía aprobarlo y elevarlo al ministerio, quien lo tendría que dar por bueno.

Pero hubo otro informe directo y extraoficial que sería más rápido y que fue el que firmó la reina: fue redactado en Béjar en pocos días por un buen conocedor de la Historia de Béjar y llegó directamente al despacho de Sánchez Ocaña, quien lo envió al ministro de Gobernación, Luis José Sartorius, conde de San Luis, y de ahí a Isabel II. Ambos expedientes presentaban las excelencias de la población, su historia y su lealtad a la Corona. En este deseo se encerraba un interés fundamental: dar relevancia al lugar de nacimiento de tantos personajes relevantes, pero también ensalzar sus paños, el centro de su motor económico.

El título de ciudad se firma el 27 de mayo de 1850 en el Palacio Real. Ese mismo día el ministro de la Gobernación escribe una carta a Sánchez Ocaña para darle la noticia. En la misiva se alude al papel que Béjar jugó en la primera guerra carlista como defensora de la reina gobernadora M.ª Cristina y de una reina niña Isabel II. Para la lectura del Real Decreto en público se organizó un festejo para el 17 de junio.

¿Cómo afectó este título a la ciudad?

La historiadora nos detalla que la ya ciudad de Béjar “impulsó sus transformaciones durante las décadas siguientes en la educación (fundación de la Escuela Industrial gracias al ministro Reynoso), la industria y la mejora de los servicios en general, sin dejar de lado el aumento de la conflictividad social, las huelgas y la formación de sociedades obreras”. Pero el final de esta secuencia trae un giro inesperado: “Lo que nadie podía suponer entonces es que esos vivas a la reina se transformaran 18 años más tarde en un ¡Abajo los Borbones!, esa procesión entusiasta en una revolución, que el lienzo de Isabel II sería descolgado de los muros del ayuntamiento, y que Sánchez Ocaña, depuesto de su ministerio de Hacienda, tuviese que esconderse. Había comenzado la Revolución Gloriosa de 1868”, cuenta con una sonrisa Carmen. Pero eso, ya es otra historia