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Necesidades infantiles y problemas en la primera infancia (0-6): Los celos entre hermanos
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Necesidades infantiles y problemas en la primera infancia (0-6): Los celos entre hermanos

Actualizado 26/01/2024 15:42
Félix López

Con la vuelta al curso seguimos con este empeño de revalorizar la maternidad, la paternidad y la infancia. Nos quedan dos textos de este periodo: los celos y el mal llamado conflicto de Edipo, que veremos en la próxima semana.

Los celos, entre hermanos o en la pareja tienen muy mala prensa. Es un error. Los celos son una emoción útil que, como toda, son resultado de la experiencia de la humanidad a lo largo de la filogénesis. El problema es si son irracionales y en, determinadas personalidades, desencadenan conductas irracionales o violentas.

Entre hermanos pequeños son lógicos durante un tiempo, hasta los 6 años más o menos. Su origen en la primea infancia es una consecuencia de lo que le cambia la vida con el nacimiento de un hermano menor.

El sistema de relaciones familiares cambia, porque el hermano mayor deja de ser el centro de referencia. Los celos se manifiestan en que aumenta las conductas de apego y exigencias a la madre. Pude llegar a manifestar una clara rivalidad con el pequeño.

-En efecto, en una familia típica, el sistema familia deja de ser una triada (padre, madre e hijo) y pasan a ser cuatro, una tétrada (padre, madre, hijo primero e hijo segundo). Si usted hace un cálculo, en la triada las interacciones solo tienen tres posibilidades de interacción, mientras en la tétrada pasan a ser seis.

-En segundo lugar, sabemos que normalmente la madre dedica menos atenciones al hijo mayor que antes, le considera mayor y le exige, corrige y castiga más.

La respuesta normal del mayor suele ser aumentar las demandas a la madre, las positivas y las negativas. Al mismo tiempo, tiene sentimientos y conductas celosas hacia su hermano. Puede además mostrar otros muchos síntomas como no querer ir al colegio, rechazar comida, interponerse entre la madre y el pequeño, volver a orinarse, etc.

Ante el pequeño el mayor suele tener conductas ambivalentes: sentirse orgullo del hermano ante otros niños o familiares o rechazarle, acariciarle o tener pequeñas agresiones, etc. En realidad los celos son compatibles con esta ambivalencia porque es posible que , a la vez, le quiera y lo rechace, según el momento. Esta ambivalencia es un buen signo de elaboración de los celos. Si el rechazo o agresiones son constantes el pronóstico es peor.

Por eso hay que preparar al mayor antes del nacimiento del pequeño, hacerle ver el lado positivo de tener un hermano y que participe en la preparación, visite al pequeño en el hospital y vaya con su padre a buscar a la madre y al pequeño. Así construye antes el lado positivo de la ambivalencia.

Los celos se pueden agudizar cuando el pequeño adquiere nuevas capacidades como hablar, andar, etc., porque vuelve a llamar la atención de los demás. La atención es una de los refuerzos positivos que más valoran los niños o niñas y tenerla que compartir les molesta.

Poe eso no hay que considerar al mayor más grande lo que es y seguir prestándole mucha atención, la madre, el padre y familia.

Entre los factores que pueden agudizar los celos están errores de los padres, como compararlos con frecuencia, considerar al mayor más grande de lo que es y aumentar las exigencias, dejar de tratarle como el niño que es, no atenderle de manera adecuada o no darle protagonismo, etc.

Si son del mismos sexo la competencia puede ser mayor, mientras que la identidad distinta favorece tener un lugar más propio en la familia.

Otros factores de riesgo que pueden acrecentar los celos son los conflictos de autoridad-rebeldía y las rabietas de las que ya hablamos.

Los niños deben aprender con palabras y obras que los padres los quieren incondicionalmente a cada uno, porque queriéndoles “del todo” a cada uno como son, no pueden querer más a uno u a todo.

No se reparte el apego, como podemos hacer con los objetos, se vive con toda intensidad con todos y cada uno.

De hecho los niños y niñas aprenden, según su edad, a cuidarse y apoyarse, usarse como base de seguridad, consuelo, refugio y ayuda.

Debemos fomentar el sistema de cuidados entre los hermanos desde la primera infancia, un sistema que lamentablemente está en crisis entre adultos (López, 2021)

Lo normal es que ambos hermanos se acaben aceptando, queriendo y apegando entre sí y se sientan unidos dentro de una familia que les cuida, protege y ayuda incondicionalmente.

Por cierto, los celos en los adultos depende mucho de la historia de pego que tuvieron en la infancia: el apego seguro hace más improbables los celos irracionales y la violencia, el apego inseguro genera más celos irracionales y más violencia ¡Qué importante es la primera infancia!

Félix López Sánchez

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