El torero extremeño, que cumple veinte años de alternativa, repasa sus tardes de triunfo en La Glorieta, además de recordar la gran faena al toro 'Madrileño' de Vellosino.
Miguel Ángel Perera cumple este 2024 veinte años como matador de toros. Dos décadas en la cima del toreo, pero con los pies en la tierra para continuar evolucionando en su profundo concepto del toreo. En la primera parte de esta entrevista concedida a SALAMANCArtv AL DÍA, Perera manifestó su ilusión por arrancar esta especial temporada en la plaza de toros de Valero, donde el próximo lunes toreará el tradicional festival.
En esta segunda parte de la entrevista, el torero extremeño aborda su relación con Salamanca, una tierra a la que le une, además de su vínculo familiar, un estrecho lazo profesional que manifiesta orgulloso en sus declaraciones. En el recuerdo aún perdura su última gran faena en La Glorieta frente al toro 'Madrileño' de la ganadería Vellosino, uno de los cénit de su temporada.
- Miguel Ángel, a parte de su vínculo familiar, Salamanca siempre ha sido una tierra en la que ha firmado grandes faenas y se le ha respetado como merece. ¿Así lo percibe usted también?
- Absolutamente. Para mí es una delicia torear en Salamanca por todo esto que estamos comentando y también por el recuerdo que tengo de tantas tardes importantes aquí, ya sea en La Glorieta o en otras localidades de la provincia. Me siento un torero querido, valorado y, como bien dices, respetado, muy del gusto de la afición salmantina como el concepto que ella tiene del toreo lo es mío también. Hay una identificación entre Salamanca y yo y eso se nota luego en la plaza.
- Entre los aficionados todavía se recuerda su tarde en La Glorieta con ese 'Madrileño' de El Vellosino. Con el paso de los meses, ¿cómo ha digerido esa tarde y esa faena en concreto?
- Fue una de esas tardes que te deja un poso de verdadera satisfacción artística y personal. Porque sucedió en el mejor momento de una temporada que, en su conjunto, disfruté mucho, en la que me reencontré con sensaciones de las que me llenan y me refuerzan de verdad. Suponía, además, mi regreso a Salamanca después de algunos años sin venir y aquél fue un toro muy importante por exigente y por bravo. Un toro que, si no te coge en ese momento que digo de verlo muy claro y disfrutar mucho, te desarma y te desborda por muchos años que lleves en esto. Porque te puede sorprender ese caudal de bravura y de entrega, pero exigente porque el toro no regaló nada. Luego lo dio todo, pero antes tuve que poderle con una firmeza total, sin fisura alguna porque un toro así no te permite el menor resquicio de duda. Me exigió, como digo, pero también me dio mucho, tanto como yo a él para que luciera y el público disfrutara con una de esas conjunciones tan redondas que se dan muy de vez en cuando. Sí, es una de esas faenas en las que piensas y que repasas cuando llega el invierno, todo se para y tienes más tiempo para recordar y repasar lo vivido.
- ¿Ha sido su tarde más importante en La Glorieta?
- Cuando menos, una de las más importantes desde luego. No soy mucho de rankings, la verdad, pero, en cuanto a emoción, a exigencia, a la satisfacción interior que te deja, a cómo sientes que la gente la vive y a valoración y repercusión entre los profesionales, los aficionados y los medios de comunicación, desde luego que sí está entre mis tardes más redondas en La Glorieta.
- De cara a este 2024, y tras los grandes triunfos del año pasado en los que da sensación de no tener techo aún, ¿Qué Perera podemos esperar
- Ojalá que, como mínimo, el del año pasado en cuanto a tener la posibilidad de disfrutar en la plaza tanto como lo hice en 2023. Esto es cuestión de muchas cosas: de que te den el sitio que te mereces, de que te embistan los toros y, por supuesto, de que uno mismo vaya encontrando esas sensaciones tan especiales, esa frescura que es el poso que te dan los años, ese verlo claro y, por tanto, de sacarle todo el partido posible al mayor número de toros. Por desgracia, la recompensa en cuanto a presencia en algunas de las primeras ferias del año no está siendo la que esperaba y, aunque tampoco es nuevo en mi caso, me rebela y me confirma que, una vez más, todo va a depender de mí mismo y de cada tarde en la plaza. Como digo, no es nuevo, forma parte de aquello que siempre me ha acompañado, pero no oculto cierta decepción porque esperaba mayor sensibilidad por cumplir veinte años de alternativa y después de una temporada como la pasada.