Para retomar los temas actuales en este mi "charro de dos orillas", hoy vuelvo a reflexionar sobre los populismos con una pequeña crónica de algo que acaba de pasar en México.
La verdad es que lo de mexican es para disimular… O para seguir jugando al clickbait… En este año mucho más decisivo de lo que creemos, hay tantas elecciones en el mundo y tantos populistas –con banderas religiosas, nacionalistas o con hoces y martillos, da igual, populistas son todos y no en su acepción en la lengua inglesa, que es positiva–, que Dios, o Nietzsche nos cojan confesados… O nos agarren, para que de este lado del charco el texto sea también para todos los públicos.
Pero bueno, a lo que iba: para que vean que los acosos a los poderes judiciales definen a estos populismos –no soltarlos, como en España, es otra forma de acoso– en México acaba de tomar posesión como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación una mujer que no es que sea cercana al presidente y su partido, es que era –tal vez siga siendo– militante del partido, abierta activista del mismo y, como detallito, hermana de quien es hoy por hoy alcalde de esta ciudad en la que vivo. Esto último no es que esté prohibido, pero un poquito chirriante sí es.
La señora ministra es la primera que ha llegado al encargo nombrada directamente por el Ejecutivo –el Presidente– porque en el Legislativo no se pusieron de acuerdo (el presidente debe mandar una terna; si esa no sale, manda otra y, si no, ya él designa; ¿qué hizo? Mandar ternas “polémicas” [estoy siendo educado] y no permitir ningún tipo de acuerdo o negociación de los suyos; o era una suya o era una suya).
Ya nombrada, en su discurso de aceptación se autocalificó como “ministra del pueblo”, concepto que, curiosamente, habia aparecido en la propaganda diaria del presidente. Yo, que leo periódicos, no había visto el término antes de ese momento, por lo que pareció campañita para “posicionarlo” –el concepto y, de paso, a ella–: de Primero de Goebbels, vamos...
La guerra es evidente y es de propaganda... Eso sí, la oposición acá sigue en lo apocalíptico –aunque el futuro pinte para ello, la percepción general hoy en día no es esa–; por ello, sigo pensando que el humor, la mala leche pero con jiribilla (retranca), sería la mejor arma...
De hecho, al partidominante no dejan de llegar “restos” de otros naufragios tildados a diario por parte del presidente y los suyos de puras cosas malas –que en general ameritarían juicio penal–; sin embargo, quedan purificados por morenizarse; el partido se llama Morena (MOvimiento de REgeneración NAcional) algo que, por supuesto, no alude subliminalmente a la Virgen de Guadalupe, también conocida como la Morenita del Tepeyac, la Virgen Morena...
Por esto de la purificación, sería todo un punto –puntada, en el habla de acá– que la candidata de la oposición soltase, así como preguntando: oiga, Presidente, qué le parece si nos afiliamos todos a Morena y disolvemos los partidos... Así seríamos todos buenos y puros y ya podemos ponernos a arreglar México...
Si me toman la idea, espero royalties…
@ignacio_martins
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