Nos enteramos por la BBC y la CNN que un grupo de investigadores chinos ha logrado clonaron al primer mono al que han puesto por nombre ‘Retro’ curioso nombre que remite al pasado cuando en realidad se trata del mayor avance en este tipo de ingeniería genética. Un éxito después de 113 intentos frustrados que en su mayoría fueron abortos o fetos malformados que murieron a las pocas horas. ¡Qué lejos queda ya aquel año 1996 en que conocimos a la oveja Dolly!
Con anterioridad los científicos habían logrado clonar terneros, conejos, cabras, ratones, incluso perros… mas de 20 especie; entonces ¿por qué es tan importante que el mono ‘Retro’ haya sobrevivido? Pues porque se trata de la especie de simio más parecida a los seres humanos. Y la pregunta es obligada ¿esto nos acerca a la posibilidad de poder clonar humanos?
Bueno pues unos dicen que no y otro que sí. Pero en el supuesto de que la respuesta fuera sí, es decir, que técnicamente fuera posible, y parece que lo es, la siguiente pregunta es más inquietante ¿para qué?
Si los mamíferos clonados han servido para estudiar en ellos diferentes enfermedades que nos afectan a los humanos, si han servido y sirven para extraer de ellos órganos vitales y trasplantarlos a pacientes críticos, si han servido para probar la eficacia de ciertos medicamentos antes situarlos en las farmacias a nuestra disposición; en la mayoría de los casos a sido a costa de sus propias vidas. ¿Los clones humanos los utilizaríamos con los mismos fines?
Bueno tal vez podríamos clonarlos en gran número y mandarlos a morir por nosotros a las guerras, aunque tal vez llegarían a enfrentase a clones creados por el enemigo. Quizás los podríamos usarlos para realizar trabajos de alto riego: viajar al espacio, trabajos con materiales tóxicos, apagar incendios o manejar materiales perjudiciales para la salud. Porque serían sólo productos de laboratorio, como los simios, no serían humanos y por tanto material desechable.
En mi opinión si hiciéramos eso, considerarlos sólo productos y no humanos, nosotros perderíamos nuestra humanidad. Porque a nosotros no nos ha hecho humanos la evolución genética, esta nos hizo homínidos como los simios, la humanidad nos llegó cuando hicimos uso de la inteligencia, de la conciencia y de la capacidad para evaluar nuestras acciones futuras. En definitiva hemos llegado a ser humanos porque somos capaces de establecer relaciones sociales, de imaginar, de crear, de convivir, de construir culturas, eso es lo que nos distingue, lo que nos hace únicos, lo que nos hace humanos.
¿Serían los clones capaces de todo eso o nunca llegarían a humanizarse? Porque al igual que para clonar un simio hay que utilizar un embrión de simio, para clonar un humano habría que utilizar un embrión humano y entonces… ¿Serían humanos? ¿Cuántos embriones humanos se necesitarían para lograr que uno de ello llegara a término, 100, 200, 300…? Y si llegarán a humanizarse ¿en que se diferenciaría el fabricante de lo fabricado?
De momento parece que la posibilidad de clonar seres humanos está aún lejos y que existe un amplio consenso en que sería poco ético y, además, está prohibido por la ley en muchos países. Pero una máxima en la investigación tecnológica dice ‘el poder implica el deber’ o en otras palabras ‘es obligado hacer todo lo que es posible hacer y experimentar sin límite alguno para la libertad’. ¿Creen que algún país del mundo renunciaría a disponer de clones humanos desechables para combatir en sus guerras?
La sola posibilidad ya resulta amenazante, pero hay que empezar a inquietarse porque podríamos llegar tarde, como tal vez nos haya sucedido ya con la Inteligencia Artificial, con la manipulación genética de especies y de animales extinguidos; y tantas otras cuestiones. Nuestro futuro está indisolublemente unido a la tecnología, no hay vuelta atrás, pero hay que tratar de reflexionar sobre qué futuro queremos, no sea que nos que su velocidad nos arrolle.
Porque los avances técnicos y científicos tienen sus propias dinámicas. Los investigadores se preguntan cómo hacerlo, pero raras veces por qué hacerlo.
El periodista estadounidense Sydney J. Harris, escribió: El verdadero peligro no es que las computadoras comenzaran a pensar como los hombres, sino que los hombres comenzaran a pensar como las computadoras. Y eso es lo que podría suceder si no tomamos medidas.
Las nuevas generaciones viven inmersas en un universo tecnológico y pretendemos prepararlos para el futuro con herramientas analógicas. Les explicamos el cómo se hacen las cosas, pero no les enseñamos a preguntarse el por qué hacerlas. Deberíamos recordar las palabras de psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard, Howard Gardner: La irrupción de las nuevas tecnologías nos obliga a educar a los niños de forma distinta. No sea que algún día se vean desplazados por los monos sapiens.
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