Así, en las llanuras con un paisaje uniforme dominado por cultivos cerealistas, las vías pecuarias ayudan a mantener hábitats diversos, cuyo alcance comentaremos en los apartados siguientes.
En las montañas mediterráneas, la repercusión de las vías pecuarias se ve disminuida por el hecho de estar inmersas en el variado mosaico que forman los distintos componentes del paisaje en estas zonas.
Al contrario de lo que sucede en las llanuras, con un número reducido de tipos de hábitats o componentes territoriales, las zonas de montaña mediterránea, en especial las de la vertiente levantina, presentan un mosaico de “grano fino”, con variedad de teselas formadas por cultivos, olivares, viñas, terrazas, muretes de piedra, bosques, pastos y zonas de matorral, entre otros.
Las vías pecuarias confundidas en este conjunto en el que abundan ribazos y resto de vegetación natural, ven reducido su papel como soporte de diversidad biológica y, en consecuencia, es también menor su contribución a la conservación de especies.
Imágen: Santiago Bayón Vera Cañada Real de la Plata. Fuenterroble de Salvatierra (Salamanca)
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