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Diáspora y riqueza del talento
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Al cabo de la calle

Diáspora y riqueza del talento

Actualizado 13/01/2024 09:36
Francisco Aguadero

España está perdiendo talento. En los últimos años, centenares de miles de jóvenes preparados emigraron a otros países. Esta diáspora, que arreció con la crisis de 2008 y que no ha parado, alcanzó la cifra de 381.000 emigrantes que marcharon de España en el 2021, en el 2022 fueron 531.889 y, mucho me temo, que las cifran del 2023 serán aún más altas. Son más de mil personas yéndose, diariamente, a probar suerte encontrando un trabajo digno en otros países europeos a donde van más de la mitad de ellos, y, la mayoría del resto, a Estados Unidos. Una gran parte son científicos, profesores, ingenieros o técnicos, cargados de entusiasmo, ilusiones y valentía, con ganas de trabajar, hacer y seguir aprendiendo.

Según las estimaciones elaboradas por el programa de investigación en socioeconomía de la Fundación BBVA-Ivie, el valor de ese capital humano que pierde España supera los 150.000 millones de euros, teniendo en cuenta solo las salidas de talento del año 2022. A tenor de las estimaciones del Ivie, la salida de los emigrantes reduce en casi un 1% esa capacidad futura de crear renta.

El talento es uno de los aspectos más definitorios del ser humano en cuanto a su convivencia en sociedad y en lo relacionado con las aportaciones de aquel al mundo en el que vive. Hay una gran cantidad de opiniones y definiciones sobre ¿Qué es el talento? Veremos alguna de ellas, por el momento y para mejor entendernos, acudamos a lo que los lingüistas nos dicen al respecto.

La Real Academia Española (RAE) define el talento con dos acepciones básica: inteligencia, referida a la capacidad de entender, y aptitud, entendida esta como capacidad para el desempeño de algo. Luego establece cantidad de sinónimos o afines de talento como: perspicacia, ingenio, entendimiento, agudeza, intelecto, razón, juicio, clarividencia…, Y, antónimos u opuestos de talento como: torpeza y cortedad.

El talento, inherente al ser humano, viene desde los orígenes de este, acompañándole. Pero es desde 1997, cuando se comenzó a usar la expresión “Guerra por el talento”, que esta palabra y todo lo relacionado con ella, se ha convertido en un factor muy considerado en el mundo de los Recursos Humanos, dentro de las organizaciones y, por supuesto, de un país. Porque el talento es la clave para triunfar en la nueva era, aunque, no conviene olvidar que “El éxito sin honor es el mayor de los fracasos” en palabras del salmantino Vicente del Bosque, seleccionador español de futbol y campeón del mundo.

En la práctica y ante el uso, un tanto indiscriminado, que se hace del concepto Talento, junto con lo visto más arriba, traemos a colación un par de definiciones dadas por referentes autorizados en la materia, en el bien entendido de que hay muchas más. Así, para Buckingham and Vosburgh (2001) "El talento debe referirse a los patrones recurrentes de pensamiento, sentimiento o comportamiento que pueden aplicarse productivamente". Cheese, Thomas, & Craig (2008) dice que "Esencialmente, el talento significa el total de toda la experiencia, el conocimiento, las habilidades y los comportamientos que una persona tiene y aporta al trabajo".

No existe una definición exacta y universal para el talento, mas, tomando en cuenta esos considerandos y muchos más de otros autores, junto con mis conocimientos y experiencias al respecto, me atrevo a decir que para mí el talento tiene un componente de inteligencia natural y de aptitud (conocimientos), otro de actitud y comportamiento, algo de motivación, mucho de compromiso, y un necesario contexto en el que se da o se aplica.

No obstante, cada persona tiene sus propias fortalezas y debilidades, sus particularidades creativas y productivas. Por consiguiente, es importante descubrir cada talento y darle valor a toda persona por lo que puede aportar el equipo, la organización o la sociedad. Porque si en algo coinciden la multitud de diferentes definiciones es en el hecho de que la marcha, el éxito de una organización o de un país, depende de las personas que la componen o de los ciudadanos en su conjunto.

Al respecto, Pilar Jericó (2001) opina que la diferencia en el desarrollo y aplicación del talento por parte de los profesionales, no está tanto en la cantidad y el volumen de conocimientos, sino en la capacidad de aprender y desaprender lo conocido. La misma autora nos habla de seis tipos de talento: directivo, comercial, técnico, operativo, innovador y emprendedor. Para mí, el matiz, que lo hay, entre los dos últimos es muy fino. Por otra parte, el talento existe en numerosos ámbitos del quehacer humano y, por tanto, puedes ser científico, artístico, literario, deportivo, todos ellos con igual validez y reconocimiento.

Pero el talento hay que ejercitarlo y para un profesional bien formado, preparado y muy cualificado, tomar la maleta e irse de España es relativamente fácil, porque allí donde vaya es demandado y considerado, obteniendo reconocimiento, buen salario, independencia, conciliación, estabilidad. Lo peor, lo más difícil, casi imposible, es volver, porque el país que fue capaz de darle una formación de alta calidad y de desarrollar su talento, no es capaz de facilitarle un trabajo acorde ni una vivienda digna donde habitar. Consecuentemente y muy a su pesar, esos profesionales emigrados se quedarán allí con su talento, sin que España tenga ningún retorno de la inversión hecha.

Aunque la movilidad internacional supone un enriquecimiento personal y profesional de gran estima para los expatriados, la fuga del talento es una tragedia para el país donde se han formado y un triste sentimiento de alienación tanto en el país que dejan como en el de acogida. Máxime, cuando la emigración es forzada por la falta de oportunidades en nuestro país, cosa que viene sucediendo, de forma acentuada, desde la Gran Recesión de 2008.

Como mecanismo de lucha contra esa alienación, la nostalgia y el deseo de contribuir al progreso del país que les formó, España, hace ya más de una década que comenzaron a florecer asociaciones de científicos e investigadores españoles en diferentes países. Estas asociaciones se agruparon en el 2018, en la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX) que en la actualidad engloba a 22 asociaciones con más de 4.500 miembros repartidos por 35 países.

Por humanidad, prestigio y economía, los políticos españoles han de abordar el asunto y parar esta sangría que supone la diáspora del talento, creando las condiciones para que no se produzca. Una emigración de signo muy contrario a la que vivimos muchos en los austeros años sesenta, que suponía ingresos de divisas para el país.

Escuchemos a Los chicos cantando ¨Tienes el talento¨

https://www.youtube.com/watch?v=b4UGzPZoIWU&cbrd=1

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© Francisco Aguadero Fernández, 12 de enero de 2024

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