Año convulso este 2024 en el que ya estamos. El mundo es cada vez más complicado, está más dividido, más fragmentado por los nacionalismos reactivados o emergentes. Cada uno encerrado en sí mismo, con acciones o palabras egoístas tales como: mi casa, mis recursos, mi país, mis fronteras, mi espacio vital..., que ponen de manifiesto el individualismo imperante y la escasa fraternidad que practicamos o compartimos.
Arrancamos el 2024 con algunos ecos positivos del 2023 que estaban pendientes de confirmarse: España alcanza record de turistas extranjero, con casi 80 millones de visitantes, superando los 100.000 millones de euros de ingresos por ese concepto. En España se crearon 540.000 empleos y el paro cayó en 130.000 personas, siendo el tercer año consecutivo en la creación de empleo. Datos que dan el pistoletazo de salida a un 2024 que, todo parece indicar, va a ser un buen año para la economía española en general, aunque con algunos baches o sectores menos agraciados. A escala internacional, los analistas se debaten entre quienes piensan que el 2024 será un buen año económico y aquellos que son más pesimistas y no tienen tan claro de que así vaya a ser.
Es pronto para aventurar si se cumplirá aquel famoso refrán campesino que dice: “Año de nieves, año de bienes” porque aún es tiempo de que lleguen las nieves. Tampoco sabemos con exactitud cuándo surgió el refrán, aunque sí sabemos que ya en el siglo XVII se usaba entre la gente y que llega hasta nuestros días con una credibilidad sostenida. En el mundo rural, cuando el año empieza nevando es síntoma de que habrá buenas cosechas porque, gracias a la nieve, la tierra se mantendrá húmeda y esponjosa, las plantas se mantendrán hidratadas, se cebarán los manantiales y proveerá de agua el caudal de los ríos y de los embalses, ahuyentando así la sequía y asegurando el suministro necesario para la población. Esperemos que así sea.
El uno de enero nos despertamos con un terremoto de magnitud 7,6 en Japón que, milagrosamente, solo causó unas decenas de muertos, lamentable, pero muy alejado de los desastres de otros terremotos de esta magnitud que originan miles y miles de muertos. Algo parecido ha ocurrido en Tokio con el choque de dos aviones en el que murieron cinco ocupantes del avión más pequeño, pero no murió ninguna de las 379 personas que viajaban en el avión grande.
Llega el 2024 a un mundo en llamas, como las llamas que destrozaron a esos dos aviones tras el choque. En los inicios del año todas las guerras están escalando, incrementando su locura violenta, disparando fuego a diestro y siniestro. Lo que pone de manifiesto que va a ser un año belicoso en el que la violencia y las armas hagan su presencia, como nunca en lo que va del siglo XXI. El panorama internacional está bastante más complicado de lo que ya estaba en los inicios del 2023. Europa se juega su presente y su futuro en la guerra de Ucrania.
Tal y como están las cosas, el dicho de “Año nuevo, vida nueva” no parece que tenga muchas posibilidades de hacerse realidad para el común de los ciudadanos. Lo que no impide que sí lo sea para personas individuales, porque está más relacionado con la ilusión, con el cambio de actitudes y con los buenos propósitos que siempre se hacen ante el nuevo año. Propósitos que pueden estar dirigidos a conseguir metas en el ámbito personal, profesional o social.
Llamémosle pronósticos, deseos, propósitos, desafíos, o retos, cada uno le pone el grado de creencia o de esfuerzo que considere oportuno, el caso es que el año nuevo nos ofrece una oportunidad de ver las cosas con otra mirada, con nuevas ilusiones y ganas renovadas para afrontar las durezas de la vida y el disfrute de lo que la madre naturaleza y la sociedad nos proporciona.
En relación con la naturaleza, es preciso que durante este 2024, se dé la ratificación internacional del Tratado Global de los Océanos, así como frenar la contaminación del agua existente, ya sea por los nitratos utilizados en la agricultura, la ganadería industrial o las macrogranjas. La aprobación de leyes de Movilidad Sostenible que promuevan y faciliten el transporte y la movilidad de forma fácil, sostenible y económica, es otro de los aspectos fundamentales y responsables para luchar contra la contaminación y por la sostenibilidad.
Por lo que respecta a la vida pública, hay mucho espacio para la mejora. La Real Academia Española (RAE) y la Fundéu han elegido polarización como la palabra del año que acaba de terminar. Ojalá sea despolarización la elegida para el 2024, pero miedo me da que sea crispación la seleccionada a finales de año. A la clase política, aunque no todos son iguales, le pedimos calma y sosiego. Es preciso que abandonen el discurso del odio, que bajen el tono de sus relatos y que den al ciudadano ejemplo de educación, bien hacer y saber estar, poniendo siempre por delante el respeto, la responsabilidad y el bien común. Máxime con la variedad de elecciones que tenemos a la vista.
En este año 2024, más de 3.700 millones de personas, la mitad de la población mundial, medio planeta, serán llamadas a las urnas para votar en las elecciones en alguno de los 70 países que las convocarán, entre ellos Estados Unidos, la India y Europa, cuyos resultados tendrán una incidencia global significativa. En España tendremos las elecciones autonómicas de Galicia, Euskadi y las europeas. Europa se juega la consolidación del proyecto europeo o la refundación, dependiendo de si la ultraderecha se convierte o no en pieza clave del engranaje europeo; India pugna con China por el liderazgo en el sur, y EE. UU, entraría en una fase de descuento para la subsistencia de la democracia en aquel país, si ganara Trump las elecciones. Habrá que estar al tanto, porque el 2024 será un año que pondrá a prueba las democracias en el mundo, ya un tanto debilitadas.
Con estas y otras incertidumbres, problemas o esperanzas comienza el año 2024 y, entre ellas, reflexiones como ¿Cuándo y cómo terminaran las guerras de Ucrania, Oriente Medio y Sudán?, ¿Qué camino tomará la Inteligencia Artificial y cómo afectará a la humanidad?, ¿Cómo se desarrollará y cuál será el resultado, en términos democráticos, de los muchos procesos electorales en marcha?
Desde aquí reivindicamos para este 2024, en forma de deseo, una comunicación más humana, que sea el año del factor humano, por excelencia. Y que sea realidad la llegada de un nuevo Humanismo Cultural y Tecnocientífico.
¡Mucha suerte y éxitos para este 2024!
Les dejo con Los Reyes Magos - Coral Polifónica de Baeza y Vientos del Sur
https://www.youtube.com/watch?v=dmccs25WK5c
© Francisco Aguadero Fernández, 5 de enero de 2024
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