Viernes, 03 de mayo de 2024
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La doble vara de medir de la derecha y sus constantes patinazos
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Desde la Code. Profesor de Derecho Penal de la Usal

La doble vara de medir de la derecha y sus constantes patinazos

Actualizado 06/01/2024 09:16
Julio Fernández

Aunque, de momento, la península Ibérica no ha recibido abundantes nevadas y las navidades no han sido todo lo blancas que hubiéramos deseado, la derecha y la ultraderecha políticas no hacen más que dar patinazos constantemente. Los últimos y más sonados han sido, por un lado, la información por parte del diario catalán “La Vanguardia” de las reuniones que líderes del PP y de Junts tuvieron antes de la constitución de las mesas del Congreso y del Senado fruto de las pasadas elecciones generales del 23 de julio y que los líderes del PP lo negaban al principio y, por otro, las enmiendas a la totalidad a la proposición de ley de Amnistía que han presentado tanto PP como VOX y que el “doberman” portavoz del PP en el Congreso Miguel Tellado ha trasladado a los medios de comunicación en días pasados.

Sabemos, por experiencia histórica reciente, que el PP siempre ha sido capaz de cualquier cosa con tal de gobernar, pero que tanto censuran -incluso convocando manifestaciones y apelando a la unidad de España- cuando lo hace el adversario. Lo hizo Aznar en 1996, donde pactó con CIU y PNV e incluso con ETA, a pesar de que la cantinela de la derecha de entonces había sido la de “Pujol, enano, habla castellano”. De los editoriales incendiarios de los diarios conservadores contra el nacionalismo catalán y vasco antes de las elecciones generales del 96, se pasó a los de “Aznar: estoy convencido de que PP, CIU, PNV y CC podemos ser socios leales y útiles para España, Cataluña, el País Vasco y Canarias” (ABC, domingo 10 de marzo de 1996, una semana después de las elecciones que ganó el PP) o el de “Aznar y Pujol: pacto para la gobernabilidad de España en los próximos cuatro años” (ABC, lunes 29 de abril de 1996). Estoy convencido que Feijóo o González Pons hubieran aceptado las exigencias de Junts de aprobar una Ley de Amnistía si no hubiera pactado con VOX en cientos de ayuntamientos y en varias autonomías un mes antes y si no hubiera sido para el PP absolutamente necesaria la ultraderecha para haber conseguido Feijóo la investidura. El olfato político del presidente Sánchez fue decisivo también para que el PP tuviera una victoria pírrica el 23-J al convocar inmediatamente las elecciones generales después de la debacle que sufrió el PSOE en las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo.

Es normal que Feijóo –líder político que estaba acostumbrado a vencer siempre en su tierra gallega- esté “avinagrado”, con odio y rencor permanente hacia el presidente de gobierno. Sabe que sus estrategias chocan con la inteligencia política de Pedro Sánchez; porque, como se dice coloquialmente, cuando aquél “va a buscar harina, éste ya viene con el pan hecho”.

Por su parte, en las enmiendas a la totalidad a la Ley de Amnistía presentadas públicamente por el PP, quedan muy claras las intenciones de la formación de Feijóo, porque quieren disolver las formaciones políticas que pretendan conseguir la independencia de cualquier territorio español o la celebración de referéndum para tal fin, incluso los partidos que no sean “leales” con la CE. Resulta paradójico que el PP haga estas propuestas cuando sus dirigentes se han negado sistemáticamente durante más de 5 años a renovar el CGPJ como prescribe la Constitución y las Leyes y allí donde gobiernan no respetan muchos de los principios constitucionales, sobre todo los relativos a los derechos y deberes de los ciudadanos o en lo que afecta al cumplimiento de los principios rectores de la política social y económica, ya que están dilapidando las políticas públicas de sanidad, educación, servicios sociales, dependencia, acceso a la vivienda o no respetando la obligación de implementar un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad, porque, no sólo están recortando los impuestos a los ricos sino también concediéndoles subvenciones o ayudas como hace Ayuso en Madrid con las becas a hijos de grandes hacendados con rentas elevadísimas, mientras las recorta a los sectores sociales más desfavorecidos. Si esta enmienda a la totalidad prosperase, ¿habría que proponer la disolución del PP por deslealtad constitucional?

Por otra parte, también aquí hay que recordar que si las conductas punibles por las que ha sido condenado el PP en varias ocasiones, por financiación ilegal al beneficiarse de los negocios corruptos de la trama Gürtel, por la contabilidad paralela que llevaba Bárcenas y que se desarrolló entre los años 1990 y 2009 o por el pago en “negro” de las reformas de la sede del partido en Génova 13, se hubieran producido después de la introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas en el Código Penal, en 2010, una de las penas que le podrían haber impuesto al PP hubiera sido la de la disolución de la persona jurídica, en este caso de la formación política, con pérdida definitiva de su personalidad jurídica, así como de su capacidad de actuar de cualquier modo en el tráfico jurídico, o llevar a cabo cualquier tipo de actividad, aunque sea lícita, como se recoge en el artículo 33.7 b) del Código Penal.

En consecuencia, el PP no tiene legitimidad alguna para dar lecciones de honestidad, transparencia y ética política. Además, muchos de los dirigentes que ocupaban cargos públicos o en la propia formación política en los momentos en que se cometieron los actos de corrupción política, siguen teniendo alguna responsabilidad en la actualidad. El mismo Feijóo ya ocupaba puestos relevantes durante aquéllos años, además de hacerse fotos disfrutando de vacaciones y días de asueto en un yate propiedad de un ciudadano, Marcial Dorado, que fue condenado posteriormente a varios años de prisión, por narcotráfico.

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