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Torrealba, donde la bravura y la calidad van de la mano
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reportaje

Torrealba, donde la bravura y la calidad van de la mano

Actualizado 03/01/2024 12:30
Toni Sánchez

El ganadero Alberto Revesado cría en La Roblicita un toro armónico y de una gran belleza morfológica

La tarde 'primaveral' que se vive en La Roblicita invita a pensar que estamos en pleno mes de marzo. Alberto Revesado abre las puertas de la finca

donde pastan las reses de Torrealba a SALAMANCA AL DÍA. Enclavada en el término municipal de Alba de Yeltes, La Roblicita es un paraíso para las

reses bravas que desde el año 2004 se crían bajo el hierro, en un inicio, de Hermanos Revesado y actualmente con el de Torrealba, tal y como el propio ganadero explica: “Nuestra aventura empieza comprando el hierro y la ganadería Hermanos Martínez Pedrés, cuyas reses son de procedencia Raboso. En 2008 nos planteamos la adquisición de un nuevo lote de vacas y sementales para contar con un segundo hierro en la casa. Por eso compramos parte de la ganadería de Torrealta y herramos por primera vez como Torrealba en el año 2009, eliminando todo lo que teníamos del anterior hierro de Hermanos Revesado”.

Pese a ser una de las ganaderías más jóvenes de la cabaña brava del Campo Charro, en Torrealba tienen las ideas muy claras y la línea a seguir está

muy definida: “No son muchos años los que llevamos como ganaderos, pero sí son suficientes para tener una tipología definida del toro que queremos y unos comportamientos establecidos que marcan el camino de nuestra ganadería”, señala Alberto Revesado, quien preguntado por qué tipo de toro es el que se busca en Torrealba continúa: "Nos gusta el toro bajo de hechuras, musculado, armónico… Lo que es, o lo de que debería de ser un toro de lidia, ni por arriba ni por abajo”.

Como en todos los sectores, la pandemia por el Covid19 afectó sobremanera a los ganaderos de toros de lidia. Torrealba no fue la excepción

y también sufrió los efectos de una devastadora situación, tal y como recuerda el propio ganadero: “Después de once años como ganaderos con el hierro de Torrealba, el año de la pandemia era quizá el que teníamos la camada más larga y preparada para presentarnos en sitios importantes. Sinceramente creo que ya nunca vamos a poder llegar a eso… Todos teníamos proyectos que la pandemia se llevó por delante. Esos toros desaparecieron porque nos asustamos todos mucho y lo que hicimos fue reducir drásticamente el número de cabezas de ganado”.

Alberto Revesado tiene claro el camino que debe seguir al frente de Torrealba: “No queremos aumentar en cuanto a número de cabezas. De momento somos conservadores pero sí creemos que hemos mejorado en cuanto a la calidad del toro. Y no me estoy refiriendo a la calidad del toro para el espectáculo ni de bravura. Me refiero a que si antes un toro con un pitón para arriba y uno para abajo lo aguantabas en la ganadería, ahora

mismo el que no sea guapo no se queda en la finca. Luego hará lo que tenga que hacer en la plaza, pero si no es un toro bonito y armónico no se queda en la ganadería. Filtramos mucho y somos muy exigentes en buscar ese tipo de toro. No queremos tener una gran cantidad, sino calidad, como dicen las empresas productoras de otro tipo de artículo”.

Aunque se busca esa armonía y esa belleza en la morfología del animal que se cría en La Roblicita, al final lo que determina el ser o no ser de una ganadería es su comportamiento en el ruedo de la plaza de toros donde se lidie. En cuanto a los resultados de Torrealba, el ganadero manifiesta: “Esta

mos contentos con el resultado que estamos obteniendo. Es un trabajo que es muy difícil. Esto no es hacer tornillos, pero creo que hemos logrado una regularidad en el comportamiento de los toros. ¿Hay decepciones? Sí. ¿Hay alegrías? También. Pero he de decirte que siempre hemos mantenido un equilibrio de que cuando han salido las cosas bien no hemos tirado fuegos artificiales y hemos seguido trabajando. Pero cuando han salido mal tampoco nos hemos hundido en la miseria y en un pozo. Hay que seguir trabajando pase lo que pase”.

Hasta el momento, los toros criados en La Roblicita han sido lidiados en plazas como Las Ventas de Madrid, Valladolid, León, Soria, San Sebastián de los Reyes… Escenarios de relevancia pero que no suponen un techo para Alberto Revesado, quien siempre quiere subir un peldaño más en esa escalera: “Hemos ido consiguiendo muchas metas pero somos ambiciosos y seguimos pensando en que la calidad de nuestro producto puede

entrar en lugares que nos permitan dar una vuelta de tuerca. Siempre quiere uno más, pero el día que se consiga querremos seguir evolucionando y creciendo”.

Nuestro protagonista se muestra tremendamente humilde al ser incluído en la nómina de ganaderos pertenecientes al campo bravo salmantino: “En Salamanca hay grandiosas ganaderías. Yo me considero un aficionado práctico de ganadero. Respeto muchísimo a todos los ganaderos del Campo Charro, de los de ahora, de los de antes y de los que vendrán. Trato de aprender de ellos de una forma muy discreta y de una forma muy reservada para después poderlo aplicar en Torrealba de la mejor forma posible”.

Alberto Revesado tomó la alternativa el 16 de septiembre de 2008 en La Glorieta de manos de José Pedro Prados “El Fundi” y con José Tomás como testigo, lidiándose reses de la ganadería de El Pilar. Su pasado como matador de toros influye a la hora de ser ganadero de reses bravas, tal y como él mismo nos explica: “Te ayuda a comprender muchas cosas pero también te hace equivocarte en otras muchas. Tú como torero sientes una cosa

o necesitas un cierto comportamiento por parte del toro pero como ganadero eso no te va a servir. Como ganadero hay que ir un punto más allá, por lo que hay que separar mucho lo que has vivido en tu época de torero con lo que percibes ahora como ganadero. El haber sido profesional te ayuda mucho para entender el comportamiento del animal, pero a veces un comportamiento que como torero no lo aceptas, como ganadero sí que te sirve. Hay que ser un poquito visceral y debes saber donde tienes que llegar”.

La tarde cae sobre La Roblicita mientras Alberto Revesado no pierde detalle de todos y cada uno de los animales que pastan en la verde dehesa, que espera una nueva gélida madrugada y un nuevo amanecer con el manto de la cencellada. Un paraíso en el que los sueños de este joven ganadero se perciben a través de su mirada inquieta y en continuo aprendizaje, pero que gracias a su incansable trabajo y dedicación, irán llegando para alimentar su alma y su corazón.

Fotos de Pablo Angular