La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) publica en su web unas recomendaciones para cambiar hábitos.
Millones de personas se marcan una serie de objetivos en el comienzo del año para cumplir durante los próximos doce meses. Unas metas que en la gran mayoría de los casos suelen ir enfocadas a los cambios de hábitos de salud y la mejora del estado físico, emocional e, incluso, laboral. La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) publica un artículo en el que explica las mejores estrategias para cumplir con estos objetivos.
"El propósito es algo muy personal, y debería haber tantos propósitos como seres humanos, porque cada persona es distinta, pero a menudo nos planteamos propósitos inapropiados. Cuanto más genérico sea nuestro propósito, más probabilidades tiene de fracasar", recalca Enric Soler Labajos, psicólogo relacional y tutor del grado de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), quien propone optar por una estrategia distinta para lograr estos objetivos como es la fijación de los "antipropósitos", "y así evitar que un propósito acabe convirtiéndose en un despropósito", añade.
El término antipropósito hace referencia a aquellas acciones y planificaciones concretas destinadas a abandonar un hábito concreto o una rutina que no produce satisfacción o positivismo a la persona.
Según los expertos, como norma general, suele resultar más fácil defenestrar y liberarse de rutinas ya conocidas que adquirir otras nuevas. Principalmente, porque sin la asunción de un nuevo reto o meta al que una persona no se ha enfrentado nunca no se puede conocer el esfuerzo necesario para su logro.
1. La misión del antipropósito: pregúntate para qué te sirve ese antipropósito en este momento. Si la respuesta no es clara y contundente, olvídate de él.
2. Toda decisión ya es una intención: es imposible no proponerse nada. Proponerse no hacerse ningún propósito es un propósito.
3. Pocos, pero interesantes: cuantos menos antipropósitos, mejor. Concéntrate solamente en aquello que te interesa de verdad.
4. Estrategia para su consecución: establece una estrategia para conseguirlo. Si no hay un plan, no hay misión.
5. Objetivos a corto y medio plazo: subdivide el antipropósito en varios objetivos parciales. El cambio progresivo es más factible que el radical.
6. Antipropósitos realistas y medibles: asegúrate de que los objetivos son concretos, realistas, medibles, y prevé un tiempo razonable para conseguirlos. De lo contrario, estás construyendo un despropósito.
7. Persistencia y autopermiso para la recaída: date permiso para no conseguirlo a la primera. Las recaídas son oportunidades para remontar.
8. La liberación de dinámicas como herramienta. Es más fácil liberarse de dinámicas que no te aportan nada, o incluso te perjudican, que adquirir nuevas. Soltar lastre es un buen antipropósito.
9. Foco en las metas propias: olvida los propósitos de los demás. Cada uno tiene los suyos. Si por casualidad coincides en algún objetivo con alguien de tu entorno, compártelo. Eso os ayudará a motivaros para conseguirlo.
10. Disfrutar del presente y del camino: el mejor propósito es proponerse que las previsiones para los próximos 365 días no arruinen el momento presente.