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¿Inteligencia? Lo dudo
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¿Inteligencia? Lo dudo

Actualizado 21/12/2023 15:59
Manuel Rodríguez Fraile

Hace unos días en muchos medios de comunicación pudimos ver y leer la noticia de que una Inteligencia Artificial es era capaz de predecir que una persona va a morir antes que otra en un futuro próximo. Esta noticia ha producido cierta alarma, pero la cosa no es para tanto.

El caso es que un equipo de investigadores en tecnologías de la Universidad Técnica de Dinamarca, ha ‘entrenado’ a una Inteligencia Artificial (IA), a la que llaman ‘life2vec’, utilizando gigantescas bases de datos personales y sociodemográficos de alrededor de 6 millones de personas entre 35 y 65 años de edad. Entre estos dato figuran el nivel de ingresos, el grado de estudios, el estado de salud, el trabajo que desarrollan, el lugar de residencia, etc.

De entre estas personas los investigadores ofrecen a la IA dos individuos y le preguntan cuál de ellos morirá antes de 4 años. La probabilidad de adivinarlo por parte de cualquier inteligencia humana es del 50% pero la maquina acertó en un 78% de los casos. Sin duda es un increíble avance técnico en este tipo de sistemas y pudiera parecer magia o ciencia ficción, pero no es nada de eso.

Primero deberíamos saber cómo se seleccionan los dos individuos a comparar, porque en muchos casos lo único que corroboraría la IA es lo que ya sabemos desde hace décadas y es que la desigualdad social está directamente relacionada con la esperanza de vida. Tener un bajo nivel de formación supone tener un trabajo precario, por tanto, disponer de pocos recursos, vivir en barrios con menos medias sanitarias, alimentarse peor, etc.; por eso la esperanza de vida en Chad, Nigeria o la República Centroafricana está en torno a los 52 años mientras en la gran mayoría de los país de Europa se sitúa por encima de los 80. Las causas y consecuencias de estas desigualdades son ya conocidas y permiten anticipar respuestas, posiblemente, con porcentajes superiores o los de la IA ‘life2vec’. Por ejemplo, entre dos personas de la misma edad, una mujer que reside Sudán del Sur y un hombre que vive en Suecia ¿cuál creen que morirá antes? No es difícil de contestar.

Todos estos avances es indudable que ayudarán a muchas personas a superar ciertas discapacidades físicas, a otras las liberarse de trabajos arriesgados o penosos, y a todos a viajar, a comunicarnos con cualquier parte del mundo, por sólo citar algunos de sus beneficios.

Sí, todo esto es cierto pero también lo es que este tipo de inteligencias aumenta las posibilidades de sufrir ataques en sistemas informáticos críticos (un hospital o una central eléctrica), suplantar personalidades de alguien para estafarla o acosarla, incrementar el paro de las personas menos cualificadas y desde luego, cada vez con mas frecuencia, crear y difundir noticias falsas y tratar de manipular la opinión pública. Por eso es importante que nos paremos a pensar qué Inteligencia Artificial queremos ante de que esto se nos vaya de las manos.

De momento la IA, aunque no lo parezca, tiene muchas limitaciones, vamos que no es tan ‘inteligente’ como algunos nos quieren hacer creer. Sí, parece que es capaz de reconocer imágenes y si le enseño una fotografía de un camión, me contesta que es un camión; pero si apenas le distorsiono de manera imperceptible para ojo humano esa imagen, me dirá que es un elefante o un olivo, y yo seguiré viendo el camión. Sí, una IA es capaz de ganarnos en una partida de ajedrez, pero no es una de tute o mus, porque sólo sabe juagar al ajedrez. Si le doy un texto en castellano con seguridad me lo puede traducir al japonés, pero no tiene ni la menor idea de lo que está escribiendo porque ni sentido común ni comprende el contexto, por lo que no es capaz de diferencia una ironía o una metáfora. La IA es una máquina y no entiende nada de lo que hace, sólo lo que hace. Esto no quiere decir que en un futuro no sea capaz, pero de momento no es así.

El investigador austriaco en tecnología que trabaja en el Carnegie Mellon University de Pensilvania (EE.UU9 afirmaba, parafraseando sus palabras, que si comparamos un superordenadores con un bebe de una año, es más fácil dotar al primero de capacidades similares a las de un humano adulto en los test de inteligencia, que lograr que iguales las habilidades perceptivas y motrices del bebé.

La IA, de eso no tengo la menor duda, ha llegado para quedarse y bienvenida sea, pero es importante que empecemos a pensar qué puesto queremos que ocupe entre nosotros, porque querer ocupar el nuestro. Por eso, sería bueno recordar las palabras del filósofo y escritor José Antonio Marina en su libro ‘La inteligencia fracasada. Teoría y práctica de la estupidez’ (Anagrama): Si la inteligencia es nuestra salvación, la estupidez es nuestra gran amenaza. Por ello merece ser investigada.

P.D. La imagen que acompaña este texto hay sido generada por un IA llamada Lexica, en menos de 10 segundos. ¡Asombroso!

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