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El personaje histórico que tendrá una escultura en Salamanca
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la inauguración será este viernes

El personaje histórico que tendrá una escultura en Salamanca

Actualizado 21/12/2023 13:58
Redacción

Estudió leyes en nuestra ciudad y es considerado por muchos historiadores como el primer europeísta y el español más importante del siglo XVII

Este viernes, a las 11:00 horas, en el acceso Norte Facultad de Derecho (frente a Estación de Autobuses), el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, acompañado de Francisco Blanco, presidente de la Fundación Venancio Blanco, inaugurará la escultura de Diego Saavedra Fajardo frente a la citada Facultad de Derecho.

De este modo, se rinde homenaje a un detacado personaje histórico, que estudió leyes y cánones en nuestra ciudad y es considerado por muchos historiadores como el primer europeísta y el español más importante del siglo XVII. Un adelantado a su tiempo que destacó por su valores éticos, humanistas y antibelicistas

Biografía

Algezares, Murcia, 6 de mayo de 1584 – Madrid, 24 de agosto de 1648

Escritor y diplomático español. Estudió Derecho y cánones en la Universidad de Salamanca entre 1600 y 1608. En 1607 se le concedió un hábito de la Orden de Santiago; en 1610 fue a Roma, allí comenzó su carrera diplomática cuando fue nombrado, en 1612, secretario de cifra del cardenal Gaspar de Borja o Borgia, embajador español en Roma.

También viajó a Nápoles y a Sicilia como encargado de negocios, e incluso en algún periodo trabajó como Secretario de Estado y Guerra de Nápoles. Aunque no llegó a recibir órdenes mayores, se le nombró canónigo de Santiago en 1617, lo que le valió las importunaciones del cabildo, ya que nunca asistió a su cargo; sí lo hizo por el contrario a los cónclaves que eligieron a los papas Gregorio XV (1621) y Urbano VIII (1623).

Desde esta fecha su actividad diplomática no conoció descanso, pues se había ganado la confianza de Felipe IV y se encargó de gestionar una parte muy importante de sus relaciones políticas y diplomáticas durante treinta y cinco años en Italia, Alemania y Suiza, en plena decadencia del dominio político de los Habsburgo.

Fue embajador en Roma (1631) y marchó a Baviera en 1633, territorio este en el centro y eje de las luchas más encarnizadas de las ocurridas en la Guerra de los Treinta Años y por donde corretea de un lado a otro el pícaro Estebanillo González, con el cargo de embajador residente en la corte de Maximiliano de Baviera, líder de la llamada Liga Santa, unión de las fuerzas favorables al Emperador alemán Fernando II y al catolicismo. En este año, al haber fallecido el antagonista de éste, el rey Gustavo II Adolfo de Suecia, en la batalla de Lützen, se estableció una tensa calma sólo interrumpida por el asesinato del mariscal Wallenstein, jefe de los ejércitos del Emperador Fernando II, al descubrirse su traición a favor de Suecia.

En 1634 tiene lugar la batalla de Nördlingen entre los ejércitos suecos y los del imperio alemán apoyados por tercios españoles, que concluye con la victoria de éstos. En 1636 fallece el emperador Fernando II, y tiene lugar la Dieta de Ratisbona para la elección de su sucesor, donde Saavedra acude como representante de España.

La actividad diplomática de Saavedra se intensifica en lo que es la parte más dura de su carrera con la declaración de guerra de la Francia gobernada por Richelieu a la corona española en 1635 y las sucesivas derrotas de las tropas españolas a manos de los franceses. Entre 1635 y 1648 se suceden los periodos de guerra con varios intentos de solución por medio de tratados, en gran parte de los cuales intervino Saavedra procurando defender los intereses de España como ministro plenipotenciario en el congreso de paz de Westfalia, participando activamente en las sesiones que tuvieron lugar en la ciudad de Muñiste —sede de las negociaciones que afectaban a príncipes católicos— donde se firma la independencia de los Países Bajos.

Aunque abandonó el congreso antes de la conclusión de la paz, es innegable que le tocó a Diego de Saavedra lidiar con uno de los periodos más amargos de la historia de España, el de la pérdida no solo de posesiones territoriales, sino de la hegemonía del Imperio Español en Europa, de lo que era muy consciente y de lo que fue protagonista directo.

Testimonio de esos años son algunos opúsculos satírico-políticos como Locuras de Europa y otros. Tras la firma del tratado de Münster, Saavedra regresa a Madrid enfermo y fallece, retirado en el Convento de Agustinos Recoletos (en el actual Paseo de Recoletos, donde hoy se encuentra la Biblioteca Nacional de España), el 24 de agosto de 1648, con el cargo de consejero de Indias. Está enterrado en una capilla del Beato Andrés Hibernón de la Catedral de Murcia.

Fuente: USAL