¿Qué efecto real tienen los influencers en la vida de los adolescentes y jóvenes?

Pegados a las pantallas. Las nuevas generaciones están creciendo con los ojos puestos en el móvil, accediendo a un universo paralelo lleno de filtros y de influencers con vidas de lujo alejadas de la realidad. Los medios sociales nacen, evolucionan y desaparecen a una velocidad vertiginosa y surgen los primeros estudios que pretenden analizar las consecuencias de la exposición constante a estos mensajes de fama y éxito. ¿Cómo afectan estos referentes al desarrollo de adolescentes y jóvenes? Ana Belén González Larrea acaba de defender en la Facultad de Educación de la Universidad de Salamanca la tesis Los influencers como referentes socioeducativos de la juventud.

La investigadora concluye que el impacto es “enorme”. “Para los jóvenes, las redes sociales son un espacio deseado para poder proyectarse en sus gustos y preferencias. Son una fuente de ocio, un espacio para ser quienes son o quienes quieren ser”. Ana Belén afirma en su análisis que el contenido al que acceden a través de la pantalla tiene una fuerte influencia tanto en la construcción de su identidad como a nivel emocional, psicológico y social en adolescentes de 1º de la ESO.

Y es que los influencers pueden incidir gravemente en la salud mental de los más jóvenes, especialmente en los TCA (trastornos de la conducta alimentaria) y en cualquier otro problema relacionado con una percepción incorrecta del cuerpo. “Las redes sociales son un escaparate de una vida perfecta, idílica, donde hay cuerpos con bellezas estandarizadas, socialmente aceptadas, que en la mayoría de los casos no son reales”. Los jóvenes son usuarios en proceso de construcción identitaria y perciben mucho la influencia de este medio. Se comparan constantemente y necesitan una validación social para sentirse bien consigo mismos”.

Además de este fuerte efecto en la autoestima, el uso de las redes sociales puede ser también un generador de estrés a nivel social, según explica la investigadora. “Si por ejemplo, las redes sociales se convierten en la única actividad en la que centramos nuestra atención, estamos quitando lo valioso del tiempo fuera de pantalla. Hay consecuencias negativas cuando el uso es irresponsable, descontrolado y no hay un equilibrio. Un uso que no tenga cierto criterio y control puede derivar en conductas de riesgo”.

Sin embargo, en Instagram y TikTok no todo es una alerta constante ante la que detenerse: los medios sociales también permiten a los jóvenes interactuar con otras personas a través de una vía muy diferente y encontrar un entorno afín a sus gustos y aficiones a veces difícil de hallar en el mundo real.

Ante la omnipresencia de los móviles en todos los ámbitos de la vida de los adolescentes, ¿qué pueden hacer los padres? “Hay varias alternativas. Para empezar, ahora se habla mucho de postergar lo más posible el que los jóvenes tengan un dispositivo digital. Eso sería adecuado teniendo en cuenta que, cuanto más pequeños son, menos capacidad de autocontrol tienen. Hay que promover una regulación del tiempo para utilizar el móvil y el desarrollo del pensamiento crítico para poder elegir qué contenido vamos a ver, incluso aunque sea entretenimiento” expone. El objetivo es que los menores entiendan que lo que está proyectado en una red social no es la verdad absoluta, sino que está perfeccionado y no se acopla a la realidad.

“Las redes sociales nos estimulan mucho porque el sistema de recompensa cerebral está muy activado cuando estamos frente a una pantalla. Esta activación es bastante automática y un poco incontrolable”. Ana Belén propone otras actividades que también permiten esta estimulación cerebral, como hacer deporte. La experta recomienda a los padres que intenten encontrar espacios de ocio alternativos para que el eje central de la vida de los adolescentes no sea un dispositivo digital.