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Los primeros años de san Juan de la Cruz
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Los primeros años de san Juan de la Cruz

Actualizado 14/12/2023 11:20
Eusebio Gómez

Los primeros contactos entre la vida personal y social se establecen en los primeros años de la vida. Son éstos importantes para la formación de cada ser humano. Para Juan de Yepes, los primeros años fueron de hambre y orfandad.

Gonzalo de Yepes, noble caballero, contaba en su árbol genealógico con nombres ilustres en armas y ciencias. Sin embargo prefirió escoger el amor, al dinero, al casarse con Catalina Álvarez huérfana de padres y de hacienda.

De este matrimonio nació Juan de Yepes, San Juan de la Cruz, en 1542, en Fontiveros, un pueblo de Ávila.

Juan nace en unos años de carestías. Los ojos de Juan se abren a la luz en un ambiente de miseria, de noche oscura. La casa en que vive es humilde; los enseres sencillos; la comida escasa; a veces no pueden hartarse ni siquiera de pan.

Al hambre se le una la orfandad. Su padre murió cuando más lo necesitaba. El niño contaba con dos años; pero pronto descubrirá el amor de Dios, a quien llamará el inmenso Padre, padre que es todo ternura y que “no hay amor de hermano y amistad de amigo que se le pueda igualar”

Las circunstancias que rodearon a Juan y a sus dos hermanos, francisco y Luis, no fueron las más favorables para forjar almas generosas, sin embargo, contaron con la fortaleza de su madre y con ella emprendieron el camino rumbo a Arévalo y, después a Medina.

Cuando Catalina entra en Medina, Medina era una gran villa castellana, con unos 15.500 habitantes. Medina es centro de comunicación, de intercambio comercial, lugar de préstamos, de pagos: centro de ferias.

A Medina acuden, pues, toda clase de personas. El dinero llama a los hombres de negocios, a los ricos y también, cómo no, a los pobres. Cada uno vivía en un lugar determinado: los ricos, en el centro; los pobres, en los barrios.

A Medina llegó Catalina, cargada de esperanza para poder sobrevivir gracias a la organización del municipio y a la caridad de las gentes. La verdad es que fue un respiro económico para la madre, ya que pudo colocar a Juan en el Colegio de la Doctrina, donde se enseñaba la doctrina cristiana, y se instruía en algún oficio.

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