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Ya llega el Madero a Penamacor
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TRADICIONES PORTUGUESAS DE NAVIDAD

Ya llega el Madero a Penamacor

Actualizado 07/12/2023 18:36
Raquel Martín-Garay

Una llama enciende el mayor evento festivo de esta comarca fronteriza, durante todo un mes de actividades culturales, infantiles y gastronómicas para cumplir con una tradición, la unión en torno al Madero de Navidad

El 8 de diciembre es una de las fechas señaladas en el calendario de tradiciones del concejo rayano de Penamacor.

La mañana del día de la Inmaculada Concepción, una caravana de tractores entra por las calles de la villa. Los vehículos llevan grandes troncos y, sentados sobre ellos, van chicos y chicas de todo el concejo, cantando al son de la concertina, mientras lanzan a los espectadores ramas de naranjo y sus frutos.

Esta singular tradición es muy propia de Penamacor, en el distrito de Castelo Branco, en la Beira Baixa portuguesa, lindante con la Sierra de Gata española.

La unión, el entusiasmo y el sentimiento de pertenencia rodean una fiesta en la que participa toda la comunidad, habiéndose convertido en la mayor seña de identidad de este concejo eminentemente rural, donde el bosque autóctono, formado por alcornoques - la extracción de corcho es una de las actividades económicas de la comarca-, encinas o robles participa del evento.

Como cada año, en el día de hoy, 7 de diciembre, está comenzando todo. Los jóvenes recorren todo el concejo, recogiendo pequeños y grandes restos de árboles muertos o enfermos y ramas podadas. Lejos de ser un trabajo, esta labor es una fiesta y un honor, en el que son auxiliados por los más veteranos. Toda la comunidad, hombres, mujeres, niños y ancianos, están participando en la preparación de una gran fiesta. Prestando sus tractores, su maquinaria y sus propias fuerzas.

La jornada culmina con los troncos apilados y subidos a los tractores en los que serán transportados hasta la capital de concejo al día siguiente. Tarea cumplida y arranca la fiesta, que se extiende hasta la madrugada.

Pero esto no siempre fue así. ¿De dónde arranca la costumbre de apilar un gran montón de leña para componer un enorme Madero? Parece que sería de la unión en la determinación de hacer la fiesta, a pesar de la penuria, y también desafiar a la propia dificultad.

En otro tiempo, todos los recursos forestales eran explotados, daban buenos rendimientos y su propiedad se concentraba en manos de unos cuantos potentados, que cedían troncos a los quintos de ese año, para que realizasen una fiesta en torno al Madero.

Estos jóvenes juzgaban, sin embargo, que la leña entregada no era suficiente, y, en escaramuzas que ocurrían en el sigilo de la noche y con toda una estrategia, robaban leña, bueyes y carros para transportarla y alzar el Madero del Niño Jesús.

En aquella época, hace sólo unas décadas, las mujeres no participaban en esta fase, ahora sí.

Actualmente, viejos y jóvenes tienen su función en el backstage del Madero, siendo tan ilusionante el proceso como el resultado.

El 8 de diciembre, hacia el mediodía, las calles por donde pasa el desfile de tractores están abarrotadas de gente. La música de la concertina, los cánticos y la animación se empiezan a escuchar cada vez más cerca. Los jóvenes, encaramados en lo alto de los troncos, saludan y obsequian con naranjas y ramos de naranjo a la población, que los aclama y aplaude.

Llegan a la plaza de la trasera de la iglesia de São Tiago, y comienza a montarse el Madero, apilando con cuidado los grandes troncos y los no tan grandes, hasta componer una pila que llega hasta el tejado de la iglesia.

Los jóvenes continúan la jornada, con una nueva fiesta hasta la madrugada.

Si la forma tribal como se cogían y se montaba el Madero era y continúa siendo una vivencia comunitaria en Penamacor, que da origen a la exaltación del sentimiento de pertenencia, el encendido del Madero es continuación de eso mismo, además de poseer una particularidad.

No sólo en Penamacor, sino en muchas localidades rurales de Portugal, -sobre todo, en la Beira Interior fronteriza con España-, es costumbre encender la Hoguera de Navidad, a la que se le llama 'Madeiro', la tarde-noche del 24 de diciembre, para convocar a los vecinos a tomar algo juntos, antes y después de la cena de Nochebuena, extendiendo la fiesta familiar del interior de los hogares a la gran familia vecinal en la plaza de la localidad.

Sin embargo, en Penamacor, este acto festivo comienza antes, la noche del 23 de diciembre, minutos antes de la medianoche. La hoguera es tan grande y las llamas alcanzan tal altura que el Madero permanece encendido durante varios días, hasta después del día de Navidad. Durante esas jornadas, la alegría del encuentro de concentra en torno a él.

El Madero ilumina el encuentro con la tradición, simbolizando más aún que la victoria de la luz sobre las tinieblas o calentar con su llama al Niño Jesús recién nacido, representa la fuerza y la atracción de las raíces para un pueblo.

La Navidad, el mayor evento festivo en el calendario penamacorense

Entre este 7 de diciembre y el día de Navidad, Penamacor desarrolla su mayor evento festivo de todo el año. Para ello, han preparado numerosas actividades.

El 7 de diciembre se inaugura la animación, compuesta por mercadillo de Navidad con productos autóctonos, exposiciones, música por las calles, tasquinhas y muchos conciertos.

Desde el Jardín de la República, bajo la plazuela donde se ubica el Museo de Penamacor, hasta la iglesia matriz de S. Tiago, trascurre la animación, cuyo foco principal se encuentra en la gran carpa instalada en la Plaza Nueva.

Imperdible una visita al Cimo da Vila, la parte alta donde se ubica la Torre del Reloj, la Puerta de la Villa, la Casa de la Cámara y los restos de la gran fortaleza militar que fue este enclave rayano, junto con la bonita iglesia de la Misericordia y el Pelourinho.

Sin duda, uno de los momentos más emocionantes es el Encuentro de Cantares al Menino, que tendrá lugar el sábado 16 de diciembre, y el Concierto de Navidad de esa misma noche, ofrecido por los alumnos del conservatorio de música de Penamacor, o la actuación del Orfeón de Castelo Branco el domingo 17 por la tarde.

Música tradicional portuguesa, a la que se unirán los fadistas Rodrigo Lourenço y Raquel Maria.

Exposiciones de fotografías y de plantas medicinales de la región o la Feria del Libro redondean la oferta cultural de Penamacor por Navidad.

En cuanto a la parte gastronómica, habrá exposición y venta de productos locales, como miel, aceite o dulces tradicionales en el Mercado de Navidad, además de cocina en vivo con el chef Marco Santos.

Todas las actividades programadas son gratuitas.

“Costumbre”, “orgullo”, “deber cívico”

Más allá de estadísticas que lo catalogan como el mayor de Portugal, el Madero de Navidad de Penamacor simboliza la unión de todo un pueblo en torno a la Navidad, una fiesta popular vivida en la calle, a pesar de la noche y del frío, con los vecinos, como se hizo toda la vida. Por este sentimiento de pertenencia, la villa de Penamacor lleva el sobrenombre de Vila Madeiro.

“Costumbre”, “orgullo”, “algo importante”, “convivencia social” o “deber cívico” fueron las palabras utilizadas por residentes de las 12 parroquias del concejo para intentar definir lo que supone para ellos el Madeiro, en una recogida de testimonios que incluyó también recopilación de cantares y dichos antiguos relacionados con esta festividad.

A partir de ellos, Penamacor aspira a inscribir esta fiesta en el Inventario Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial de Portugal.

En Penamacor, a 50 km de la frontera sudoeste salmantina, el Madeiro es todo un ritual, vivido con una pila de nervios y de troncos.

Programa completo en: https://www.vilamadeiro.pt/programa