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Los asesinos, de mujeres, son hombres
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LA OPINIÓN DE MARÍA ESQUITÍN

Los asesinos, de mujeres, son hombres

Actualizado 25/11/2023 16:08
David Rodriguez

Tenemos que dejar de validar las conductas sexistas, machistas y violentas de los hombres

Hoy, 25 de noviembre Día Internacional de la Violencia Contra la Mujer vamos a cambiar el foco. Vamos a dejar de hablar de mujeres humilladas, golpeadas, violadas y asesinadas, para hablar de quienes insultan, pegan palizas, abusan, fuerzan y asesinan mujeres: los hombres.

Cuando hay un problema, sea de la índole que sea, lo normal es analizar las causas que lo generan, ¿por qué está pasando esto? Y, a partir de ahí, empezar a buscar soluciones, sin embargo, cuando hablamos de violencia de género, de la violencia basada en el sexo, insistimos, una y otra vez, en hablar de las víctimas, de las mujeres asesinadas o de qué hacer con aquellas que han sobrevivido.

Hablamos, con hiriente insistencia en lo que no deben hacer las mujeres: tener cuidado con la ropa, con lo que bebemos, con los lugares que frecuentamos, con los hombres con los que hablamos, con las “confianzas” que damos… es decir, culpabilizamos de ante mano a las mujeres de lo que les pueda suceder y tan normalizado está esto que, ayer, una mujer me justificó que un hombre la violara, “… si te montas en un taxi para ir a la casa de un hombre, ya sabes a lo que te expones…”

Esta normalización de la violencia que se ejerce sobre las mujeres y la terrible mentira de las denuncias falsas son los culpables de que, la mayoría de la violencia machista, no sea denunciada y, en el caso de que llegue a los juzgados, se termine retirando por la presión que sienten tanto familiar como social por lo que ha sufrido la mujer, ya que, las pruebas de cargo para la obtención de una condena son, en muchos casos. subjetivas y difíciles de probar (sobre todo si quienes llevan el caso no tienen una formación en violencia basada en el sexo) pero, y aquí está lo grave: la presunción de inocencia se mantiene sobre el agresor, que, socialmente se convierte en víctima ya que se culpa a la mujer (porque “ella sabía a lo que se exponía”) de arruinar al hombre con denuncias falsas.

Si la mujer no soporta el proceso y retira la denuncia: se lo había inventado.

Si la mujer sigue viviendo con su agresor porque carece de medios y/o tiene criaturas y retira la denuncia: se lo había inventado.

Si la mujer no lo denuncia lo que todo el mundo sabe que vive: es que le va marcha.

Si la mujer no se separa por todo lo que todo el mundo sabe que vive: es que la va la marcha.

Si la mujer sufre amenazas y por miedo retira la denuncia: se lo había inventado.

Si la mujer sigue adelante: es que quiere su dinero.

Si la mujer se separa: es que quiere su dinero.

Si la mujer se va a otro sitio a vivir, huyendo: es que quería su dinero.

Si la mujer llega a un acuerdo para no ir a juicio y no soportar más presión: es que quería su dinero, pero se lo había inventado y todo el mundo sabía que le iba la marcha.

¿Dónde está el hombre en todo este asunto?, ¿dónde ha quedado esa pobre alma cándida que ha sufrido lo indecible por una pérfida que se inventa cosas para hacerle daño y quedarse con su dinero? Pues sigue con su vida sin que ni si quiera, aunque haya un juicio, con pruebas y sentencia condenatoria, tenga la condena social que merece su crimen, sea este el que sea: paliza, violación o asesinato.

¿Cómo es posible que hayamos llegado a esto?, ¿cómo se puede consentir que una sociedad que se dice avanzada y progresista siga sin condenar a los hombres y a su machismo con toda la violencia que generan? Pues sencillo: con mentiras y blanqueando con insistencia la violencia hacia las mujeres. No nos engañemos, un niño, cuando nace no es machista, no es misógino, ni violento, no es un violador, ni tampoco un asesino (salvo rarísimas excepciones).

Los niños, se van educando en la violencia contra las mujeres, se les va inculcando, desde pequeños, que el valor de una mujer es menor que el de un hombre y crecen creyendo que su status de superioridad les otorga unos privilegios que, tarde o temprano, querrán hacer valer.

La pornografía, que deshumaniza a las mujeres para convertirlas en meros objetos con los que obtener un enfermizo placer, y digo enfermizo con toda la carga semántica que tiene, unido al uso totalmente descontrolado de niños y hombres de los teléfonos móviles, ha hecho aumentar las parafilias y con todo esto, el número de agresiones y violaciones a mujeres, muchas de ellas en grupo, muchas de ellas menores.

Solo hay que hacer una visita al INE para comprobar con datos lo que aquí expongo.

El número de mujeres víctimas de violencia de género aumentó un 8,3% en el año 2022, hasta 32.644. La tasa de víctimas de violencia de género fue de 1,5 por cada 1.000 mujeres de 14 y más años. Recordar que los agresores son hombres.

Sentencias firmes 2022. Hombres: 36.161

El número de adultos HOMBRES condenados por sentencia aumentó un 9,4% en 2022 y el de menores creció un 3,2%.

Más de 500 menores fueron condenados por delitos sexuales en 2022, con un aumento del 14,1% respecto al año anterior.

No, no tenemos que decirles a las niñas y a las mujeres que tengan cuidado, tenemos que dejar de validar las conductas sexistas, machistas y violentas de los hombres, para poder educar a los niños y que no crezcan siendo unos machistas, violadores y asesinos de mujeres. Tenemos que pensar: ¿qué responsabilidad tenemos en todo esto?

Juntas, somos más fuertes.