La violinista, compositora y multiinstrumentista salida de la Joven Orquesta Sinfónica de Salamanca, estrena su obra el domingo 19 de noviembre a las 19:00 horas en el CAEM.
Tiene Alba S. Torremocha el color vivo de las mujeres pelirrojas tocadas por la gracia de una piel blanca en la que dibujar la sonrisa y cubrir la mirada intensa de serenidad y gracia. Y más allá, el talento vibrante de una compositora audaz, de una mujer dedicada en cuerpo y alma a la música que regresa a su casa, a la Joven Orquesta Sinfónica de Salamanca, con la armonía de su entregada carrera, su empeño empoderado de ponerse frente a una orquesta, su vibrante valentía cuando enfrenta la pieza “Taking the Lead” en la que nos empuja a tomar las riendas, la batuta, la fuerza para ir más allá en un mundo tan complejo como la música. Y hacerlo sin perder esa sonrisa con la que ha recibido a los medios de su ciudad antes de un concierto que consagra, aquí en su casa, su talento.
Cuenta Alba S. Torremocha que a los cinco años tocaba el violín y a los 10 conoce a Víctor Moro, el gerente de la Joven Orquesta que la invita a un primer ensayo que fue una epifanía. Fascinada por ser parte de este conjunto que tantos grandes artistas está dando a la escena internacional y que merece todo nuestro aplauso, la joven instrumentista inicia sus estudios en el Conservatorio Superior de Salamanca, y se especializa en la prestigiosa Escuela Musikene en la que estudia composición, dirección y gana concursos con sus composiciones, esas piezas que ella siempre imagina plenas de historias y que le hacen pensar que debe estudiar música para películas, y allá con las partituras de su empeño acaba en Nueva York, ese espacio complejo y difícil para una joven de 21 años que se pregunta si este es verdaderamente el camino.
Una cuestión que responde la propia escuela donde estudia. Le ofrecen tras sus dos años de Master inmediatamente dar clases y gana la residencia de la orquesta. El esfuerzo y la soledad han valido la pena y se suceden los encargos para hacer música de videojuegos, series, películas, cortos, documentales… el talento dramático de las composiciones de Alba se basa en su necesidad de contar una historia con su música, de inspirarse en el encargo y en su fecunda mezcla de influencias: música concreta, orquestal, clásica, pertenencia a un grupo de pop, diversidad de proyectos. “Se trata de aunar expresiones, crear un sonido que me represente” afirma con sencillez. Porque ante su inmenso currículum, su sencillez es desarmante y más su discurso pleno de conocimiento, de poética, de narrativa… porque insiste en la voluntad dramatúrgica de sus piezas, su necesidad de contar una historia a través de la música y sobre todo, en el agradecimiento a la niña que fue, expuesta a todo tipo de experiencias culturales a través de sus padres y de su ciudad natal, partícipe de un proyecto, la Joven Orquesta Sinfónica de Salamanca que arropó su talento inquieto que no dudó en salir y expandirse incluso en un mundo tan feroz y competitivo como el estadounidense.
Y tiene su regreso un aire de hogar y de familia. Como Víctor Reyes, nuestro galardonado músico dedicado a las bandas sonoras, la Orquesta toca una de sus composiciones y lo hace con la batuta de un director también salido de sus filas, el percusionista Sergio Manuel García González en un diverso programa que se ofrece al público con toda la fuerza de su diversidad y su energía: Verdi, Chapi, Bizet y Alba S. Torremocha. Ella desea que sea la primera de muchas ocasiones, y nosotros, admirados, nos sentimos desbordados por su talento, por la oportunidad de escucharla voz y música, de sentir el privilegio de su origen y de saberla de nuevo en casa… en la formación donde se crio, esa Joven Orquesta que es talento puro y a la que debemos apoyar en esta ciudad quizás distraída que ahora se rinde ante esta mujer joven, armoniosa, plena de gracia en el pentagrama de nuestros sones. Y no cabe de otra que levantarse y aplaudirla, con toda la fuerza con la que ella tan naturalmente se impone. Admirable Alba S. Torremocha.