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Margarita Ferreras, homenaje a la poeta zamorana que conjura el olvido con el legado de obra y persona 
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participarán autores salmantinos

Margarita Ferreras, homenaje a la poeta zamorana que conjura el olvido con el legado de obra y persona 

Actualizado 10/11/2023 10:19
Charo Alonso

El 18 de noviembre se realizará un homenaje a esta escritora de la Generación del 27, ejemplo del legado olvidado de las artistas de nuestra historia reciente.

A Margarita Ferreras se la homenajeará en esa Palencia donde está enterrada, y la fiesta de su reivindicación estará auspiciada por el Círculo Literario que lleva su nombre en el Alcañices natal de la autora zamorana nacida en 1900; así como por la asociación “El legado de las mujeres”, cuya sede se sitúa en esta Salamanca de donde viene la cantante Sheila Blanco, quien nos ha enseñado en su último disco alguno de los versos de esta artista que duerme el sueño de los olvidados.

Y es en el cementerio donde reposa, con el apoyo del Ayuntamiento de Palencia, y en el Centro Cultural Lecrác, la antigua cárcel, donde se cubrirá de flores y poemas la tumba olvidada de uno de los personajes más auténticos de nuestro fecundo 27 con nombre ahora de mujer. Flores y versos de la propia autora y de poetas de nuestra región, palabras de distinguidas profesoras y miembros de las instituciones que promueven el homenaje: Amalia Iglesias, Raúl Vacas, Mónica Velasco, Pilar Antón, Yolanda Fidalgo, Beatriz Berrocal y Ester Bueno, bajo coordinación de Dolores Fidalgo (de la Asociación El Legado de las Mujeres), Trinidad Sánchez, Reyes Arenales y Begoña Alonso (profesoras de literatura y miembros de la Asociación El Legado de las Mujeres), Ana R. Teixeira (profesora de la UNED de Zamora), Arsenio Dacosta (vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Salamanca) y Genoveva Fernández y Juan Francisco Domínguez (miembros del Círculo Literario Margarita Ferreras). Nombres indispensables que se unen al apoyo de los Ayuntamientos de Alcañices y de Palencia, del Grupo de Investigación Reconocido CaUSAL y de la Casa Museo Unamuno de la Universidad de Salamanca, y de la Cátedra de Población, Vinculación y Desarrollo de la UNED de Zamora.

¿Y quién era esta Margarita Ferreras, la verde oliva de los versos que canta Sheila Blanco? Nacida a comienzos de siglo, hija de un interventor de hacienda, su temprana orfandad y la influencia de su tío materno, político de la época, hacen que madre e hija acaben en este Madrid de cambios donde Margarita participa del ambiente cultural abierto a las mujeres: es ateneísta, acude a la Residencia de Señoritas, tan próxima de la Residencia de Estudiantes de los autores del 27 y participa de la vida cultural del Lyceum Club. Es amiga de Juan Ramón Jiménez y también del poeta Manuel Altolaguirre, quien le publicará, en la editorial que comparte con su esposa, Concha Méndez, su único libro de poemas, Pez en el agua, que tiene un elogioso prólogo de Benjamín Jarnés y que ha recuperado hace muy poco la editorial Torremozas con un completo estudio de Fran Garcerá.

¿Qué tiene de especial este libro en medio de la época en la que las mujeres salían de casa sin sombrero y se atrevían a estudiar? El poemario es de una carga erótica inusual en pluma de mujer, propia del vanguardismo lorquiano. Versos que firma una personalidad compleja y aparentemente desprejuiciada que presume de su relación íntima con un primo del rey, que ha intentado sin éxito llevar una carrera de actriz postulándose como protagonista de una obra lorquiana y que responde a la estética de la época con sus retratos de cabello corto y mirada desafiante. Margarita Ferreras es todo un personaje que, sin embargo, la guerra civil condena a la locura, y apenas sabemos qué fue lo que pasó con su persona ¿Enloqueció en medio de la contienda? ¿Pudo salir de España y regresar? Lo cierto es que la Casa Museo Unamuno de Salamanca guarda sus desgarradoras cartas al rector donde se queja de estar recluida en un sanatorio mental, donde solicita encarecidamente su ayuda. La respuesta a sus desoladoras misivas no está en nuestro poder. Pero es Fran Garcerá quien encuentra el rastro de la autora en los años cuarenta en los padrones de Madrid y quien rescata una petición de auxilio de la beneficencia zamorana.

Poco más se sabe de nuestra verde oliva, la poeta con aires y músicas lorquianas que se definió a sí misma como una mujer apasionada y libre Ni argolla ni dogal/quiero ser en amor/prefiero seguir/la lección de la rosa/si una mano me hiere/le daré mi aroma. Una rosa trágica, testigo de su tiempo, víctima de su historia, olvido conjurado por el trabajo de quienes recuperan el legado de las mujeres, mujeres cuya obra debemos tener en el lugar que se merecen. Y por lo pronto, recitar su nombre, cubrirlo de flores, de versos y de reconocimiento. Margarita Ferreras, la verde, olvidada oliva.

Cartel del homenaje

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Programa

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