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Federico García Lorca levanta voz y vuelo, sueño dramático sobre el escenario del teatro Liceo
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Un texto teatral de Isabel Bernardo dirigido e interpretado por José Antonio Sayagués

Federico García Lorca levanta voz y vuelo, sueño dramático sobre el escenario del teatro Liceo

Actualizado 04/11/2023 11:53
Charo Alonso

'El tiempo inventado' recorre, desde Salamanca, los ecos eternos del poeta y dramaturgo universal

Anida el pájaro Grifón en el bosque imaginario, el jardín de ensueño de nuestro Teatro Liceo para custodiar la poesía, la música y la creatividad del genio lorquiano. Y es al abrigo de sus alas, al cobijo de los muros de piedra del escenario salmantino, donde resuena el eco de un tiempo que Isabel Bernardo concibe para abrir los ojos al poeta. Poesía puesta en escena, mito encarnado en vívido verso, dramaturgia del corazón.

Carmen Borrego: ¡Excelente el cartel diseñado por Patricia Sánchez!

José Antonio Sayagués: Es espléndido porque recoge la esencia propia de la obra: un cómico que sale al encuentro del poeta, tratando de encontrar su inmanencia y comprender lo esencial de la transcendencia. Como hombres mortales que somos, al cómico al que voy a poner voz y rostro, también le atormenta la finitud de la existencia. Por ello siente la necesidad de ir tras el espíritu de Lorca para alcanzar el ‘tao’ con el que poder entender la vida mucho más allá del tiempo. Debatirse entre la conciencia y el misterio será algo inevitable. Pero cuando del misterio de la conciencia nazca el mito, el comediante liberará en armonía su espíritu a la vida inmortal. Esta es la gran metáfora del cartel. Mis palabras pueden dar a entender que la obra va a ser complicada, pero en realidad se trata de una fantasía teatral muy plástica, evocadora y cercana a las preguntas que se hace el mundo.

Charo Alonso: Para un actor, el acercamiento a Lorca debe de tener algo mágico, no deja de ser uno de los grandes del teatro…

J.A.S.: Estamos ante una evocación lorquiana que se ha planteado desde la singularidad y buscando algo nuevo; algo que de alguna forma sirva para transformarte internamente, para ver lo que no se ve, para llegar al inconsciente colectivo del público. La vida y obra de Federico García Lorca está llena de símbolos y en lo inefable ahonda su verdadera naturaleza como poeta, como dramaturgo y como genio irrepetible. ¡Incluso un poeta no entiende a veces lo que dice, pero ahí está la magia de la poesía, la gran respuesta! Alguien dijo una vez que del dolor sabe más un poeta que un médico. Estoy convencido de que del dolor del alma, sí.

Ch.A.: Tu vinculación con el teatro salmantino, pese a tu entrega al trabajo en Madrid, es siempre estrecha. ¿Qué sientes volviendo al Liceo?

J.A.S.: Mucha responsabilidad, porque actuar en tu tierra siempre es algo que tiene una tensión muy especial y exige gran entrega. Por otra parte, me embarga la emoción y el sentimiento de estar en mi casa, junto a lo más querido, aunque sepa que he de arriesgar y darlo todo. Me gustaría transmitir también el gran amor y respeto que siento hacia mi tierra y mis gentes. Esto es muy importante para mí.

Ch.A.: Y lo haces mientras te entregas a tu trabajo en Madrid, y regresando a Salamanca con esta obra tan especial donde eres director de escena, protagonista y espíritu lorquiano…

J.A.S.: Representar en Salamanca es un reto. Vengo poco, pero cuando lo hago disfruto y más ahora que me he comprometido con un proyecto de tanta envergadura. Se trata de una obra muy singular muy poliédrica, con muchos registros, voces diferentes, alejada de los cánones de la dramaturgia convencional. No se ha buscado romper las reglas, sino llevar a escena un concepto nuevo, audaz, realmente sorprendente. De ahí que la autora haya planteado que no todo fuera palabra, sino que hubiera música, danza, amor, sensualidad y conflicto. Un conjunto de diferentes lenguajes del mundo de Lorca que parecen haberse metido en un caleidoscopio para después llevar el resultado a escena. Y me gusta como está saliendo. Ahora solo falta que le agrade al público.

Ch.A.: Isabel, ¿cómo supiste que tu acercamiento dramático a Lorca tenía que contar con José Antonio Sayagués?

Isabel Bernardo: Cuando en 2020 hicimos aquella puesta en escena en el Casino de un texto breve que escribí en clave teatral sobre Gabriel y Galán, él ya me propuso llevar a cabo otro proyecto conjuntamente. Y ahí comenzó todo. Inicialmente manejamos diferentes ideas y propuestas, nos planteamos la producción y posibilidades escénicas, y cuando quisimos darnos cuenta el proyecto tenía vida. Aunque pronto supimos que era muy ambicioso y precisaba grandes medios técnicos. Pero ni siquiera la pandemia pudo detenernos. José Antonio Sayagués, Nuria Galache y yo nos propusimos sacarlo adelante. Hemos trabajado muchísimo, nos hemos emocionado con cada paso que se daba en el desarrollo de la obra, hemos mantenido conversaciones telefónicas intensísimas e interminables. Nuestros encuentros se hacían realmente una fiesta lorquiana que tenía una fascinación irresistible. Terminábamos cada jornada exhaustos por el esfuerzo, pero felices. Esa ha sido la magia que Sayagués ha querido trasladar a quienes figuran en el reparto. Me siento muy agradecida por haber podido vivir esta experiencia junto a él y he aprendido muchísimo.

Ch.A.: ¿Por qué lo imposible? ¿Por qué el tiempo inventado?

I.B.: Porque partimos del tiempo ya vencido de un hombre para ir tras un tiempo nuevo, inventado, donde el público podrá soñar con el alma de un genio universal llamado Federico García Lorca. El vuelo teatral hacia lo imposible que un comediante se propone hacer, dentro de un bosque imaginario, para ver por los ojos de Federico, gemir por su voz, sentir con su corazón. Y todo con la ayuda del pájaro Grifón.

Ch.A.: ¿El pájaro Grifón?

I.B.: Sí, Grifón era un ave mitológica, temible, que guardaba las tierras del oro en las remotas colinas de las civilizaciones de Asia y Oriente Medio, para protegerlas de la codicia humana. Como ave con poderes extraordinarios, su leyenda fue ampliamente difundida por los Clásicos e incorporada a los bestiarios de culturas posteriores, con ciertas mudas en su iconografía y simbolismo, hasta ser recogida en un cuento por los Hermanos Grimm. Federico tuvo a Grifón en su imaginario poético e incluso lo dibujó con lápices de colores. Para él, al igual que para otros autores del 27, Grifón era más un pájaro de inspiración y libertad que una amenaza.

Ch.A.: Isabel, uno piensa que sobre Lorca ya se ha dicho todo o casi todo, que es complicadísimo trabajar con su obra y su persona, pero tú llevas años con este proyecto…

I.B.: Es verdad, ha sido un trabajo lento y largo, de muchas horas de estudio y reuniones para ir adaptando el texto a sus posibilidades escénicas. Pero nos hemos entendido muy bien. Sayagués, como director de escena, y yo, como dramaturga, hemos sido muy respetuosos y cómplices con nuestros respectivos trabajos. He tenido muy en cuenta sus observaciones, muy especialmente cuando él encontraba algún punto de inflexión que podría implicar la desconexión del público. Pero siempre me ha permitido defender mi criterio y mantenerlo si yo lo creía necesario.

Ch.A.: Lorca es sinónimo de dramaturgia y de libertad creadora. ¿Cómo queréis mostrarlo al público en El Liceo?

I.B.: Hemos querido trabajar con el Lorca más creativo, más vanguardista, más sensible, más puro; más desbordado de libertad e infancia. Él mismo dijo que «nunca iba a ser viejo», sin sospechar que la barbarie pondría fin a su vida a poco de haber cumplido los treinta y ocho. Fue un alma que se mantuvo intacta hasta el final y así llegará al escenario. Como escritor universal que es, su nombre permanecerá en el tiempo, en este y en los venideros. Por eso hemos querido alejarlo del despreciable hecho de su asesinato y de los estigmas con los que tantas veces se ha señalado su nombre. Su figura y su obra merecen ser ensalzadas con los sentimientos más puros de su corazón y con la riqueza de un legado literario impresionante. Hemos querido inventar el tiempo para que vuelva al tiempo un poeta, un dramaturgo, un artista, un genio, un hombre poliédrico, excepcional. Y este es el sueño que hemos confiado al pájaro Grifón.

Ch.A.: Me gusta mucho que no solo esté Lorca en “El tiempo inventado”, sino también sus personajes.

I.B.: La obra teatral se ha concebido como una suite en un prólogo (ahí, la señá Rosita) y tres cuadros donde se aparecerán algunos de sus personajes más queridos. Don Cristóbal y la señá Rosita pertenecen a su mundo más desbordante de sensibilidad e infancia. Y Yerma, La novia y Bernarda Alba, tres de sus personajes más femeninos, dramáticos y universales, serán ‘Las Furias’; las que como en La Orestíada de Esquilo, salen en busca del culpable de sus desdichas para vengar sus dramas. El cuadro de Bouguereau ha sido inspiración y además La Orestíada está considerada como la primera trilogía de la historia de la dramaturgia.

Ch.A.: Has hecho un espléndido trabajo de documentación.

I.B.: Aparte de dedicación y entusiasmo, existe mucho estudio detrás de “El tiempo inventado”. Una obra donde hay poesía, música, danza, drama, para intentar conseguir, tal como pensaba Lorca al teatro, que el público viva un momento mágico e irrepetible.

Ch.A.: Este proyecto no acaba aquí, la obra va acompañada de un estudio donde investigas los vínculos de la vida y obra de Lorca con Salamanca y lo salmantino.

I.B.: Cierto, así es. Se trata de un estudio que recoge las visitas de Lorca a la ciudad y pueblos de la provincia; las relaciones con diferentes personalidades de Salamanca; los paralelismos entre el pájaro Grifón y la pájara pinta del bordado serrano; las canciones populares salmantinas que Lorca cantaba y tocaba al piano… Algo de este salmantinismo se asoma en la obra teatral. El folleto de mano que se entregará al público el día de la representación, lleva impreso un código QR que nos permitirá descargar la publicación editada por la Universidad de Salamanca (en colaboración con Alumni y la FSCCS) y que integra la obra teatral y el estudio que mencionas. Ha sido un trabajo muy interesante y bonito.

Ch.A.: Es el vuestro, un Lorca muy especial ¡Y salmantino!

I.B.: Ni especial, ni salmantino. No adjudiquemos distinción alguna al que todas tiene, ni tierra ajena a quien, allá por donde vaya, tiene su origen y derechos. Federico García Lorca será siempre de Granada y, después, como autor universal, será del mundo. Nosotros solo hemos pretendido aproximarnos a él desde un tiempo inventado que puede comprenderse y ser representado en toda parte. Lorca ha sido la sombra dinamizadora de un proyecto apasionante y la voz que hemos recogido de sus jardines biográficos y literarios, con muchísimo respeto, para llevarla a escena.

Carmen Borrego y Charo Alonso

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