Hablábamos hace unos días sobre la barbarie, el terror y las víctimas inocentes que se dan en todas las guerras, donde siempre se repite la misma realidad: las guerras las convocan, organizan y desatan los conocidos entre sí, pero las padecen y resultan ser las victimas quienes son desconocidos entre ellos. Ni que decir sobre las guerras civiles, esas que llevan a luchar entre padres, hijos y hermanos. Horror.
Barbarie, terror y víctimas que todavía siguen dándose, 15 días después, en la guerra entre Israel y Hamás. Tras la barbarie perpetrada por milicianos de Hamás el 7 de octubre en territorio israelí en la que murieron más de 1.400 israelitas y secuestraron a 224 personas, los sucesivos e intensos ataques aéreos israelitas sobre la Franja de Gaza han acabado con la vida de más de 7.000 palestinos, entre ellos 2.913 niños y 379 ancianos, según el Ministerio de Salud controlado por Hamás.
Además, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que no gobierna en Gaza por sus disputas con Hamás, reconoce que 200.000 viviendas han sido parcial o totalmente destruidas por los bombardeos israelíes, un 25% del área poblada en Gaza se ha convertido en escombros. Las cifras son cambiantes, según el momento y quién las facilite: Hamás o Israel, y no son verificables o no se pueden contrastar porque Israel no permite el acceso de periodistas internacionales a la zona en conflicto, y de los periodistas locales ya han muerto 23 en los bombardeos. En cualquier caso y más allá de los números, las víctimas son personas con sus familiares muertos o heridos con la mínima esperanza de sobrevivir.
Decíamos días atrás, y repetimos ahora, que Israel tiene todo el derecho a defenderse y la obligación de proteger a sus ciudadanos, pero que para defenderse un Estado democrático como es Israel no puede ser por medio de la venganza o de un castigo colectivo a la población civil, como hacen los terroristas. Eso está prohibido por el derecho internacional y los derechos humanos. De igual forma, el derecho internacional contempla una respuesta de proporcionalidad, no la masacre que se está dando con una relación de cinco a uno, hasta el momento, y con la intención de ir hacia un exterminio del contrario.
Las imágenes que nos llegan cada día son más aterradoras, mostrando una Gaza destruida, cadáveres por doquier, una población civil menguada y exhausta por el hostigamiento y la falta de suministros, una situación sonrojante y vergonzosa para la humanidad.
Por otra parte, y según Amnistía Internacional, la política de desplazamiento forzoso, reiterada por el primer ministro israelí de que todos los gazatíes civiles deben abandonar el norte de la Franja de Gaza e irse al sur, podría considerarse un crimen de guerra. Naciones Unidas ha afirmado que “no hay sitios seguros en Gaza”. Tampoco la comunidad internacional es capaz de frenar la masacre, ni evitar que el conflicto se extienda a otras zonas de la región, amén de las manifestaciones y los atentados perpetrados en Europa como consecuencia de la guerra entre Israel y Hamás. Una desolación.
El bloqueo impuesto por Israel a la Franja de Gaza, incluido suministros, ha podido con la propia organización de Naciones Unidas, obligándola a cesar su misión en Gaza. En la noche del jueves 26, Tamara Alrifai, portavoz de la mayor agencia de la ONU en la zona, manifestó que "Desde UNRWA anunciamos que no vamos a poder seguir trabajando en Gaza" por falta de combustible, lo que imposibilita cualquier acción humanitaria si se mantiene el bloqueo.
Según se establece en la Carta de las Naciones Unidas (ONU) su misión incluye: Mantener la paz y la seguridad internacionales. Fomentar relaciones de amistad entre las naciones y promover la cooperación internacional en asuntos políticos, económicos, sociales y humanitarios. Una organización mundial, formada por 193 Estados miembros, en el seno de la cual la diplomacia encuentra la vía para resolver los problemas, se merece un respeto y una consideración, porque está para eso.
Pero eso no parece que vaya con Israel. Gilad Erdan, el embajador israelí ante el organismo, amenazó a la ONU al decir «Ha llegado el momento de darles una lección» y exigir la dimisión de Antonio Guterres, su Secretario General, por afirmar ante el Consejo de Seguridad que los “horribles” ataques de Hamás “no surgieron de la nada” ya que «el pueblo palestino lleva sometido a 56 años de asfixiante ocupación». Guterres no dijo nada nuevo, es una realidad de conocimiento y dominio público, mas, sus palabras fueron interpretadas por el Gobierno hebreo como una justificación de la matanza terrorista del pasado 7 de octubre y ha roto relaciones con la ONU, negándole los visados a los representantes de la organización supranacional. No es el mejor camino para resolver el conflicto.
La diplomacia internacional da muestras de su impotencia para parar esta catástrofe que se inició con la barbarie iniciada por Hamás el 7 de octubre y que va mucho más allá del derecho legítimo de Israel a la defensa. En la Gaza destruida también están los israelíes secuestrados por Hamás que sus familiares quieren verlos en sus respectivas casas. Los 27 líderes de la Unión Europea piden "corredores y pausas humanitarias" en Gaza y el Consejo Europeo hace suya la propuesta española de celebrar, en seis meses, una conferencia internacional de paz sobre Oriente Medio. Ojalá sean escuchados.
Les dejo con José Luis Perales "Que Canten Los Niños":
https://www.youtube.com/watch?v=3NDUvuDvRuM
© Francisco Aguadero Fernández, 27 de octubre de 2023
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