Traumas emocionales y de conducta son las consecuencias más comunes.
El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha recogido en el 'Informe sobre abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica y el papel de los poderes públicos', testimonios directos e indirectos sobre 487 víctimas: "Tengo problemas de alcoholismo desde los 12 años, porque era mi salida: sabía que cada violación, aunque me doliera, sería menor con alcohol", reconoce una víctima.
Tras analizar los testimonios recogidos por la Unidad de Atención a las Víctimas, se ha constatado que el tipo de abuso más común fueron los tocamientos, presentes en tres de cada cuatro relatos. Le siguen, por frecuentes, las conductas de masturbación pasiva (22%) y activa (16,2%). Además, se han denunciado 115 casos de violación: 51 personas informaron de que habían sufrido agresiones con penetración anal (10,47%), 46 con penetración oral (9,45%) y 18 con penetración vaginal (3,7%).
"Me tocó ser testigo presencial de los tocamientos que hacía a los niños de la parroquia. Y no solo a los de la parroquia, sino a los de otro colegio, donde había niños poco favorecidos", relata un testimonio, mientras que otro señala: "Recuerdo que hubo tocamientos, recuerdo que me besaba y, después, cuando le parecía que estaba todo terminado, pues me daba unos caramelos, me decía que eran especiales, que los hacía él. Incluso recuerdo del gusto que tenían, a higos. Y también me decía que no tenía que contarle nada a nadie, que era un secreto entre nosotros".
El informe sostiene que "centenares" de testigos han afirmado que creen que más gente sabía lo que sucedía, y en muchos casos, han referido que el conocimiento de los abusos era evidente por parte de otros clérigos. "Mientras sucedía el abuso en el despacho del director, los niños más mayores aporreaban la puerta para que me dejara en paz. Si esos estudiantes gritaban y hacían ruido, ¿por qué el resto de religiosos no hacía nada por evitarlo?", se plantea una de las víctimas que ha ofrecido su testimonio.
Sobre las consecuencias de los abusos, la investigación pone de relieve que los problemas emocionales y de conducta son los más prevalentes, afectando a la mayoría de personas entrevistadas. Le siguen los problemas de relación interpersonal, los funcionales como trastornos de sueño o de tipo alimentario, y los sexuales. "He tenido muchos problemas sociales, muchísimos, muchísima ira, mucha inadaptación. Por ejemplo, con mi familia no tengo trato, porque no hemos sabido comunicarnos", explica una de las víctimas.