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Mari Jose, salmantina que ha luchado contra un cáncer de mama: “Yo era consciente de que algún día, en vez de ser posible, sería real”
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DÍA INTERNACIONAL DE LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER DE MAMA

Mari Jose, salmantina que ha luchado contra un cáncer de mama: “Yo era consciente de que algún día, en vez de ser posible, sería real”

Actualizado 19/10/2023 09:28
Vanesa Martins

Con 48 años fue diagnosticada de un cáncer de mama que la llevo a pasar por quirófano 4 veces en tan solo cinco años

“Yo era consciente de que algún día, en vez de posible, sería real”. Así comienza Mari José, superviviente de un cáncer de mama, su historia por esta dura enfermedad. Una enfermedad que comenzó mucho antes de nacer ella y que la acompañaría de por vida. “Mi abuela murió de cáncer de mama hace 83 años”, explica. “Por ello, yo empecé a hacerme revisiones y mamografías a los 27 años, porque además que tenía una mastopatía fibroquística”.

Al tener antecedentes familiares la probabilidad de que ella sufriese cáncer de mama era alta y con 48 años y una hija de 6, en una revisión, llegó la noticia. “Me vieron un tumor y me dijeron que había que hacer una biopsia. Les pregunté que qué pinta tenía, y me dijeron que pinta de que había que hacer una biopsia. Ahí fui consciente de que tenía cáncer”.

Llegó a casa y se lo contó a su marido. Aún no le habían hecho las pruebas, pero ella estaba convencida. Sin embargo, cuando fue a por los resultados, a pesar de tenerlo asumido la noticia no dolió menos. “Cuando me dieron los resultados me sorprendió. Es una cosa que sabes y que la tienes interiorizada, pero cuando me lo confirmaron fui incapaz de asimilar ninguna otra información. Se me bloqueó la mente”. Y ahí, como ella dice, “empezó la aventura”.

Una aventura que “no puedo decir que sea fácil, porque no lo es”. Entró en quirófano cuatro veces en cinco años. “El tratamiento de la quimio es desgarrador y es un año malísimo, una lucha constante”. Ahora que todo ha pasado, dice que “ha sido una lucha más, como todas las que nos enfrentamos”.

“Mi hija no tiene un mal recuerdo de mi paso por el cáncer porque yo normalicé la situación todo lo que pude”

Recuerda el momento en el que empezó a quedarse sin pelo. “Fue un momento difícil no por perderlo, sino porque es el hecho de que pierdes tu intimidad. En ese momento ya le estás diciendo a todo el mundo lo que te pasa. Que forma parte de tu vida y no tienes por qué compartirlo. Pero en ese momento sí, yo no me quise poner peluca nunca y lo normalicé todo lo que. Tenía una hija de seis años y no podía hacer gran drama. No podía ni quería llorar delante de ella, no podía dejarme ver cómo me sentía y el día que yo me quedé sin pelo hicimos una fiesta del pañuelo”, recuerda emocionada. “Nos pusimos pañuelos de distintos colores, se los ponía mi hija, me los ponía yo, se los ponía mi sobrina y nos hacíamos fotos, era una fiesta. Ella no tiene un mal recuerdo de mi paso por el cáncer porque yo normalicé la situación todo lo que pude”.

Hace unos días ha tenido una revisión y ha coincidido con la misma persona que se la hizo el día que le vieron el tumor. “No habíamos vuelto a coincidir en todas estas revisiones y le dije que ella había sido quien me lo vi. Ella me dijo que entonces no tendría muy buen recuerdo de ella y le dije: todo lo contrario, tengo muy buen recuerdo de ti porque tú me salvaste la vida”.

Por eso pide que la gente se haga mamografías y que acuda a revisiones, aunque no sospechen ni tengan antecedentes. “Los médicos no tienen debajo de su mesa de despacho un cáncer que te lo ponen cuando llegas. No, no, no y no. Tú tienes un cáncer que si te lo descubren a tiempo, te salva la vida. El cáncer es como un cazador que está escondido esperando su presa. Y tú te tienes que adelantar a él. Y cuando él está escondido le tienes que atacar. Porque una vez que él salga y te empiece a atacar, ya es mucho más difícil”.

Mari Jose es un ejemplo de lucha, de no rendirse nunca. “El miedo es mucho peor enfermedad que el cáncer. El miedo te atenaza, no te deja luchar. Es importantísimo, importantísimo hacerse mamografías, importantísimo ir a revisiones, no guardar cartas en cajones, que los médicos no te ponen nada que tú no tengas. Tú lo tienes escondido y hay que descubrirlo y hay que luchar contra ello. Y el cáncer de mama es uno de los que más ha ganado en supervivencia”, recuerda a todas las mujeres y hombres.

Tiene un especial cariño y recuerdo de su oncólogo y del resto de profesionales. “Yo tengo el mejor oncólogo del mundo, César. No solo que sea muy buen médico, es que es muy buena persona. Es una persona que te entiende, que te comprende, que te mima, que te quiere, que te protege. Y eso es importantísimo”.

También de la Asociación Española contra el Cáncer, de la que es voluntaria y activa en todas sus actividades. “La AECC te acoge, te apoya, tiene ahí sus psicólogas que ante cualquier necesidad encuentres un abrazo. Siempre pensamos en que lo importante es la familia. La familia es un punto, pero no puedes recurrir muchas veces a la familia porque está sufriendo tanto como tú. Y si tú les cuentas todo, ves su sufrimiento, entonces te guardas cosas. Tienes que buscar ayuda en una persona que no esté sufriendo como tú. Porque su vista es más objetiva y te ayudan de otra forma. La labor de la asociación al final es fundamental”, asegura visiblemente emocionada.

Ahora tiene que acudir a revisiones y recuerda que el cáncer ya forma parte de su vida para siempre. “Nos recuperamos y seguimos con nuestra vida. Aprendemos a vivir con un miedo, porque no hay mujer que no haya padecido un cáncer, que cuando le tocan las revisiones no se le meta un poco el ombligo para dentro y esté ahí alerta. Pero eso también nos salva mucho la vida, el estar alerta, el saber que hay un peligro y nos cuidamos y nos hacemos fuertes, mucho más fuertes. Nunca sales igual, eres de una forma y después de pasar un cáncer ves la vida de otra manera”, concluye.