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Piercings y tatuajes
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Piercings y tatuajes

Actualizado 06/10/2023 07:52
Manuel Rodríguez Fraile

Yo, imagino que como muchos de ustedes, hay cosas que no entiendo. No entro a valorar si son buenas o malas, ni a criticar o alabar, no sé si son perjudiciales o beneficiosa, ni siquiera estoy seguro de si me gustan o no; simplemente digo que no las entiendo. Porque aunque son tradiciones muy antiguas, no entiendo las razones del imparable fenómeno social que supone en la actualidad llevar piercings o/y tatuajes.

Según he podido averiguar en algunas fuentes relacionadas con el tema (que he consultado con el objetivo de entender algo) para llevar piercings o hacerse tatuajes se dan fundamentalmente 5 motivos o razones: 1 como expresión personal, 2 para mostrar un sentido de pertenencia, 3 por estética o moda, 4 como recuerdo con un significado simbólico, y por último como signo de autoafirmación y empoderamiento.

En mi opinión estos motivos se pueden resumir, más o menos, en tres: exteriorizar la individualidad y diferenciarse de los demás, por moda estética o para manifestar la pertenencia a cierta comunidad sea esta familiar, étnica, religiosa, cultural, social, incluso violenta o trasgresora.

Al exteriorizar nuestra individualidad entiendo que se pretende poner de manifiesto una diferencia que nos haga únicos (lo que ya somos sin necesidad de ellos), pero si todos los llevamos ¿dónde está la diferencia? ¿está en el propio piercing o tatuajes porque en el interior nos consideramos iguales al resto? Y, además ¿esa exteriorización de individualidad no tendría el mismo efecto vistiendo una camiseta determinada, llevando un corte de pelo especial o a través de una determinada forma de vestir. Entonces por qué darle una representación permanente en el cuerpo cuando a lo largo de la vida es normal que nuestra individualidad cambie ¿o es que somos los mismos individuos a los 20 años que a los 40 o los 70? No lo entiendo.

Llevar piercings o/y tatuajes por estética o moda, me parece el motivo más débil, porque en ambos casos contradicen lo que define las estéticas o las modas que no es otra cosa que su relativa temporalidad y su capacidad para ser sustituidas. ¿Qué pasa cuando una estética o una moda pasa? Porque cambiar un piercing o un tatuaje no es tan sencillo como cambiar un pantalón ancho por uno de pitillo, un pelo corto por uno largo o teñido, una camisa de rayas horizontales por una de cuadros o decidir llevar o no sombrero.

Lo del sentido de pertenencia a un grupo o comunidad, políticas, culturales, religiosas, etc.; es, en mi opinión, la razón más poderosa. Charles Darwin, el naturalista inglés, afirma en su obra ‘El origen de las especies’ en la que formula su teoría de la evolución que: No se puede nombrar ni un solo gran país, desde las regiones polares del norte hasta Nueva Zelanda en el sur, en el que los aborígenes no se hicieran tatuajes. También se citan los piercings, aunque no con ese nombre, se habla de pendientes, perforaciones, punciones, aros o argollas.

La práctica de colocar piercings o tatuar el cuerpo es muy antigua. Se remonta a los cazadores del neolítico (hace más de 5.000 años) y pasa por los egipcios, los fenicios, los vikingos... Hoy sabemos que forma parte de muchas culturas de América, Asia, África y Oceanía. En Europa durante muchos siglos el cristianismo los prohibió por considerarlos signos de idolatría y de superstición ya que el cuerpo humano era sagrado, aunque muchos Cruzados, y los ciudadanos que viajaban a Tierra Santa, solían tatuarse un crucifijo para asegurarse un enterramiento cristiano si morían lejos de su país.

Parece que tanto piercings como tatuajes tienen como finalidad trasmitir a los demás la pertenencia a cierto colectivo, por lo que se trata de una especie de ‘lenguaje visual’. En ciertas etnias significan pertenecer a cierta familia o clan. Por ejemplo, para los indios americanos la figura del lobo representaba la unión familiar dado que viven en manadas muy jerarquizadas. En la Polinesia sirve para identificar un rango social o la genealogía de una familia, incluso alguna hazaña individual.

Los marineros se tatuaban o se ponían pendientes para que todos supieran que habían realizado ciertas proezas o llegado a ciertos lugares del mundo que no estaban al alcance de todos. Los chinos tatuaban o ponían aditamentos en el cuerpo de los delincuentes y los esclavistas tatuaban a sus ‘mercancías humanas’. En resumen siempre transmitían un mensaje que los demás entendían.

Pero la invención, a finales de siglo XIX, de la máquina de tatuar eléctrica y de las prácticas de perforaciones corporales con garantías de no contraer enfermedades, disparó todo este universo. Los piercings y los tatuajes pasaron a formar parte de la industria y del mercado.

En la actualidad España es el sexto país del mundo con más personas tatuadas, 4 de cada 10 personas tiene algún tatuaje o piercing. Existen más de 3.000 Establecimientos de Adorno Corporal en el país que facturan más de 180 millones[1] de euros anuales. Los tatuadores se han convertido en estrellas de las redes sociales en las que millones de gente exhiben sus creaciones. Un negocio en veloz crecimiento al que recientemente se ha incorporado el tatuaje en 3D.

Si hace apenas unas décadas llevar tatuajes o piercings suponían un rechazo social, un estigma, hoy parecen ser una seña de identidad, pero ¿de identidad de qué? ¿por qué se ha producido este repentino cambio? ¿por qué tan rápido? No lo entiendo.

Será porque no alcanzo a comprender las razones o porque no me gusta ver como unas manifestaciones de rebeldía juvenil o generacional, como pudieran ser los piercings, los tatuajes o los grafitis, hayan sucumbido al poder económico y se hayan incorporado al mercado capitalista y consumista contra el que pretendían sublevarse. Aunque también puede ser que todo esto me ha cogido ya mayor. El caso es que no lo entiendo.

James Cook, navegante y cartógrafo británico, ya afirmó en 1779 que la universalidad de los tatuajes es un tema curioso para la especulación. Yo seguiré haciéndome, especulando sobre el tema ¿Qué tipos de personas los llevan o en que profesionales se ven más? ¿Quieren con ello distinguirse del resto o igualarse? ¿En realidad nos dicen algo de quien los lleva sino no conocemos su significado? ¿Si nos los hacemos para nosotros mismos como autoafirmación y empoderamiento personal porqué ese interés de mostrarlos en público? ¿Cómo se verán ciertos tatuajes cuando el paso del tiempo cubra de arrugas las pieles hoy tersas? Y otras muchas.

[1] https://elpais.com/economia/negocios/2021-11-19/tatuajes-tinta-en-la-piel-y-mucho-dinero-en-los-bolsillos.html

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