Miércoles, 11 de diciembre de 2024
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“No podemos atender a todos los animales que se ponen enfermos, por lo que hemos tenido que dispensar medicamentos a los ganaderos para que los traten”
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Agustín Francisco Román, veterinario clínico

“No podemos atender a todos los animales que se ponen enfermos, por lo que hemos tenido que dispensar medicamentos a los ganaderos para que los traten”

Actualizado 05/10/2023 08:04
Rosa M. García

Los veterinarios de campo, muy pocos en Salamanca, jamás se habían encontrado con una situación similar a la actual con la EHE, con tanta cantidad de bajas de ganado y de explotaciones afectadas, afirma el presidente de Veproasa

La situación que está provocando la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) en el ganado vacuno salmantino es muy complicada y preocupante, no solo para los ganaderos, también para los veterinarios clínicos, que además de ser muy pocos en Salamanca, nunca habían vivido algo similar, con tantas bajas de ganado y la gran cantidad de explotaciones que están afectadas. Así lo asegura Agustín Francisco Román, veterinario clínico y presidente de la Asociación de Veterinarios de Producción Animal de Salamanca (Veproasa), que compara esta enfermedad con el Covid-19 y considera que las administraciones no le han dado la importancia que deberían. Ahora mismo, señala, ya no hay solución para este año, pero hay que evitar que esto vuelva a ocurrir, porque puede ser un desastre.

¿Qué panorama os estáis encontrando los veterinarios en las explotaciones ganaderas?

Un panorama bastante complicado y estresante, y muy preocupante. Es una enfermedad que, no es que nos haya cogido por sorpresa, porque nos la esperábamos, pero no pensábamos que tuviera la incidencia tan alta que tiene y que le va a suponer unas pérdidas económicas al ganadero muy grandes. Respecto a nosotros igual, hay muy pocos veterinarios clínicos en Salamanca y es un exceso de trabajo descomunal.

¿Cuántos veterinarios clínicos sois?

En la asociación estamos unos 68 o 70, de los que la mitad aproximadamente trabajamos haciendo clínica libre, en grupos veterinarios organizados o bien individualmente, y el resto trabajan en cooperativas u otras empresas. Lo que son veterinarios que hagamos clínica libre, es decir, que estemos haciendo guardia y trabajando los 365 días del año las 24 horas, estamos alrededor de 30, nada más. Se hace labor también de campo, pero para un censo de vacuno de más de 500.000 cabezas es ridículo prácticamente; posiblemente en Salamanca más de la mitad de las vacas no tengan la asistencia veterinaria que se requiera, eso es lo preocupante. Seremos prácticamente la mitad de los veterinarios funcionarios que hay en la Administración; esto es un problema que llevamos arrastrando desde la reestructuración veterinaria a finales de los 80, sigue habiendo una escasez tremenda y no hay relevo generacional. Sí tenemos un hilo de esperanza y posiblemente sea la solución la entrada en vigor el año que viene del RD de veterinario de explotaciones; es algo que va a demandar mucho profesional y la administración tiene que tener capacidad para que esto se lleve a la cabo, porque si no, es imposible.

¿Cómo os está afectando, porque aparte de la EHE, tenéis otras enfermedades que controlar?

No sé si es el símil, pero lo que pasó en el covid-19 en marzo o abril de 2020, se puede trasladar un poco aquí, aunque es una enfermedad diferente, pero no somos muchos los que estamos trabajando en esto y al final ha habido jornadas de trabajo larguísimas, llamadas de teléfono de un sábado por la mañana de guardia, a lo mejor te encontrabas con 60 avisos. No puedes atender a todos los animales que se ponen enfermos, entonces lo que hemos tenido que hacer, que no nos queda otra, como los síntomas de la enfermedad son claros, pues es poder dispensar medicamentos a la gente para que pudiera tratar a esos animales. Es de lo poco que se puede hacer de una enfermedad vírica que no tiene tratamiento. Es así, hasta que los animales se inmunicen, lo único que podemos hacer es dar antiinflamatorio y antibiótico por las infecciones secundarias, porque al final los animales acaban muriendo por infecciones secundarias como consecuencia del virus. Intentar facilitar a la gente los tratamientos que hemos podido; hasta ahora hemos tenido stock de medicamentos suficientes, que al principio teníamos miedo. Y en las explotaciones nuevas, pues ir a ver a los animales para explicarles a la gente lo que tienen que hacer, que conozca un poco los síntomas más frecuentes, aunque son muy variables, y los puede tratar.

¿La única solución sería contar con una vacuna?

Eso sería lo ideal, pasa como pasó con el Covid-19. El problema es el serotipo; el serotipo que afecta a las vacas sí lo tenemos contrastado, pero no hay vacuna de ese serotipo. Hay vacuna del serotipo 2, creo recordar, en Japón, pero parece ser que no tiene inmunidad cruzada con el nuestro, por lo que no valdría usarla aquí y no está registrada. Para este año, no nos sirve de nada; la transmisión del virus se produce a través de mosquitos y en el momento que empiece a disminuir la temperatura, se acabará el problema. No da tiempo ni a almacenarla ni a fabricarla ni nada. Lo que sí tiene que tener claro la Administración es qué consecuencias inmunológicas va a tener en la población de vacas, es decir, si van a tener anticuerpos de la enfermedad, que no lo sabemos exactamente, ni la duración que van a tener estos anticuerpos; si es larga, no pasaría nada el año que viene, pero si es corta, volveríamos a tener un gran problema1. Supongo que el Ministerio, aunque le está quitando importancia a la enfermedad, lo lógico es que sí tendrá esos datos o podrá tenerlos para actuar al respecto el año que viene. Ese es el problema, este año ya no tiene solución, lo que pase va a pasar y no podemos hacer nada más, pero para el año que viene sí tenemos que tener las cosas claras, porque puede ser un desastre.

Porque las administraciones parece que están pasando un poco…

Las administraciones, no ya es tapar, pero no se le ha dado la importancia que debería de tener hasta que no teníamos muchísimos casos. Estamos hablando de que ha habido casos de la enfermedad en Andalucía desde hace dos años. De Extremadura hacia arriba no ha habido casos hasta este año, pero, según parece, ya ha habido bastantes meses antes y no se ha hecho nada. No sé si hubiera sido muy eficaz, porque la transmisión por un mosquito es muy difícil de controlar, más difícil que por contacto directo, que al final puedes aislar animales o controlar, pero el mosquito vuela, son jeringuillas volando, y además ha tenido una enorme expansión por el viento. Esperemos que la Junta y el Ministerio vean el alcance de la enfermedad, estudien muy bien los países donde ya llevan años tratándola, como Japón y EEUU, y tomen medidas, sobre todo que tengamos claro qué va a pasar el año que viene con la enfermedad para estar preparados. Son enfermedades muy estacionales, el mosquito transmite y en lo que no haya mosquito, se acabó el problema momentáneamente.

¿Tenéis datos de cuánto ganado hay afectado en Salamanca?

Prácticamente el 95% de las explotaciones tienen casos positivos, según los datos que manejamos. La gravedad es que es muy variable, hay animales en los que pasa desapercibida, otros se mueren a las pocas horas o días, también hay animales que mejoran con el tratamiento rápidamente, animales que aparentemente están mal y va progresivo el deterioro y están semanas sin poder comer, porque el problema del virus es que afecta mucho a la boca y a mucosas digestivas y al final las complicaciones secundarias acaban desencadenando un proceso mucho más grave, porque tienen una enfermedad hemorrágica que afecta a muchos tejidos, incluso tenemos muchos problemas de abortos, muchas vacas abortan, y lo pasan especialmente mal las que están en el último mes de gestación. Pero es muy variable, animales jóvenes hay pocos y no tiene nada que ver con los adultos. En esto también hay cierta similitud con cualquier proceso vírico, como pasa con el covid. Las consecuencias de todo esto no lo vamos a saber hasta dentro de un año, pero las pérdidas económicas van a ser muy grandes, ya no solo por los tratamientos y por las bajas de muerte, si no por las secuelas, por los animales que van a quedar vacíos, que no van a volver a preñar.

Porque mortalidad no hay mucha...

No, pero hay bastante más de lo que está diciendo el Ministerio, que habla de un 0,4%, pero no creo que baje del 2%, incluso más, y hay explotaciones que incluso un 5%. También vamos a ver esas bajas a lo largo del tiempo en animales que parece que se recuperan y luego igual van muriendo, porque pasa igual que con otras patologías, hay enfermedades que están en los animales y esto ayuda a que mueran, es la puntilla que acaba con ellos.

¿Habéis vivido alguna vez una situación similar?

Con una enfermedad tan expansiva no; no recuerdo que haya habido esta cantidad de bajas y esta cantidad de explotaciones afectadas a la vez. Por ejemplo, el tema de la lengua azul, que se está vacunando, se controló más rápido, había una vacuna disponible y se vacunó enseguida; además la lengua azul, aunque afecta a las vacas, no hay prácticamente mortalidad, los síntomas son muy escasos, se vacunan porque en ovejas sí que hay bajas y muertes, y tienes que parar el ciclo, ya que, si no vacunas a las vacas, no acabas con el problema, porque puedes volver a infectar a las ovejas. Pero un problema tan serio como este con la EHE no recuerdo, de este alcance no se ha dado.

En definitiva, un caos para los ganaderos y también para los veterinarios...

Los que están más al pie del cañón son los que sufren más este tipo de cosas. Es muy preocupante, pero al final te tienes que adaptar a todo. Hay que pensar que esto tiene que ayudar a reestructurar el sector, no puede ser de otra manera; hay que salvar al sector primario, porque comemos de él y no se le da la importancia que se merece. Y por la parte veterinaria, necesitamos profesionales de campo; es un tema muy serio y creo que el Ministerio se lo tendría que plantear o no va a haber veterinarios que se quieran dedicar a esto a no ser que se intente reestructurar de alguna manera. Como desaparezca nuestra generación y no se cuide a los veterinarios clínicos, llegará un día que no va a haber; el trabajo de campo con el vacuno extensivo es muy duro, o se reestructura de una manera definitiva, o ese servicio se va a perder, porque no hay quién lo quiera hacer. Esperemos que esto ayude a reconsiderar todo y, dentro de la gravedad que tiene, tenga un efecto positivo; no hay solución, pero que no vuelva a pasar.