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La neurociencia determina las consecuencias de trabajar y estudiar a la vez
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Ciencia

La neurociencia determina las consecuencias de trabajar y estudiar a la vez

Actualizado 26/09/2023 22:05
Redacción

Aceptar un empleo remunerado al mismo tiempo que se cursa algún estudio suele ser una decisión con la que tienen que lidiar muchos estudiantes a lo largo de sus años lectivos.

A fin de cuentas, es habitual necesitar esa entrada extra de dinero, especialmente a la hora de costear una carrera. Eso implica contar con menos tiempo y tener que repartir energías entre dos actividades exigentes, aunque siempre puedes mejorar tu capacidad de concentración con complementos naturales. Ese dinero extra se convierte en un interesante aliciente. No obstante, los últimos estudios parecen indicar que combinar ambas actividades no es tan sencillo y que, si se hace de forma prolongada, tampoco sería tan saludable. Y es que, estudiar y trabajar a la vez, al fin y al cabo, puede tener algunas consecuencias preocupantes.

Trabajar y estudiar: una realidad para muchas personas

Tal vez se haga para contribuir a la economía de la familia o directamente sea para costear los estudios que se están cursando. Quizá se trate de un medio de lograr una mayor independencia: en todo el mundo, cada día hay más estudiantes que se animan a combinar sus estudios con un empleo a tiempo parcial. De hecho, en Estados Unidos, lleva décadas siendo una costumbre y, a menudo, los estudiantes trabajan más de 20 horas a la semana. A día de hoy, puede observarse en casi cualquier país, independientemente del sesgo demográfico. No obstante, los estudios que llevan realizándose al respecto a lo largo de los últimos veinte años se han encargado de analizar el impacto que tenía sobre estos adolescentes el trabajar en semejantes condiciones.

Efectos de trabajar y estudiar durante demasiado tiempo

Estos estudios, realizados en el campo de la neurociencia, han tenido en cuenta a más de 1700 estudiantes de todo tipo de entornos sociales y económicos. Se comprobaron numerosos factores, como las horas de trabajo, el nivel académico, su autonomía en el ámbito familiar o cualquier problema previo de comportamiento.

Los datos obtenidos parecen indicar que trabajar más de 20 horas a la semana mientras se estudia, y mantener esta situación durante un tiempo excesivamente prolongado, podría afectar de forma negativa al rendimiento del estudiante, pero también sería perjudicial para su salud mental. Además, los alumnos con jornadas laborales más extensas tienen más riesgo de caer ante algún problema de adicción al alcohol o incluso a las drogas.

No todo es negativo

Por otro lado, compaginar ambas actividades también parece tener algún punto positivo. Al mejorar la autonomía del estudiante, trabajar podría favorecer la autoestima y su capacidad de aceptar responsabilidades. Asimismo, los efectos negativos del trabajo durante los estudios parecen disiparse si se trata de realizar prácticas, puesto que al estar relacionadas con la materia que se está estudiando, parecen favorecer la motivación del estudiante, así como su capacidad de concentrarse en clase.

Aun así, la prudencia en este aspecto parece ser necesaria. Por eso, lo más recomendable es evitar jornadas de trabajo demasiado largas o, de lo contrario, el bienestar de los estudiantes podría verse afectado de forma negativa.