, 22 de diciembre de 2024
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'Acción de Gracias'
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EL APUNTE DE ANA PEDRERO

'Acción de Gracias'

Actualizado 21/09/2023 22:25
Ana Pedrero

"Tarde de despedidas, para la historia, de pellizco en las entrañas y en el alma. Tarde de memoria Purísima y Oro, la de aquel novillero de Ledesma que hace 25 años se sumergía en la pila bautismal del toreo para hacer vocación, camino y vida desde La Glorieta hacia el mundo"

La Glorieta es como una mujer que unas veces se enamora, otras suspira, otras se enciende, otras se guarda las palabras, otras ruge desde el fondo de sus cimientos, de sus entrañas de madre. Y también se emociona, y se llena, y se desborda, y se rompe, y explota y se vacía . Y cuando esto ocurre, uno siente la emoción a flor de piel, el misterio, la hondura, la grandeza del toreo, y la plaza deja de ser plaza para ser templo de acción de gracias bajo el cielo incierto de septiembre.

Así esta tarde última de la Feria 2023. Tarde de despedidas, para la historia, de pellizco en las entrañas y en el alma. Tarde de memoria Purísima y Oro, la de aquel novillero de Ledesma que hace 25 años se sumergía en la pila bautismal del toreo para hacer vocación, camino y vida desde La Glorieta hacia el mundo. Ahí estuvimos, aquí estamos. Desde aquellos primeros pasos, el primer brindis, el primer toro, hasta este toro último, el quinto de la tarde; hasta el corte de un mechón de pelo, apenas eso, donde está escrito el ADN, el sacrificio, la soledad, la búsqueda, la gloria de ser torero. Una coleta, sólo eso, en el nombre del padre. Todo eso.

Mingo, aquel chaval de Ledesma, hoy torero con el poso y el temple de los maestros, con la misma entrega de quien pisa por primera vez el ruedo, hoy decía adiós a esta plaza enamorada que es La Glorieta, empapada de amor, de agradecimiento, de admiración.

Ese chaval de Ledesma hoy ponía a La Glorieta en pie para recoger una ovación clamorosa a una vida, la vida; a una trayectoria impecable, los hierros más duros, las tardes sin llamadas, la resurrección, la veteranía, el poso, el temple. A veces hoy detuvo el tiempo en su muleta, paró el aire que se empeñaba en molestar, se jugó los muslos como el que intenta abrirse paso, ser alguien en esto. Nunca nadie le regaló nada

Y ahí, al lado, el aplauso del Juli-rey, de maestro a maestro, con la admiración y el cariño de quienes han sido rivales en los ruedos y amigos en el camino. Ese Juli que ponía patas arriba los tendidos tomando los palos, que también hoy se despedía de Salamanca a lo grande con tres faenas completamente distintas y un epílogo de alto voltaje con el que cerraba plaza.

El respeto mutuo, y el abrazo de los que se encuentran por la vida. Qué se dirían sin apenas palabras, sólo con los ojos. Qué se cuentan dos toreros que se despiden de lo que ha sido toda su vida, su pasión y su veneno, su alegría, su sangre.

Y seis toros que, acaso conociendo que era corrida concurso, o quizá sabiendo que hoy se despedían dos toreros indispensables para nuestra generación, la de los que nos hicimos hombres y mujeres a la vez que ellos, hicieron honor a su condición de bravos embistiendo, exigiendo, transmitiendo, emocionando. Juro que lo de menos era el concurso.

La tarde tenía ese sabor nostálgico del adiós, de ser testigos de un tiempo que se va, que se nos va. Un fin de época que ha de dar forzoso paso a nuevas figuras del toreo en un tiempo que cada vez entiende menos el toreo, que no le hace sitio entre el.pan de cada día.

Mientras, dos hombres felices, dos maestros, oro de ley, tocaban el cielo cárdeno de Salamanca, arropados por los niños de la Escuela que siguen sus pasos como seguían los discípulos a Cristo. A Domingo lo portaban a hombros victorioso los hombros de otros toreros, Alejandro Marcos y Esaú Fernández.

Sobre la arena, en el aire, en la memoria y el corazón, un mechón de pelo, sólo eso, todo eso, recordará siempre que hubo un torero, aquel chaval de Ledesma, que hizo rugir, llorar a La Glorieta, que abría sus puertas de par en par con el orgullo de una novia en la primera noche. La penúltima noche.

Gracias, maestro Juli, por la gracia de haber convivido con un prodigio del toreo, aquel niño que deslumbró al mundo desde la arena de Nimes.

A ti, Domingo, torerazo, te devuelvo hoy las lágrimas que se te cayeron el domingo cuando el maestro Capea, la leyenda del toreo salmantino, te dijo que contabas con el respeto de todos los que salen a los ruedos, de todos los que pisan la arena y se miden frente al toro.

La Glorieta es una mujer que a veces ruge desde sus cimientos, desde sus entrañas, como una madre. Así este 21 de septiembre de 2023, Acción de Gracias por ser, por sentir el toreo en la sangre, fluyendo por los poros, inundando todo. Como era en un principio, ahora, siempre.