, 12 de mayo de 2024
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"Ver a Madrid rugir conmigo hace que merezcan la pena tantos años de sacrificio"
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DAMIÁN CASTAÑO

"Ver a Madrid rugir conmigo hace que merezcan la pena tantos años de sacrificio"

Actualizado 11/09/2023 10:27
María Fuentes

El salmantino se llevó el Desafío Ganadero en Las Ventas de este domingo con una buena faena a un toro de Valdellán. Toreó sereno, centrado y muy dispuesto

Damián Castaño se ganó este domingo el respeto de Madrid en el Desafío Ganadero que acogió Las Ventas en el que el salmantino se acopló a ese buen toro de Valdellán sereno, centrado, dispuesto, valiente y torero. Paco Ramos estuvo digno con las telas y fatal con los aceros, mientras Luis Gerpe puso más intención y voluntad que el redunatdo que pudo obtener.

La maciza obra de Castaño se quedó sin premio por la espada

Según informa Cultoro, el segundo Valdellán fue más armónico en sus hechuras y obligó a Damián Castaño a invertir los terrenos para llevárselo a los medios, pues se revolvía pronto y con intensidad. Los dos primeros puyazos de Rafael Agudo fueron soberanos, pasando incluso con sospechoso silencio esa raya que en otras corridas sí se afanan en pitar. El tercero ya fue un exceso, pero lo asumió bien el toro que peleó bravo y mantuvo la tensión banderillas, donde destacó la lidia de Marco Galán. Firme, el salmantino comenzó midiendo al toro por derechazos a su altura que el toro tomó con transmisión, recorrido y fijeza. A más, templado y sometiendo, Damián construyó una faena intensa, capaz y poderosa, más cadenciosa al natural, por donde el toro tuvo más calidad. Dos naturales enormes quedan en la memoria, y ese cierre torero por abajo. Sólo la espada le arrebató de las manos una de las orejas de peso de la temporada madrileña. Una pena que quiso mitigar con la vuelta al ruedo el respeto unánime de la plaza.

"Ver a Madrid rugir conmigo hace que merezcan la pena tantos años de sacrificio"

Un día después, Castaño habla con SALAMANCArtv AL DÍA y muestra sus sensaciones ante lo vivido en la plaza más importante del mundo. "La tarde de ayer junto con la de Cenicientos hace tres años y la de Bilbao de esta temporada ha sido una de las más importante de mi carrera, una de las tardes más bonitas porque a pesar de la espada que me privó del triunfo grande me quedo con la sensación única de escuchar los olés de Madrid. Eso no se paga con dinero, es algo indescriptible lo que viví ayer. Ver a Madrid rugir conmigo es algo que no tiene precio y por eso merece la pena de tantos y tantos años de sacrificio y lucha", explica.

"Eso recompensa todos los años que he estado en silencio y trabajando día a día para que llegaran esos momentos que estoy viviendo ahora", añade, y asegura que se le ponen "la piel de gallina" cuando recuerda la tarde de ayer.

Ahora mira hacia adelante "con la moral muy alta intentando mejorar la espada y los defectos" pero con "mucha ilusión y motivación para afrontar la parte final de la temporada y el planteamiento de la que viene".