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Mieza y la gripe de 1918
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artículo de julio fernández, profesor de derecho penal de la usal

Mieza y la gripe de 1918

Actualizado 07/09/2023 13:00
Redacción

Artículo de investigación sobre los efectos de la gripe en Mieza en 1918, publicado en el libro de fiestas de Mieza de 2023

I.- INTRODUCCIÓN

Después de haber pasado 105 años del inicio de aquélla catástrofe sanitaria –de las más graves jamás conocidas, según los historiadores, comparable a la “peste negra” que asoló los continentes europeo y asiático en el siglo XIV y más devastadora que la reciente pandemia de la COVID-19-, he tenido curiosidad por investigar las consecuencias que produjo en nuestro pueblo la mal llamada “gripe española”. Como es sabido, la infección generalizada de la gripe en todo el planeta se desarrolló hacia el final de la Primera Guerra Mundial, con una primera ola en febrero de 1918, una segunda (la que más afectó a Mieza), en septiembre del mismo año y otras que tuvieron menos repercusión, aunque la pandemia se mantuvo activa hasta el mes de abril de 1920. Al parecer y según las investigaciones realizadas por la comunidad científica de entonces, la infección gripal fue contagiada por soldados americanos en suelo francés durante la guerra, pero la primera información sobre la aparición e impacto de la misma salió de España, que no participó en el conflicto bélico europeo. Los países intervinientes en la Gran Guerra no podían emitir una información de esas características. De ahí que fuese bautizada como “gripe española” e indujo al error de que en todo el mundo se creyera (y aún se sigue creyendo en muchos ámbitos sociales, a pesar de haber transcurrido más de un siglo) que se había originado dentro de los límites de nuestras fronteras, cuando no fue así.

Las cifras de la tragedia fueron terribles. Se calcula que hubo entre 40 y 50 millones de muertos. España fue uno de los países más afectados con aproximadamente 200.000 fallecidos de un total de 8 millones de infectados. Tiene su lógica, puesto que España a principios del siglo XX era uno de los países europeos más atrasados, con un índice elevado de analfabetismo y económicamente con muchas carencias y desequilibrios. La sociedad española era sustancialmente rural y en el pueblo llano predominaba la miseria y el hambre. Esa radiografía constituía el caldo de cultivo ideal para que una catástrofe sanitaria de estas características proliferase más en nuestro país que en los más desarrollados. Ya se sabe, las desgracias golpean siempre con mayor intensidad a los más débiles.

II.- METODOLOGÍA UTILIZADA

Para centrarme en los efectos que la pandemia produjo en Mieza, la metodología utilizada fue, en primer lugar, consultar la prensa salmantina de aquél momento. El único periódico de tirada provincial existente era “El Adelanto. Diario Político de Salamanca”, fundado en 1883. “La Gaceta Regional” apareció más tarde, concretamente en agosto de 1920. Después de obtener la información precisa y gracias a la buena predisposición del Ayuntamiento de Mieza, concretamente del secretario José Ángel (al que agradezco profundamente su excelente profesionalidad y su compromiso ético) decidí consultar el libro de Defunciones del Registro Civil y el Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento de aquélla época, este último para comprobar si en las sesiones plenarias (que se celebraban de forma ordinaria todos los domingos del año) se hacía referencia a las consecuencias y efectos de la gripe en nuestro pueblo.

III.- FUENTES PRIMARIAS CONSULTADAS

III.1.- Periódico El Adelanto

Comenzando por El Adelanto, he podido consultar todos los ejemplares publicados desde el inicio de la pandemia (en febrero de 1918) hasta el final de la misma (en abril de 2020). Las informaciones más relevantes comenzaron a publicarse en El Adelanto a partir de septiembre de 1918, puesto que la primera ola afectó mucho menos en nuestros confines provinciales y no fue relevante a efectos informativos. Concretamente, en una información que ocupa un tercio de página (El Adelanto, 24 de septiembre de 1918, pág. 2), se dice que algunos médicos estaban desconcertados porque los síntomas de la enfermedad se podían confundir con los del tifus y con el cólera morbo asiático, pero continúa diciendo en la información, lo siguiente: “En concreto. La opinión unánime de la Junta provincial de Sanidad es que estamos padeciendo una epidemia de grippe, exclusivamente, con manifestaciones en el pecho y vientre propias de referida enfermedad, sin participación alguna del tifus ni del cólera”. Continúa diciendo la misiva que “la grippe se propaga principalmente por la atmósfera, mediante el aire aspirado por los enfermos, por el sudor y el contacto de ropas o utensilios de uso particular, por cuya razón deben desecharse las inculpaciones que algunos pueblos hacen de padecer la dolencia por la ingestión de aguas y el ambiente originado en las cercanías de charcas y remansos de agua”. También recoge la información una serie de recomendaciones realizadas por la Junta provincial de Sanidad, entre las que se encuentran la de no estar en locales donde se reúnan muchas personas, evitar la estancia prolongada donde haya enfermos o convalecientes, de alimentarse bien, de evitar las bebidas alcohólicas, de lavarse la boca con agua oxigenada diluida, de fricción diaria con alcohol de romero aplicada al cuerpo diariamente, del uso de ropa interior de lana, de la cocción de ropas usadas por los enfermos y del blanqueo de paredes. (Obsérvese que la palabra grippe aparece con dos “p” y lo he podido comprobar en varios archivos, no sólo en la información periodística. En consecuencia, no es un error tipográfico).

En otra información (El Adelanto, 1 de octubre de 1918, pág. 1) se dice que en algunos pueblos como El Cubo de Don Sancho están la inmensa mayoría de los habitantes infectados (también el médico y el cura), que se han producido 30 fallecimientos en pocos días y destacan los vecinos el heroísmo del médico que, a pesar de estar contagiado, sigue visitando a los enfermos. Además “como las defunciones son tantas, no doblan ya las campañas de la Iglesia, porque los entierros los verifican los pocos mozos que se hallan sanos”. Por su parte, en la información se denuncia que las autoridades sanitarias tienen abandonados estos pueblos ante la “carencia absoluta de medicinas para atender a tanto enfermo. Sería conveniente que el Gobernador civil se interesara por esta desgracia y viese el medio de suministrarlas a este pueblo, tan castigadísimo por la epidemia”. A este respecto, el conocido doctor Villalobos, de Salamanca (entonces diputado en Cortes, que fue posteriormente ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes durante la Segunda República), según otra información (El Adelanto, 24 de septiembre de 1918, pág. 2), “ha propuesto al Sr. Gobernador Civil, que visite al Sr. Decano de la Facultad de Medicina, Dr. Segovia, para que cite en una asamblea a todos los estudiantes del último año de Medicina con el objeto de exhortarles a que acudan a asistir a tanto enfermo como existe en los pueblos, llevando a estos el consuelo de la ciencia médica”.

Por su parte (El Adelanto, 26 y 29 de octubre de 1918, pág. 2 en ambos) se publican dos cuadrantes muy interesantes sobre la estadística de personas contagiadas y fallecidas en cada uno de los entonces 386 municipios de la provincia de Salamanca. En el encabezamiento de la información de las estadísticas se asegura que la pandemia está próxima a su fin. En uno de sus párrafos se dice que la gripe en Salamanca y provincia “es quizá una de las de España donde el porcentaje de invasiones ha sido mayor, publicamos hoy, en que todos los informes coinciden en que la pandemia, ya muy decrecida, tiende a desaparecer, una estadística de la relación enviada a esta inspección provincial de Sanidad”. De un análisis general, parece que en Mieza el porcentaje de infectados y fallecidos fue superior a la media de los pueblos de la provincia. Según esta información, Mieza contaba en esos momentos con un censo de 1.160 habitantes, de los que había 800 contagiados y 20 fallecidos por la pandemia hasta ese momento. Es decir, si hacemos comparaciones generales con la situación del país, el porcentaje, tanto de contagiados como de fallecidos es superior a la media nacional. Los 200.000 fallecidos, en términos absolutos, de una población española de entonces de unos 20 millones de habitantes, totalizan un porcentaje del 1 % de la población española. Y los 8 millones de contagiados, del 40 %.

En cambio, en Mieza, los 20 fallecidos, totalizan el 1,72 % y los 800 contagiados, el 68,9 %. Por hacer comparaciones con los pueblos de nuestro entorno, Mieza, como decíamos antes, tiene un porcentaje más elevado de contagiados y de fallecidos que el resto, salvo algunos municipios como El Cubo de Don Sancho, referido anteriormente, con 32 fallecidos y 500 contagiados, de sus 878 habitantes. Estos datos ofrecidos por El Adelanto relativos a municipios salmantinos de nuestro entorno geográfico, son los siguientes:

MUNICIPIO

HABITANTES

CONTAGIADOS

DEFUNCIONES

ALDEADÁVILA DE LA RIBERA

1.943

400

8

BARRUECOPARDO

1.091

750

16

CEREZAL PEÑAHORCADA

515

8

1

CORPORARIO

289

40

2

HINOJOSA DUERO

2.175

430

6

LUMBRALES

3.148

815

11

MASUECO

1.097

335

4

EL MILANO

485

60

5

PEREÑA

1.436

700

14

SAUCELLE

1.101

770

18

VILLAVIEJA DE YELTES

2.191

250

9

VILVESTRE

1.532

1.200

7

TRABANCA

516

490

7

VITIGUDINO

2.493

1.500

16

ZARZA DE PUMAREDA

570

400

1

Lógicamente, los fallecidos totales por la pandemia tuvieron que ser más, aunque no demasiados, ya que, como veremos posteriormente, después de estas fechas, en los meses de noviembre y diciembre, la tasa de mortalidad descendió notablemente.

III.2.- Censos del Ayuntamiento de Mieza de 1901 a 1920

En relación al censo de habitantes de Mieza, según los datos obrantes en el archivo del Ayuntamiento, hay que destacar que en las dos primeras décadas del siglo XX hubo un descenso poblacional, algo que no se producía con anterioridad. Las causas del descenso, además de la epidemia de gripe, guardan relación con la fuerte emigración de muchas personas a países de América, fundamentalmente. Fueron los años en los que muchos compatriotas iniciaron el éxodo de nuestras míseras tierras en busca de un mundo mejor. Argentina, Brasil, Cuba y Méjico, fueron los destinos más demandados por parte de los cientos de miles de españoles que tuvieron que abandonar su familia, su tierra y su patria, porque aquí no había medios económicos y productivos para sobrevivir en condiciones adecuadas. Así, en el censo de 1901 había empadronados en Mieza 1.217 habitantes; en 1911, había 1.238; en 1916, 1.149 y en 1920 (aquí, sí, debido más a la pandemia), descendió hasta los 1.109.

III.3.- Registro Civil de Mieza. Libro de defunciones de los años 1917, 1918 y 1919

Del análisis del libro de Defunciones del Registro Civil de Mieza, se puede comprobar que los fallecimientos se incrementaron considerablemente en 1918 y, concretamente, a partir del mes de agosto. La primera ola de la pandemia, de febrero, dejó menos contagiados y fallecidos, pero la segunda, fue letal. Se mantuvo muy alto el porcentaje hasta octubre de ese año. A partir de noviembre, el número de defunciones es parecido al de años anteriores. Así, en el año 1917 hay registrados 22 fallecimientos; en 1918, fruto de la pandemia, los muertos fueron 56 y en los seis primeros meses de 1919, tan sólo hubo 5. Analizando la mortalidad de 1918, se puede comprobar que desde enero hasta el mes de junio hubo 10 fallecidos (más elevado que en los seis primeros meses del año siguiente, 1919), pero, sólo en agosto hubo 5, en septiembre 14 y en octubre 20. En un sólo día, el 26 de septiembre, hubo 5 fallecimientos y entre el 20 y el 30 de septiembre, 11. Las cifras son aún más alarmantes si contamos desde el 20 de septiembre hasta el 9 de octubre, periodo en el que hubo 25 fallecimientos. Posteriormente, en noviembre descendió notablemente y murieron 6 personas; en diciembre, tan sólo 1.

Sobre las causas de los fallecimientos relacionados con la pandemia, el médico utilizaba terminologías diferentes que tenían un origen común relacionados con las patologías pulmonares. Así, se utilizan con carácter general los siguientes: “neumonía grippal, bronquitis aguda, bronquitis crónica, pleuremia aguda, infección gripal, congestión pulmonar o bronquitis capilar” y nos encontramos defunciones de personas de cualquier edad, desde niños de pocos meses de edad, escolares, adolescentes, personas jóvenes y de edad más avanzada.

A mi padre (persona con una prodigiosa memoria y al que yo acudía cada vez que quería averiguar alguna fecha relevante sobre algún tipo de suceso trágico o memorable ocurrido durante su vida y en cualquiera de los lugares donde vivió) siempre le escuché -y luego lo ha dejado plasmado en sus memorias- que sus dos hermanos mayores, a los que no conoció ni él -que era el menor de los cinco hermanos vivos que llegaron a edad adulta- ni el resto, murieron siendo niños como consecuencia de esa gripe. Primero falleció el más pequeño, llamado José, durante la primera ola de la pandemia, el 13 de febrero de 1918 y después, la mayor, Consuelo, en la segunda ola, el 17 de octubre de 1918. Cuando falleció ésta, mi abuela Antonia ya estaba embarazada del tercer hijo que, a la postre, resultó ser la primogénita, nació justo 4 meses después, el 17 de febrero de 1919 y a la que pusieron de nombre también Consuelo, en recuerdo de la anterior hija fallecida.

III.4.- Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento de Mieza

Como dijimos al comienzo de este artículo, las sesiones ordinarias del Pleno del Ayuntamiento de Mieza se celebraban todos los domingos. Hacia el final del verano de 1918 y cuando la virulencia de la pandemia se hizo más intensa, en las sesiones, el alcalde y los concejales debatían y aprobaban disposiciones relacionadas con la pandemia, previo informe de la Junta Municipal de Sanidad, en la que estaba el médico, que recibía instrucciones de la Junta Provincial de Sanidad. En la reunión del domingo 8 de septiembre, día de la Patrona de Mieza, la Virgen del Árbol, se registró en el Acta, lo siguiente: “se acordó publicar un bando prohibiendo el tránsito del ganado de cerda por las calles y término municipal, para evitar la propagación de la enfermedad o contagio que en el mismo existe”. Conforme a lo analizado entonces, el virus causante de la epidemia, era un virus aviar del tipo H1N1-A y, en consecuencia, los animales de la especie porcina, podrían ser transmisores de la enfermedad. Los siguientes plenos ordinarios de los días 15, 22 y 29 de septiembre y 6 de octubre de 1918, no se celebraron por falta de quórum. En ellos el Secretario del Ayuntamiento hace constar que “en este día, lo mismo que en el anterior no pudo celebrarse la sesión dada la enfermedad de los concejales de la pandemia gripal reinante, de que certifico”.

El pleno del 13 de octubre sí pudo celebrarse y en el Acta se recoge lo siguiente: “la corporación municipal acordó se extremen las medidas higiénicas y profilácticas para evitar en cuanto sea posible la difusión de la epidemia gripal reclamando auxilio de la superioridad, haciendo cumplir a los vecinos los acuerdos últimamente adoptados por la Junta Municipal de Sanidad, órdenes recibidas por la superioridad”. En la sesión plenaria del 20 de octubre no hay referencia alguna a la evolución de la pandemia y en la del 27 de octubre, después de analizar la correspondencia y boletines oficiales recibidos durante la semana, se recoge lo siguiente: “la Corporación municipal pasó a ocuparse del estado de la epidemia reinante”. También se acuerda por unanimidad convocar a la Junta de Sanidad para que “ésta acuerde, si las circunstancias lo permiten, la reapertura de las escuelas de ambos sexos, pues es muy de lamentar el abandono en que yace la enseñanza”. Debemos recordar que, por entonces, las escuelas de niños y de niñas se encontraban en el edificio de la Casa Consistorial, que estaba ubicado en el mismo lugar que en la actualidad. En el viejo ayuntamiento no sólo estaban las oficinas municipales, sino también las del Juzgado municipal, la Cárcel, la Cámara Agraria y las escuelas. El nivel de insalubridad y de hacinamiento de las viejas escuelas era evidente, por lo que, en aquéllos momentos era un lugar muy propicio para propagarse la epidemia de gripe. Por ello, y con buen criterio, cuando estaba remitiendo la segunda ola de la pandemia, a finales de octubre de 1918, la corporación municipal estudió la posibilidad de abrir las escuelas de nuevo, después del periodo de clausura determinado desde la aparición de la enfermedad. El edificio con las cuatro escuelas posteriores (muy modernas para la época) y que en la actualidad son locales multifuncionales de propiedad municipal, se construyó, como sabemos, en los primeros años de la Segunda República.

Durante este periodo analizado en el libro de actas (1918), el alcalde de Mieza era Don Manuel Pascua García y, junto a él firman las actas como concejales Don Dionisio Martín, Don Gabriel Martín, Don Baltasar Sánchez, Don Valentín García, Don Sebastián García y Don Vicente Reyes. El Secretario del Ayuntamiento era D. Ulpiano Martín.

IV.- ANEXO DOCUMENTAL

En este apartado se incluyen copias de algunos recortes originales del periódico El Adelanto, copias de la inscripción original en el libro de Defunciones del Registro Civil de algún fallecimiento relacionado con la pandemia y copias de Actas de sesiones del Ayuntamiento de Mieza. Todo ello del año 1918.