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¿Quién conoce a los yazidíes?
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¿Quién conoce a los yazidíes?

Actualizado 21/08/2023 14:06
Marcelino García

«Me vendieron hasta tres veces, pero la última fue la peor: el comprador era un sudanés que nos maltrataba. Meses más tarde le convencí para que comprase también a mis hijos, a los que obligaba a trabajar en la casa o incluso los prestaba a otras familias para que los usaran en las tareas del hogar».

María Ruiz Raigón

Defensora de los Derechos Humanos

Los yazidíes son una minoría étnica con una de las religiones más antiguas del mundo. Se encuentran, entre otros lugares, en el norte de Irak, y en ocasiones comparten territorio con musulmanes, cristianos y judíos. Su prioridad declarada en la vida es hacer el bien. Sin embargo, pese al mantenerse al margen, han sido objeton de varios intentos de exterminio en los últimos años. En el siglo XIV fueron sometidos a una masacre masiva por parte de los mongoles, y durante la era otomana se les impuso una tributación especial que los discriminaba. Asimismo, en la actualidad es la minoría étnica más perseguida por el ISIS.

El último gran ataque fue en 2014, cuando el estado islámico obligó a huir de su tierra a más de 400.000 integrantes de esta minoría por considerarlos adoradores del diablo, asesinando a su paso a más de 5.000 personas y secuestrando a 6.000 en el periodo de dos semanas. 200.000 personas consiguieron huir. De modo que estas personas son forzadas a emigrar a países de todo mundo por el peligro que sufren. Como consecuencia, medio millón de yazidíes vive en Irak y otros 200.000 en países como Siria, Turquía o Irán.

Tras estos últimos ataques en los que se han vulnerado gravemente sus derechos humanos, muchos de ellos han optado por esconderse, por lo que no se conoce el número exacto de integrantes. Dos millones de yazidíes fueron obligados a convertirse al islam y más de un millón fueron asesinados. En 2017, unos 3.300 yazidíes continuaban secuestrados por el grupo terrorista Daesh.

Manal Khalaf, superviviente del último genocidio, explica: «teníamos que avisar cuando se dio el genocidio, porque mucha gente no tenía transporte. Cuando tratamos de huir, el ISIS estaba escondido esperándonos y nos dispararon. Mi padre fue asesinado, el tractor en el que íbamos volcó y me rompí los dos brazos». Por suerte, ella pudo escapar.

Esto implica un gran decrecimiento de personas que practican esta religión, pues la única forma de ser yazidí es naciendo en una familia pura. Haso, otra superviviente, relata: «El Daesh separó a los hombres de las mujeres y los niños. Esa es la última vez que vi a mi marido. Los fusilaron, incluso a los que aceptaban convertirse. Luego hacían subastas, nos daban ropa limpia y nos hacían desfilar», afirma. Los interesados iban ofreciendo dinero para llevarse a su «presa». «Me vendieron hasta tres veces, pero la última fue la peor: el comprador era un sudanés que nos maltrataba. Meses más tarde le convencí para que comprase también a mis hijos, a los que obligaba a trabajar en la casa o incluso los prestaba a otras familias para que los usaran en las tareas del hogar, cargando cosas o haciendo recados».

El ISIS se ensaña sobre todo con los varones, dejando cicatrices no únicamente en su cuerpo sino también en su mente. Solicitan rescates que la mayoría de ocasiones las familias no pueden pagar, por lo que aquellas que ya eran pobres están además fuertemente endeudadas tras verse obligadas a pagar decenas de miles de dólares estadounidenses. Las mujeres especialmente son víctimas de trata de seres humanos. También se las obliga a casarse con miembros de sus grupos islámicos.

Amnistía internacional denuncia que casi dos millones de niños y niñas yazidíes, que han sobrevivido al cautiverio, siguen sin recibir el apoyo adecuado. Pese a que se están haciendo avances, como la aprobación de la Ley de Reparación a yazidíes, se considera necesario que reciban la ayuda necesaria para superar las atrocidades a las que han sido sometidos. Estos supervivientes fueron privados de acceso a la educación formal durante los años de cautiverio. La consecuencia es que muchos menores que fueron capturados renuncian por completo al sistema educativo. No obstante, según los especialistas entrevistados por Amnistía Internacional, la escolarización es esencial para ayudarles a superar su trauma. Asimismo, muchos menores yazidíes han regresado hablando árabe en lugar de kurdo, lo que les impide reintegrarse plenamente en su familia y su comunidad. Por tanto, se requiere una actuación por parte de los países y organismos internacionales para conseguir reparar la situación de esta minoría tan invisibilizada.

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