La Atalaya recupera la capea tradicional de vaquillas en sus XXXI Fiestas de Verano
No se celebraba este evento casi cuatro décadas atrás
La Atalaya ha vivido en la tarde del sábado 12 de agosto un acontecimiento que sólo recuerdan los más mayores del lugar; pueden haber pasado cerca de cuarenta años sin que una capea de vaquillas haya ido en las actividades de las dos fiestas que se celebran al año en la localidad del Agadones.
Los que rememoran este tipo de acontecimiento ya se acercan al medio siglo de vida, tienen un vago recuerdo de niños de haber toreado vaquillas en La Atalaya; los que ya peinan canas, sí que traen a la mente sus años mozos este tipo de eventos en un corral o con cuatro palos que servían de coso taurino. “No hacía falta tanta burocracia y permisos como ahora” comenta uno de los lugareños ya anciano. “se traía una vaca la toreábamos los del pueblo y después servía para hacer una buena merienda” apunta el octogenario talayo.
Los tiempos cambian y en la tarde sabatina La Atalaya era un hervidero de gente de Ciudad Rodrigo y pueblos de los alrededores como Vegas de Domingo Rey, o Serradilla del Llano y del Arroyo, localidades más cercanas y vecinas.
Se fueron soltando de una en una cinco vacas, tres rojas y una negra. Cuatro de la ganadería de El Risco y una de Aldeanueva, todas ellas bien presentadas dando buen juego por el improvisado recorrido que el Ayuntamiento había estado preparando con esmero días atrás. Fue necesario el corte de la carreta que une Vegas de Domingo Rey y Agallas con Ciudad Rodrigo para hacer un embarcadero y conectarlo con el centro del pueblo, buscando la zona más ancha que hizo de coso taurino.
Un bar portátil y otro fijo de la propia localidad calmaba la sed de los cientos de aficionados que soportaban un sol de justicia y una temperatura elevada y reglamentaria en esta época del año.
Cabe destacar que el ganado bravo fue donado por cuatro empresas de la zona y jóvenes del pueblo con ayuda del consistorio talayo.
Las fiestas dieron comienzo el pasado viernes con una barbacoa, dejando la mañana sabatina para los más pequeños.
Tras las vaquillas, el público volvería a llenar la andorga con unos montaditos para todo el que se acercara y terminar hasta bien entrada la madrugada con una discoteca móvil.
Será el día de La Asunción cuando se pondrá fin las XXXI fiestas veraniegas con una excursión al río y una chocolatada con bizcochos para todos los asistentes en la tarde vespertina.