Su centro de día lleva desde el año 2017 ayudando a las personas con trastorno mental grave que más dificultades tienen para su integración social
El Proyecto Ranquines, perteneciente a Cáritas, en un centro de día que comenzó su andadura en el año 2017. Su objetivo es garantizar la atención integral y continuada de las personas con trastorno mental grave que más dificultades tienen para su integración social.
Su perfil de usuarios es muy concreto. Como explica su coordinador, José Manuel Lázaro, “supone que algunas personas de las que atendemos están sin hogar y otras están en situación de alta vulnerabilidad. Pero básicamente ese sería el perfil”. Con ellos, trabajan para “que consigan hacer valer los derechos que tienen en diferentes ámbitos de la vida”.
En la actualidad el centro atiende a 44 personas. Al ser un centro de permanencia libre, los usuarios “vienen, se apuntan, se inscriben en los talleres y actividades que creen que pueden ser más adecuados para ellos o que nosotros le recomendamos”. Esto da lugar a que haya que acuden todos los días y otros de forma más puntual.
Acuden al centro desde las 9:00h de la mañana hasta las 18:00 h de la tarde. “Durante ese tiempo hay talleres de diverso tipo, y sobre todo intervención psicológica e intervención psicoeducativa.”, explica su coordinador. Traban en tres grandes áreas de actuación: el área educativa es una de las más importantes. “Creemos que la salud mental forma parte de un entramado mucho mayor en el ser humano de hoy, y ponemos un ejemplo, es como una soga integrada por diferentes cuerdas. Está en la cuerda de la salud mental y emocional, la salud física, del cuidado del cuerpo, alimentación saludable. Está en la cuerda de relación a las relaciones, sociales sanas y adecuadas… Aquí procuramos trabajar eso en diferentes áreas”.
El tiempo que cada persona permanece en el centro varía, pues cada caso es particular. “Generalmente hemos calculado que está en torno al año, año y medio. Pero hay personas que porque tienen recaídas vuelven a venir al centro, y hay personas que o tienen la alta terapéutica porque realmente han mejorado o porque han sido derivadas a otro centro que se ajusta mejor a sus características”, detalla.
Para llevar a cabo todo este trabajo de ayuda a los demás, existe una coordinación fundamental entre profesionales y voluntarios. En este momento el centro está compuesto por 5 profesionales (3 psicólogas y dos educadores sociales), y por un grupo de voluntarios bastante amplio que cambia cada año. “El trabajo de los voluntarios es muy notable y ayuda muchísimo a cada usuario”. En lo que respecta a esa combinación con los profesionales, “ayuda mucho y tenemos una ventaja, que al estar integrados en Cáritas, una serie de servicios profesionales están cubiertos porque nos ayudan mucho desde allí”, detalla.
El Proyecto Ranquines no para ni tampoco quiere hacerlo, quiere seguir ayudan a sus usuarios. “Nació con la idea de ser una mini residencia, pero dada la situación económica, de momento está parada. Peor una novedad que ya va a empezar, si todo va bien, en septiembre, es la inmersión en el medio rural para abordar problemas de salud mental”, algo fundamental en una provincia como Salamanca. “Dispondremos de una furgoneta y tenemos elaborado un proyecto para acompañar todas las situaciones de problemas de salud mental que existan en el núcleo rural. En coordinación lógicamente con pues otras redes con la red de Cáritas que actúan entre el territorio, con los y las trabajadoras sociales que existen en los ayuntamientos, con el equipo de la Diputación Provincial”, detalla Lázaro.
La labor de los profesionales y voluntarios de Ranquin es fundamental, por eso eso, desde el centro llaman a la sociedad a romper con los estigmas que hay. “Hay una serie de mitos sobre salud mental que están muy extendidos y que no se corresponden a la realidad y hay que terminar con ellos”, concluye.