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La historia de Tito, recuperado de Hepatitis C: “Cuando terminé el tratamiento comenzó mi calvario”
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TESTIMONIO

La historia de Tito, recuperado de Hepatitis C: “Cuando terminé el tratamiento comenzó mi calvario”

Actualizado 26/07/2023 12:24
Vanesa Martins

A punto de entrar en quirófano por un accidente laboral, se enteró de que tenía anticuerpos de Hepatitis C. No sabía cómo se había contagiado y se puso “en lo peor”

He vivido un auténtico calvario”, así describe Tito, miembro de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C de Salamanca cuando recuerda la enfermedad. En el año 2011 mientras se encontraba trabajando sufrió un accidente que le obligó a pasar por quirófano. En el preoperatorio para la intervención se tuvo que realizar una serie de pruebas y fue así como llegó la noticia: presentaba anticuerpos por Hepatitis C.

“De camino a quirófano para mí fue un palo porque llegó el internista y me preguntó, mientras está sacando la cama de la habitación, que cuándo había pasado la Hepatitis C. Yo le dije que nunca y fue cuando me dijo que en los análisis habían detectado anticuerpos de la enfermedad. No supe reaccionar y entré en quirófano con la ansiedad de la noticia”, explica en un paseo por el centro de la ciudad. “En aquel momento todo lo que yo había escuchado sobre la Hepatitis C era terrorífico y conocía a una persona que había fallecido por cirrosis hepática. Me puse en lo peor”.

Recuerda que seguía “aterrorizado” al salir del quirófano. Se lo contó inmediatamente a su mujer e hijos. Todos se hicieron las pruebas igual que su madre y sus hermanos, pero por suerte nadie se había contagiado. “aquella noticia para mí fue un alivio, porque todavía no tenía tanta información como para saber que solo se transmite por la sangre”, recuerda.

Esa falta de conocimiento sobre la enfermedad hizo que un día llegase a la consulta del médico y le preguntase que cuánto le quedaba de vida. “Él me miró como diciendo, pero ¿qué dices?. En aquel momento yo lo único que sabía era que se trataba de una enfermedad muy jodida y que te acababa matando, porque era lo que había oído. Me preguntaba cómo me habría contagiado, que yo no era y fue cuando el doctor me explicó que eso no funcionaba así, que la inmensa mayoría de la gente que se ha contagiado de este tipo de hepatitis lo ha hecho en el Sistema Nacional de Salud”.

Con el paso del tiempo y la información que iba conociendo se dio cuenta que no todo era como decía la gente. Empezaron a realizarle el seguimiento y le proponen un tratamiento basado en Interferón y Ribavirina. “Me explican que apenas había un 50% de probabilidades de cura y que era duro. Yo tenía ganas de acabar con esto y acepté, no me lo pensé”. En ese momento, no sabía lo que tendría durante los meses siguientes.

Tito dice que fue a por el tratamiento “como un loco”, porque quería ponerle fin a la enfermedad. “Recuerdo que llegué a la farmacia y lo primero que me dijeron antes de darme el medicamente es que tenía que pasar una entrevista con la psicóloga. Hablé con ella y cuando terminé de hacerlo ya no quería el tratamiento porque había más contras que pros. Pero bueno, al final fui para adelante”.

Inició el tratamiento, que tenía una duración de seis meses. Los tres primeros no notó nada y los resultados del seguimiento estaban dando resultados. En la primera analítica los resultados le dieron que la Hepatitis C era indetectable ya. “El doctor me decía que era increíble que en el primero ya me diese así”. Como estaba bien siguieron adelante con el tratamiento, pero ahí ya empezaron a aparecer los efectos secundarios. “Empecé a ver cosas muy raras, no me sentía enfermo, pero todo era de la cabeza: oía voces, veía cosas… fue un auténtico calvario”, sigue recordando.

Le quedaban tres meses para acabar el tratamiento y decidióno contar estos efectos y seguir con él. “Sabía que me estaba curando, aguanté hasta el final, pero si lo hubiera tenido que repetir no lo habría hecho".

Acabó el tratamiento, lo contó, pero los efectos seguían. Y estuvieron presentes durante 8 meses más: físicamente estaba bien, pero los ruidos, las imágenes, ver cosas que no había, escuchar cosas cuando estaba en silencio…. Son cosas que no le deseo a nadie. Le llegué a decir a la doctora en una de las consultas que no deberían darle esto a nadie”.

Al contarlo los profesionales sanitarios “me echaron la bronca” por no haberlo contado en cuanto comenzaron, porque así se habría interrumpido el tratamiento, recuerda. La palabra que mejor define esos meses para Tito es “desesperación” porque fueron “unos meses terroríficos para él”.

Esta etapa de su vida es algo que a Tito le ha cambiado como persona. “Yo necesitaba momentos para mí, a solas, adoraba el silencio y ahora lo odio. Quiero y necesito el ruido. El tratamiento para terminar con la Hepatitis C cambió mi modo ser”.

Ahora existen otros tratamientos que funcionan a la perfección, erradican la enfermedad y apenas tienen efectos secundarios o, si los tienen, son comunes como resfriado o dolor de cabeza, lo que supone un “alivio” para él.

Doce años después desde lo sucedido, Tito se encuentra perfectamente. “Una mañana me levanté y había dormido sin escuchar ruidos. Los escuchaba durante el día o en momentos puntuales, hasta que desaparecieron por completo”. Sin embargo, fue una etapa muy dura que marcó su vida y le ha convertido en la persona que es en la actualidad.