"De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero".
(Bejamin Franklin)
"El dinero es una forma de esclavitud, que sólo se distingue de la antigua por el hecho de que es impersonal, de que no existe una relación humana entre amo y esclavo".
(León Tolstoi)
CULTO AL DINERO
¿Qué poder, qué transformación monstruosa ha convertido al dinero en un agente de escasez, y qué hay detrás del oscuro poder financiero? Un joven economista norteamericano escribió: Yo no defiendo la abolición del dinero, porque ese no es el problema, sino las cualidades que hoy le atribuimos. ¿Cómo sería el mundo si el dinero estuviera respaldado por riquezas como el agua limpia, el aire sin contaminar, los ecosistemas saludables y el acervo cultural? (…) el sistema económico está muriendo y matándonos porque hemos convertido al dinero en un dios, y hemos desacralizado la vida de este planeta (…) pero hemos llegado a un punto en que es urgente y necesario hacer nuevos acuerdos sociales y resignificar el poder del dinero”.
El sistema financiero actual es un universo secreto. Un orden en sí mismo. Una comunidad cerrada, que es casi como una secta. y tu trabajo se convierte en un sacrificio personal ¿qué obtienes a cambio? Sí, dinero, pero el dinero en sí no es lo importante, sino lo que el dinero representa: reconocimiento, afecto, poder, incluso amor. Y este es el gran secreto del dinero de hoy: los valores que a él asociamos. Ya no se trata de la cantidad, porque hoy en día, nunca tienes suficiente. Quienes trabajan, sean jóvenes o mayores, suelen ser personalidades muy débiles, muy necesitadas de afecto, con serias carencias de autoestima. El sistema es recreado por las personas que, movidas por amasar fortunas, buscan lo mismo: más y más beneficios sin importar el costo:
Hace apenas unos ciento cincuenta años, la política y la misma economía estaban condicionadas por la religión. Pero entre el siglo XX y el siglo XXI la sociedad cambió: el ser humano empezó a ser menos importante, y todo se volvió más apresurado, más agresivo, más competitivo. Hoy la nueva religión es el dinero (…) pero no solo en el mundo financiero, tanto dentro como fuera todo se ha vuelto tan complejo que es difícil reconocer la relación entre nuestras acciones y sus efectos. La separación se ha acrecentado, y esta es la trampa, porque cuando alguien no es consciente de la relación “causa–efecto” de sus propias acciones la responsabilidad se vuelve una palabra vacía. Hoy los políticos han perdido poder e intentan hacer que la democracia actual encaje con los caprichos del mercado, y no al revés… No hay tal cosa como una conflagración para dominar al mundo y esclavizarlo, pero es más fácil pensar eso, más fácil achacarle a alguien el problema del mundo, porque esas teorías nos quitan responsabilidad… No, el problema del mundo recae sobre nosotros: somos nosotros los que hacemos y alimentamos el sistema monetario que tenemos hoy (…) pero si no hacemos algo, si no implementamos un cambio, las consecuencias sociopolíticas de la crisis financiera pueden ser terribles: la ultra derechista, los ultraconservadores crecerán, pero también crecerán las posiciones “ultra–anti–todo”. Esto es lo que nos debe preocupar. No las pérdidas monetarias. Sino la pregunta que todos deberíamos hacernos: ¿Qué pasa hoy con la humanidad?.
Sin embargo, es muy probable que la contusión económica que vivimos hoy tenga raíces mucho más profundas, después de todo, la humanidad ha aceptado el acuerdo social del dinero, convertido en símbolo de valor desde unos setecientos años antes de Cristo, mientras que la primera institución bancaria —que funcionaba bajo prácticamente los mismos principios de los bancos que conocemos hoy— ya operaba en la Inglaterra del siglo XVII, aunque a lo largo de la historia siempre han existido ya sea emblemas o mercancías utilizadas como divisas de intercambio. El intercambio, entendido como la interconexión y la sana interdependencia, es la esencia de la transformación social; el problema no es el dinero en sí, sino la “cosificación” que hacemos del mundo, de las personas y de la naturaleza en aras de obtenerlo.
No defiendo la abolición del dinero, lo que defiendo es restablecer su función original. En su forma “sagrada”, el dinero representa un instrumento que concentra nuestras intenciones sociales. Es, por así decirlo, el hilo conductor de un «relato social» que nos conecta, el elemento común de una historia, pero no el protagonista en el que nosotros mismos lo hemos convertido. Vivimos atormentados entre el deseo y la escasez porque ese es el tipo de dinero que tenemos. Pero el colapso económico actual puede hacer que empecemos a crear por fin el tipo de dinero que queremos. A partir de ahora, podemos plasmar en nuestro dinero acuerdos que reflejen una nueva correspondencia con el planeta, con las especies que lo habitan, con nuestras relaciones sociales y en general, con todo aquello que consideramos sagrado, es decir, con todo aquello que, precisamente, el dinero no puede comprar; lo que no tiene (o no debería tener) un precio monetario… También podemos seguir así, viendo como nos destruimos unos a otros… la cosa acaba de comenzar… ya lo estamos sintiendo.
Fermín González salamancartvaldia.es blog taurinerías
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