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Efecto Matilda 3: Isabel e Inés
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Efecto Matilda 3: Isabel e Inés

Actualizado 21/07/2023 08:21
Manuel Rodríguez Fraile

Esta semana cruzaremos el océano Atlántico y el Pacífico para aportar algunos datos sobre dos mujeres españolas – una gallega y otra extremeña - afectadas por el Efecto Matilda que, sin embrago, realizaron importantes aportaciones en los descubrimientos de nuevos mundos. Y es que como acertadamente afirmaba Ayn Rand[1]: La pregunta no es quién me lo va a permitir, sino quién va a detenerme.

Isabel Barreto, fue conocida como la Reina de los Mares del Sur y también por ser la primera, y hasta la fecha la única mujer, en ostentar el cargo de Almirante en toda la historia de la armada de nuestro país.

Aunque no hay exactitud en su lugar de nacimiento la mayoría de las crónicas afirman que nació en Pontevedra en el seno de una noble familia gallega (otros dicen que portuguesa), aunque a muy corta edad fue trasladada a Perú.

En 1585, con 18 años, contrajo matrimonio con Álvaro de Mendaña, un experimentado navegante portugués venido a menos al que la unión con Isabel, dama joven, culta, rica y con buenas relaciones entre la clase noble, le resultó muy provechosa.

Fue su joven esposa la que consiguió fondos para financiación la expedición que en junio de 1595 partiría del puerto de El Callao, en Perú, formada por 4 navíos y algo más de 350 personas y con destino a las Islas Salomón, que su esposo había descubierto algunos años antes. Formando parte de la tripulación viajaba Isabel que desde el principio manifestó su firme voluntad de acompañarle, enfrentándose a las protestas de algunos capitanes.

Cuatro meses después Álvaro de Mendaña murió a causa de la malaria y para sorpresa de todos nombró a su esposa Isabel gobernadora de las islas y a su cuñado Lorenzo Barreto, almirante de la expedición.

Pero Lorenzo falleció también a los pocos días por lo que Isabel pasó a tomar el mando tanto en tierra como de la flota, convirtiéndose así en la primera Almirante de la Armada Real española, lo que le ocasionó serios problemas y múltiples sinsabores con los demás capitanes que la acusaban de ser estricta, radical, dura y capaz de ejecutar sin piedad a cualquiera que se amotinara, por otro lado, cualidades que eran muy apreciadas como virtudes necesarias en los almirantes varones.

Durante el viaje a Filipinas descubrirá las Islas Marquesas, pero el viaje resultó muy accidentado y de los 4 navíos sólo el San Gerónimo conseguirá llegar a Manila. Un año después, se casará con el general Fernando de Castro, un importante miembro de la Orden de Santiago, y junto a él viajará hasta México y Argentina.

Pero la envidia, que como afirmaba Napoleón es una declaración de inferioridad; fue el motivo de que el marino y explorador portugués Fernández de Quirós, tachara a Isabel, ante el rey Felipe III, de ser una mujer cruel e inflexible con sus tripulante y los nativos de las islas, por lo que el monarca le retiró el nombramiento de Almirante.

Unos años después regresó a Perú donde se sitúa su muerte entre 1610 y 1612, sin regresar nunca a su patria.

La extremeña Inés de Suarez, es nuestra segunda protagonista de hoy. Nacida en Plasencia en 1507, en el seno de una familia humilde, y huérfana de padre desde muy niña, fue criada por su abuelo, ebanista de profesión y por su madre, popular costurera de la que aprendió el oficio.

Con 19 años se casó con Juan un hombre bohemio y vividor con el que se fue a vivir a Málaga. Pero pronto su esposo decidió embarcarse como soldado a las Américas, concretamente con destino Panamá, para buscar fortuna, por lo que Isabel regresará a Plasencia.

Tras varios años sin noticias y cansada de esperar, consigue el permiso de Carlos V para viajar al Nuevo Mundo en busca de su marido. Le busca en Panamá y en Colombia sin resultado, hasta que al llegar a Lima (Perú) se entera de que había fallecido en la Batalla de las Salinas que tuvo lugar en abril de 1538 entre las tropas de los hermanos de Pizarro y Diego Almagro[2] por la conquista de Cuzco.

Durante su estancia en Lima conoce a Pedro de Valdivia que la convencerá para que le acompañe en la expedición hacia el sur, en la que Almagro había fracasado, y que partirá en 1540. Isabel tenía entonces 33 años.

El viaje fue accidentado, atravesar el desierto de Atacama, uno de los lugares más áridos de la tierra, motivo la deserción de muchos soldados incluso un intento de asesinato del propio Valdivia. Tras once meses alcanzaron el valle del río Mapocho, donde se asentaron y este fue el lugar en que se fundó la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura (actual Santiago de Chile y capital del país) en febrero del año 1541. En todo ello participo activamente Inés de Suarez tanto como combatiente como administradora, siendo la primera española en establecerse en Chile.

La modesta costurera extremeña que viajó a América en busca de su marido, murió con 73 años, en 1580, siendo una mujer muy respetada y de las personas más poderosas y ricas de Chile.

Su historia novelada se puede ver en RTVEplay ‘Inés del alma mía’

https://www.rtve.es/play/videos/ines-del-alma-mia/

El escritor de novela histórica y Premio Planeta en 1987, Juan Eslava Galán, escribió: Cuando uno se pregunta de qué pasta estaban hechos los conquistadores, cabría considerar que también hubo conquistadoras, muchas de ellas mujeres anónimas que apenas han dejado rastro en los escritos, aunque fueron tan merecedoras como ellos de gloria y fama. Y es que el efecto matilda viene de lejos.

[1] Alisa Zinóvievna Rosenbaum, conocida como Ayn Rand, filósofa y escritora de ascendencia judía. Nació en 1905 en San Petersburgo y falleció, tras adquirir la nacionalidad estadounidense, en Nueva York en 1982.

[2] Participando de la conquista de Perú y de Ecuador, donde fundó Santiago de Quito. Se le considera oficialmente el primer español en llegar a Chile

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