Tendencias del fútbol, después de 2023

“La incontinencia verbal de los antigüistas recuerda el proverbio chino que establece que tres cosas no vuelven atrás en la vida: la flecha lanzada, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida”. (Alejandro Mendo, “Futbolescencia”).

Varias tendencias están transformando la cultura del fútbol actual, quizás afectan a la forma en que vemos el juego en sí mismo como a la experiencia futura del juego. En todo caso, lo más llamativo del momento es el “dispendio” económico que están realizando, de nuevo, en la “Premier”, así como la exagerada ostentación de los equipos árabes para configurar una Liga de “plastilina” que soporte su propaganda institucional. Por otra parte, en Estados Unidos también han apostado por revitalizar el fútbol europeo (soccer dicen allí), llevándose nada más y nada menos que a Messi lo que arrastrará a otros futbolistas para que le hagan la laborar “gregaria” necesaria.

De hecho, se siguen prodigando los análisis de datos de los partidos y es posible que la Inteligencia Artificial (IA) tenga aquí un campo de aplicación muy positivo. Vemos como el director deportivo Braulio, actualmente en Osasuna, no se ha decidido a fichar por el Sevilla al parecer porque las herramientas de trabajo en aquel Club están muy supeditadas a las herramientas tecnológicas.

Ya se cita también a la “realidad virtual” por cuanto ésta llegue a sustituir la presencia del sujeto en la grada del Estadio. Claro que si los aficionados se quedan en casa disfrutando del fútbol por las pantallas, algo no va a funcionar a futuro. Porque el público, y se demostró en la “Pandemia”, es un factor imprescindible tanto para el consumo de bienes y servicios futbolísticos, así como para ayudar al ánimo de los futbolistas. Por supuesto, el arbitraje ya está muy asistido por tecnologías “ad hoc”, si bien tendremos que seguir digiriendo la utilización de una manera racional y no tan supeditada como actualmente son los comportamientos y protocolos ladinos con el VAR y otros artilugios “de ayuda”, eso sí el Reglamento necesita fijar mejor ciertos criterios que se han viciado y modificado el espíritu de las Reglas eternas del fútbol.

Pero es fundamental que el fútbol deba evolucionar más positivamente sin caer en el “herramientismo”. Porque lo fundamental debe ser el juego en sí mismo. Ya decía Lillo que lo principal siempre debe ser el filete y no la guarnición que lo acompaña. De tal manera, que lo básico será siempre el desarrollo del futbolista en sus distintos campos físico, mental, conocimiento del juego y otras lindezas de su capacitación.

El libro “Futbolescencia”, de mi paisano Alejandro Mendo, razona profundamente sobre el fútbol antiguo y el moderno en diversos aspectos. Con argumentos de reflexión profunda sin caer en nostalgias del pasado. “Comparto a continuación, un secreto a voces que recomiendo utilizar en caso de emergencia dialéctica. Por definición, todo tiempo hubo de ser moderno para poder ser después catalogado con la prestigiosa vitola de lo antiguo”.

Ya en su epílogo podemos concretar aspectos que tendremos que tener en cuenta en un fútbol futuro: “Seguimos valorando al futbolista por sus acciones desde que pita el árbitro, pero hemos confundido el silbido inicial con el final. Es la ironía del culto “online” en la era de los ídolos ciudadanos. Los referentes deben serlo y sobre todo parecerlo. Mbappéy Haaland celebran sus goles con sinceridad, soberbia y “flow” a favor de cámara. Como si quisieran hacer ver al público que saben que durarán un rato siendo mitos. La nueva hornada de talentos, además de marcarlos a pares, quiere ver sus goles en HD de vuelta al vestuario. Confieso que me tienta escoger nuevos ídolos que sean mejores futbolistas que ciudadanos. Estaré atento cuando pite el árbitro. Silbido inicial, se entiende”.

Dejando Alejandro Mendo una última conclusión que habrá que seguir pensando y desarrollando a futuro: “Así de complejo, irresistible e insondable se presenta el ritual íntimo del balón, suma total y media aritmética de nuestras emociones más puras. La recuperación semanal de la infancia no trata sobre llevar la razón. Un solo denominador común conecta a cuantos vivimos infatuados de la pelota: el peso de los párpados. Livianos cuando todo está por ver. Pesados cuando creemos haberlo visto todo”.