San Benito, patrono de Europa
El día once de este mes de julio celebrábamos la fiesta de San Benito. Antes de la reforma litúrgica del posconcilio Vaticano II, la fiesta se celebraba el día veintiuno de marzo.
El martes pasado cumplíamos 58 años de sacerdocio cuatro sacerdotes salmantinos que fuimos ordenados por el obispo don Mauro el once de julio de 1965. Éramos el primer grupo de sacerdotes que ordenaba don Mauro, que había llegado a Salamanca en agosto de 1964.
Hoy tenderíamos a decir que se eligió la fecha del once de julio por ser la fiesta de San Benito, pero eso no es verdad porque entonces no era la fiesta todavía en ese día. A los que nos habíamos ordenado, nos causaba gran satisfacción que la Iglesia hubiera hecho coincidir la fiesta de San Benito el once de julio, día aniversario de aquél en el que habíamos alcanzado la ordenación como sacerdotes, y lo celebrábamos cada año con una reunión de todos en ese día.
Y, a la verdad que merece la pena conocer y venerar a este valioso santo, que adoptó y difundió en Europa el oficio y la condición de monjes que muchos adoptaron desde entonces, y que puso en práctica y extendió por todo el occidente la conocida Regla de San Benito, que después han seguido todos los monjes benedictinos, como los más cercanos a nosotros, los de la Abadía Benedictina de Silos y la del Valle de los Caídos. Y también en femenino conocemos y estimamos el monasterio benedictino de Alba de Tormes.
El slogan acuñado por San Benito es el de “ora et labora”, “reza y trabaja”. Rezar y trabajar es el espíritu practicado por San Benito y enseñado a sus sucesores, y aun a toda la población, entonces sobre todo rural, de Europa. Así él puso en marcha la condición cristiana de la población europea. Y así se le puede considerar con razón patrono y protector de Europa, como lo declaró el Papa San Pablo VI en octubre de 1964.
También a otros dos monjes hermanos que cultivaron el saber y la condición cristiana de este europeo, San Cirilo y San Metodio, los declaró patronos de Europa San Juan Pablo II. También el mismo papa San Juan Pablo II proclamó patronas de Europa, el 1 de octubre de1999, a tres santas mujeres europeas de gran contribución al cristianismo y a la humanización de Europa, Santa Catalina de Siena, Santa Brígida de Suecia y Santa Teresa Benedicta de la Cruz.
El reconocimiento de San Benito sigue siendo notable en la posterioridad y en nuestro tiempo. San Benito se convirtió en el símbolo mismo del monaquismo latino y occidental, y a él y a su Regla se remitieron las distintas formas de nuevo monaquismo, que han tratado de reformar y renovar la tradición benedictina (valleumbrosianos, cistercienses, cartujos, camaldulenses, silvestrinos, trapenses, olivetanos y otros).
Se creó un premio con el nombre del santo, Benedicto, Benito, que fue concedido al entonces cardenal Joseph Ratzinger (conocido posteriormente como Benedicto XVI), el 1 de abril de 2005. Por otra parte, es notable que su nombre figura en el Calendario de Santos Luterano.
A Benito se le representa habitualmente con el libro de la Regla, una copa rota, y un cuervo con un trozo de pan en el pico, en memoria del pan envenenado que recibió Benito de un sacerdote de la región de Subiaco, que le envidiaba. Gregorio Magno cuenta que, por orden de Benito, el cuervo se llevó el pan a donde no pudiera ser encontrado por nadie.
Disponemos de una pintura de San Benito de Nursia, obra de Vicente Berdusán, ubicada en el Real Monasterio de Santa María de Veruela. Este pintor barroco español representó a san Benito como un anciano vestido con hábito negro y con sus atributos iconográficos más frecuentes: el báculo en su mano derecha y el libro de la Regla en su mano izquierda. No está presente la tradición del famoso cuervo.
Merece la pena conocer, imitar y venerar a San Benito de Nursia. Y también invocarlo en estos tiempos en que la Europa cristiana que él ideó está decayendo. El reto de hacer que Europa “vuelva a sus raíces”, según la expresión del Papa San Juan Pablo II en Santiago de Compostela, está en nuestras manos: “Ora et labora”, “Reza y trabaja”.
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