Además, el valor de la producción cae un 53%, hasta los 850 millones
El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Gerardo Dueñas, ha asegurado hoy que la cosecha de cereal se ha reducido en Castilla y León a 3,24 millones de toneladas, lo que supone un descenso del 37 por ciento respecto a la anterior campaña, tras un año marcado por la "sequía y las altas temperaturas".
Asimismo, según los datos aportados por el consejeros, la cosecha de este año supone una reducción del 52 por ciento respecto a la media de las cosechas de los últimos cinco años, por lo que la Comunidad está ante la segunda "peor cosecha" de este siglo, solo superada por la de 2017, cuya producción fue únicamente de 2,7 millones de toneladas.
El consejero de Agricultura ha explicado, además, que la sequía, las altas temperaturas y los altos costes de producción, por ejemplo los abonos de sementera, que han aumentado un 70 por ciento y el gasóleo un 50 por ciento, han provocado un descenso del valor de la cosecha "de entre un 53 y un 54 por ciento", por lo que se ha quedado en los 850 millones de euros.
Hay algunas zonas que han sufrido más los efectos negativos como es La Bureba (Burgos), caracterizada por altos rendimientos, que ha visto reducida la producción un 46 por ciento con respecto al último lustro.
El consejero ha expuesto que el descenso de la cosecha de cereal experimentado por Castilla y León "es similar" al sufrido en toda España, donde apenas se recogerán 8,3 millones de toneladas, de las que Castilla y León aportará en torno al 40 por ciento, un peso similar al de un año normal.
Como respuesta a estas condiciones excepcionales, la Junta ha adoptado el Acuerdo por el que se declara la campaña agrícola 2022-2023 como "excepcional" y se declara la urgencia en la adopción de las medidas de apoyo al sector agrario.
Se trata de un paquete de medidas destinadas a paliar la bajada de rentabilidad de las explotaciones, dirigidas por ello a mejorar la liquidez de los agricultores y ganaderos y a aumentar la disponibilidad de agua en las explotaciones ganaderas.
La campaña muestra una disminución de la superficie cultivada de cereal de invierno, que asciende a 1,64 millones de hectáreas, un diez por ciento menos que el año pasado y un 12 por ciento por debajo de la superficie media de los últimos cinco años.
En esta superficie ya está descontada la superficie media que se siega para forraje, unas 111.000 hectáreas, principalmente realizada en las provincias de Salamanca y Zamora.
Este descenso se explica por el aumento de la superficie de cereal segada en verde para consumo como forraje y a la necesidad de incluir cultivos mejorantes en la rotación de las explotación con el fin de cumplir los requisitos de la nueva PAC y lo ecoregímenes.
Un año más, el trigo es el cereal más sembrado con 762.000 hectáreas y una producción estimada de 1,64 millones de toneladas, seguido de la cebada, con 704.000 hectáreas y una producción de 1,34 millones de toneladas. Al centeno se dedican 59.000 hectáreas, 83.000 hectáreas a la avena y 30.000 al triticale, cultivos que, en conjunto, alcanzan una producción de 262.000 toneladas.
Las adversas condiciones meteorológicas, principalmente la sequía, han provocado una disminución drástica de los rendimientos, que alcanzan los 1.980 kilogramos por hectárea de media, lo que supone una disminución de un 30 por ciento respecto a la campaña pasada y un 45 por ciento respecto a la media de los cinco últimos años.
Los rendimientos medios de trigo blando ascienden a 2.150 kilogramos por hectárea y los de cebada a 1.900 kilogramos por hectárea.
Ávila, con un rendimiento medio que apenas alcanza los mil kilogramos por hectárea (951 kilogramos por hectárea) es la provincia que presenta la mayor disminución, un 53 por ciento respecto a la campaña pasada y un 65 por ciento sobre la campaña media de los cinco últimos años.
Los rendimientos medios de trigo blando alcanzan los 2.150 kilogramos por hectárea, un 27 por ciento inferiores que la campaña pasada y un 43 por ciento menos que la media de los cinco últimos años.
La cebada ha presentado en esta campaña rendimientos medios de 1.900 kilogramos por hectárea, un 35 por ciento inferiores a la campaña pasada y un 48 por ciento por debajo de la media de los últimos cinco años.
Con los datos de cotización actuales, se estima un valor de la producción de cereales de invierno de unos 850 millones de euros, lo que supone un 53 por ciento menos que la cosecha de la campaña pasada.
Tomando como referencia el mes de mayo, en Castilla y León el trigo blando y la cebada presentan un descenso interanual del 26 por ciento respecto a los precios del mismo mes de 2022.
Analizando la evolución de la cotización desde julio de 2016, se observa que, a partir de octubre de 2020, comenzó una subida en los precios motivada por la situación geopolítica, alcanzando el máximo en mayo de 2022, con 360,5 euros por tonelada para el trigo y 343,3 euros por tonelada para cebada.
Las previsiones de buena cosecha en Europa, Brasil y Canadá apuntan a que continúe este descenso en los precios, aunque es difícil prever la evolución.